sábado, 27 de febrero de 2021

Antología de poetas (Parte segunda) del Churrunguis, con un solo poema, suman 36 en total. Ha dejado de ser un oficio del vitalismo discriminador para convertirse en un ejemplo de vida recreativa,



Los poetas Neoberracos, y su primer recital en el Museo de Queens, New York, 2013. Pedro Arturo Estrada, Gajaka, Noel Jardines, Jesús Blas Comas, Miguel Falquez Certain, y León Félix Batista. Foto de Loli Cienfuegos.

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Cultivando gemelas. foto 101.

*(*)*

Antología II  del Churrunguis (Segunda Parte) de poetas con un solo poema. Como en un festival de poesía internacional, se juntan los poetas mayores con los menores, en su discurso de crítica.

Por Gabriel Jaime Caro (Gajaka)

El deseo se expande… Solo cuando a estado adherido a otro cuerpo. No importa el sexo. Importa “ La nave del olvido”. No es la pose, si claro la florentina, y gana el beso en el cuello…Que más tarde fue exclusivo del cinematógrafo. Si, los polacos inventaron el beso de crucero, y sin mar.

La sopita de sémola de Rilke, hoy lo son de lentejas con salmón. Así no sucumbe el escritor con las narices en el dolor.

Tener en la Muestra del Churrunguis (I y II) hasta ahora más de treinta y cinco poetas vivos, es ese deseo, en garita, que se expande, y no es fascista (si, hay deseo fascista, en la sociología de Friedrich Pollock). Si todavía lo está pensando, pues este es un paso a una edición mayor. Los fascistas no llegan a viejos.

Cinco poetas de Realidad Aparte New York, Noel Jardines (Cuba), IntervalosAlonso Mejía (Colombia), El vino del diablo, Antonio Curis (Uruguay), Soy un ser peligroso, Miguel Falquez Certain (Colombia), Hipótesis del sueño, libro), Norma Wanless (México). Trajearon las dos vidas de la revista, que venía de Lezama, de ahí el neo barroco, la curiosidad neoberraca frente al Dasein.

y Norma Wanless (México, 1930)); solo así aquí en otra realidad más despiadada, la vida que da muchas vueltas, pero nos une la poesía cuando por fin invitan al baile, al baté, el candombé, la cumbia hoy muy del pasado. El corrido de Los tigres del Norte. Juan Sebastián Bach.  El Cementerio de estrellas.

A pesar de lo telúrico, de los con poder y no poder, en la hermenéutica del siglo XX. David Huerta del neobarroco mexicano (cómo su padre del Modernismo). Mariela Dreyfus del Perú con la máquina barroca neoyorkina, el salto sublime desde Kloaca,  nació en los sesentas, mecida en los brazos de Luchito Hernández, por entonces.

La cumbia de Maradona, las clases de aquellos locos acordeoneros. Salidos de una caja de música que sembró Euterpe la sorda. Las danzas flamencas, la autoría de esta música tan emparentada con la poesía barroca. Carolina Zamudio, la poeta argentina que destapa un champagne en medio de la hielera. Envió tres poemas juntos, digamos.

Pedro Chahín, con ese barroco colonial dominicano aun vigente en la supervisión, las Artes Visuales, Nada más lejos del poema que el mercado, dice, las guerras de ultramar, los piratas y los mediterráneos en ahora viscosa merienda, celebrando el Festival internacional de poesía,  su poema largo (Los hechizos de la Hybris)…Y Sonia Betancort, la poeta canaria que vio por primera vez un colibrí en Santo Domingo, maya, su presencia en imagen es como de una danzarina descalza, La sonrisa de Audrey Hepburn, le queda al dedillo, para el humor en su poesía.



Salón Santayana. Foto archivo de Gajaka.


Los jóvenes poetas John Better Armella, la cumbre del barroco gay caribeño, novelista y (A la casa del chico y Limbo), destape evolutivo; esa imagen de género del director de cine guatemalteco, Jayro Bustamante que me recuerda. Con el poeta y guionista de cine, Rafael Urrea (Caleidoscopio de Venus, poemas de transfer cinema); ambos colombianos, descifran las imágenes en el diálogo infernal, reencarnado, un mito a despropósito de otros seres cómo los mayas actuales y los Bacos de la mitología.

El verso libre contra un poder económico descerebrado, ¿qué negocio es ese verso libre? El estuco que libera el gris en la costa. El cine comenzará de nuevo, invento de todos los siglos, a escribirse.

Sergio Plasencia, nicaragüense, ahí está un poeta neoyorkino, casi políglota, un adelantado decía Balboa. Víctor Hernández Cruz, el nuyoriqueño de Nueva York, el poeta banana de los Beatniz del 60. Recuerden que había más de 6000 en todo el país. El poema lo envió S. Tió.

