Yogananda, Hare Krispy. Collage. GajaKa.
Kant va hacía Canetti (este búlgaro
no tiene miedo, con su profesor Kien (Auto de fe), ¿quién no se incendia, si a su lado está el viejo de K.?
La biblioteca negra de vergüenza, los
poemas de Hermann Hesse.
(El proceso de Kafka III)
Por Gajaka II (desnaturalizado con
voto)
I
K. acostumbraba subir escaleras y descolgarse por
ellas, según lo dice Felice Bauer.
No bajaba escaleras, y cómo hace para bajarlas si siempre va inclinado. En cambio su espíritu no. Las mil
tantas, escalas de las murallas cabras.
Esto es un
absurdo, a quién hoy, qué no sea un viejo inquisidor, le puede interesar el
asunto, ni enredo de chisme del hazmerreir; pero está tan pispo (afeitadito)
este malvado. Aceptado por la Academia de la lengua española, hoy podemos jugárnosla
toda con las preguntas. Poeta madre.
Que te
descuelgas aterrorizado (vinito amarillo, muñeco terco). Y te salen con el
sexteto de Charles Mingus. Profesor Kien, muerto de pánico, no, imposible,
entre 25 mil libros. ¿Pero no son todas sus mujeres, digo las de Hesse, unas esquizofrénicas? Dale al
bajo.
K. reflexiona: siente el cimbronazo adecuado de ataques
invisibles, vaya salen, se hubiera salvado con los bien pretendidos conceptos
de sospechas. Viviendo de prestado no se puede ignorar que estás en el trial desde la infancia cuando
destacaste tu primera letra gótica (la g). Lamido por un lobo expulsado.
II
La casita en
el sueño, vuelvo a ella cada que alucino perfecto. Tiene entrada y sala vacía.
Ah, en la pared: Ancho de hombros, nada
de insecto, insepto, inserboboro. Cada que puede las sonatas de Doménico
Scarlatti. ¿El por qué se casan los hombres por ley si cuando
deviene el místico está acorralado por esa histeria? Los niños son otra cosa, lo
mismo los bebedizos.
III
“Eso”, que no tiene forma, tendrá que
apoyarse en algo, enredo del maligno, de buscarle el contenido orgánico, nada
con el espejo del otro, los primeros hombres en Nueva Guinea, tenían visa derechito al fondo de la cosecha
alucinatoria. Hoy son todos unos desgraciados. Y las hierbas volverán a su
cosmos de dos veces la luna.
La forma de
la desesperación, con todos sus planos, ahí derechito el superhombre
nietzscheano que vemos todos los días. Ahora inyectados.
Lo veo aquí
en El tercermundano, ensayos (Incursiones de un tercermundano en la
ficción del pensamiento) de Jorge
Mario Mejía T., el Mudo Beckettiano, en La
partitura de la serpiente (Ensayo de pensamiento teatral reactivo). Nietzsche
(Zaratustra) y Beckett.
Que si El último hombre es “eso”, El Superhombre, reuniendo
unas condiciones ejemplares para superar lo abismal (su abismo que ya no será
espejo sino sombra), destronando al encantador, la serpiente envenenada, sin
evolución, que no sea lo que es por sobrenaturaleza.
La triste música que todo lo envuelve con su manto de magia. Versión (El tercermundano, según el autor, hoy es
un vejestorio).
IV
Ahora que si
Kant se incendia, era el titulo
original de Auto de fe de Canetti,
era que todos los escritores alemanes estaban en su contra, vivían el Nacional Socialismo cómo amos del
mundo. Kien, su protagonista,
significa en alemán algo así cómo leño. Con una sonrisa pueril murió entre las
llamas de su biblioteca.
V
Kane, el ciudadano Kane también está en este proceso que han vivido todos sus
pensadores en el siglo XX, de ahí que Orson
Welles sea una luz que atraviesa la equivocada raza de los que no pueden, y
solo conservan a la hora de su muerte la desazón primigenia, la escuálida
verdad del deseo.
Gajaka y Ortiz.
VI
Y terminamos
con Hermann Hesse, El lobo estepario, viendo la película protagonizada por Max Von Sydow y Dominique
Sanda, ambos vivos, en aquella magia del hombre civilizado y domesticado
que dicen ser los burgueses, que cuándo confían en el ser maligno, la espada de
su sombra, mueren aplastados así renieguen de los totalitarismos, sin haber
defecado su maldición, y nosotros conservamos esa belleza que se agota con el
animal Baco, y las leoncitas según Pedro Montero. Hesse:
En la niebla
¡Qué extraño es vagar en la niebla!
En soledad piedras y sotos.
No ve el árbol los otros árboles.
Cada uno está solo.
En soledad piedras y sotos.
No ve el árbol los otros árboles.
Cada uno está solo.
Lleno estaba el mundo de amigos
cuando aún mi cielo era hermoso.
Al caer ahora la niebla
los ha borrado a todos.
cuando aún mi cielo era hermoso.
Al caer ahora la niebla
los ha borrado a todos.
¡Qué extraño es vagar en la niebla!
Ningún hombre conoce al otro.
Vida y soledad se confunden.
Cada uno está solo (Hesse), hasta aquí, negativamente sobre cientos de pesos cómo la mentira de la muerte de Dios en Engadina, Zeus conduciendo a los piratas por el Atlántico. La intensidad de la palabra y del olvido.
Ningún hombre conoce al otro.
Vida y soledad se confunden.
Cada uno está solo (Hesse), hasta aquí, negativamente sobre cientos de pesos cómo la mentira de la muerte de Dios en Engadina, Zeus conduciendo a los piratas por el Atlántico. La intensidad de la palabra y del olvido.
Cuándo Bach toca la flauta en su concierto
llegamos a lo sublime, quiénes llegaron se quedaron, los búlgaros al lado de
grandes ríos y mares interiores. Me conduele que Dimitrov no le gane a Federer
porqué lo imita, es su fans trans, y no puedo. Yo casi me reviento.
Y que manda
a decir Teresa que hay muchas
palabras inútiles que son cada vez más horrorosas, dote, gago, voto. Osea, Kafka quería llegar a la conclusión de
que las mujeres no son iguales, a pesar de la valentía de la psiquiatría,
versión. Rosa Luxemburgo no es igual
a Dominique Sanda en nada.
A manera de conclusión, están
abolidos los epílogos:
A O.J.G.
(fue La cantidad hechizada de Lezama
que sacudió el continente), el mudo beckettiano que gana en todo, el filósofo y
poeta platónico de los 70s. colombianos, que ni argentinos, ni brasileros sobre
todo se colarán, no sea qué, ese diosecillo (Demóstenes) en la clase, el Gregorio Samsa en la pared, mientras el Mudo Beckettiano lo mira de reojo, con el rabito izquierdo; me lo restrega en la cara el poeta Ottiz.
Hasta cierta parte de la vida, vale y con, taconeo. Bar L.C. A Angélica en Guadalajara. La pelea es entre sarduystas. J.B.C. y que resuciten el Kamasutra Kalatrava. Y que no se olviden de las horribles palabras.
Hasta cierta parte de la vida, vale y con, taconeo. Bar L.C. A Angélica en Guadalajara. La pelea es entre sarduystas. J.B.C. y que resuciten el Kamasutra Kalatrava. Y que no se olviden de las horribles palabras.
Elmer, el maqrquetero surrealista.
Ah Hare Krispy ahora si.
ResponderEliminarBravo, hay un error.
ResponderEliminarYa lo corregí, era deviene por devene.
EliminarAh, Ortiz por Ottiz.
EliminarPura patafisico.
Que Kafka para abundar.
ResponderEliminarYa lo decía, no servimos para nada.
Me lo imagino
ResponderEliminarCon el rabito del ojo izquierdo, al reves de lo normal sin izquierda.
Y Ottiz con su infaltable look de Pedro el escamoso
ResponderEliminar