Elizabeth Torres, nuestra consentida poeta, que viene de Umbrella House, y hoy vive en Dinamarca, mi Copa de Copenhague. Destacada artista, ilustradora. Sus poemas son más propios que el huerto de las naranjas.

No se podía quedar en alto mis heteronimitos, y Gabriel del Casal, sacó la cara por ellos (¿><). Escribe T.S.Eliot,  en The Hollow Men, shape without form, shade, without color, /Paralized force, gesture without motion.

A la memoria de Alexis Gómez Rosa

*(*)*

David Huerta



El peso de una chispa

Entro en una gasa letárgica

hecha de fantasma y Purgatorio.
Está detrás de una velocidad de párpado
la fractura de una Afirmación.
Pero yo nada puedo ya afirmar
en esta ensordecedora negociación
de bien, mal, política, moralidad.
Entro y salgo de vestiduras tensas,
la Afirmación me enardece:
debo escoger, tomar partido,
pronunciar una sentencia
y mantener los ojos abiertos.
Entro luego en ámbito
de arenas evangélicas,
veo sombras de manos y huelo
el vibrante viático de mi Hermano.
Salgo a los dédalos del mundo.
No renunciaré a este entrar y salir.
No escucharé las Órdenes. Tendré,
entre los fantasmas y los purgatorios,
sobre el calor de las manos que proyectan
esta sombra de un collar blanco,
la dávida necesaria. Sostendré,
al entrar y salir, el peso de una chispa
que sale de una gota o un río de sangre
-todo lo que me une a esto
y a lo otro, diminutivamente
a mi hermano, al mundo.

 

*(*)*



Sonia Betancort. Desayuno con diamantes.

Sonia Betancort

La perseguidora

A veces sueño que desaparece el lenguaje.

Mi boca es un depósito de tanques de guerra

y los hermosísimos soldados

abandonan la primera línea del paladar.

A veces sueño que el lenguaje huye,

una avería del corazón, el tumor pequeño

que al microscopio revela su caligrafía muda.

A veces sueño una lengua sin frases,

un accidente cardiovascular léxico,

letras que se despegan de la hoja

como patas torcidas, rebobinadas sin tino.

No sé por qué temo morir

y que en mi cuerpo desvanecido alguien lea:

“ausencia de palabra”.

Por qué tanto recelo a la autopsia

de una vida sin idiomas. El mundo

sin su raquítica discusión de vocablos,

mutantes administradores del hueco.

Si no hay lenguaje, ¿qué duele?

La lengua sin boca sorprende en los otros,

La boca sin lengua sorprende en mi cara.

No deseo las palabras sino su contrario,

persigo sin cansancio lo que no puedo decir.

*(*)*

Miguel Falquez-Certain

 

Hipótesis del sueño

And it came to pass, when he had made an end of speaking onto Saul, that the soul of Jonathan was knit with the soul of David, and Jonathan loved him as his own soul.

―First Samuel, 18:1

Let him kiss me with the kisses of his mouth ― for thy love is better than wine.

―The Song of Songs, 1:2

Sin embargo, nunca di cuenta cabal de tu total entrega. Después de todo fui yo quien buscó tu olor a musgo hasta encontrarte distraído junto al bar en las luces opalinas de la tarde. Estabas rodeado de turiferarios que me impedían acercarme; nuestros ojos se cruzaron con paciencia. Al inclinarme percibí los vellos de trigo que formaban abesanas en tu nuca, sentí la marejada de tu aliento, presentí una entrega. Nuestros labios nos mostraron el camino.

Una ruptura reciente me había vuelto vulnerable. Codiciaba tus besos, anhelaba tu cuerpo joven de caña dulce, aspiraba la fascinante sorrostrada de tu ingenua labia. Abandoné todo por tus labios. Con la resolana del verano golpeando las paredes, mordisqueé tus botones hasta arrancarlos y te encontré, sólido y perfecto, en el sudor alicorado de tus muslos, en la transpiración interna de tu ombligo: nos incorporamos en medio de las sábanas con los embates tercos de una lujuria postergada, irguiéndonos en el ombú de aquella tarde irremediable.

La costumbre nos vuelve deleznables. Adocenado y pusilánime, prefiriendo lo seguro ante el azar de lo sublime, regresé al sendero tortuoso pero conocido, a la artritis complaciente del olvido.

Todo me ofreciste y, sin embargo, preferí los requilorios de una alianza insulsa. Un día codicié los besos de tu boca. Ya no existes. Vives en la hipótesis del sueño.

A Magdalena Araque

© 2021 Miguel Falquez-Certain

Publicado originalmente en Usurpaciones y deicidios (Nueva York: Editorial Marsolaire, 1997), en Mañanayer (Nueva York: Book Press, 2010) y en Hipótesis del sueño (Nueva York Poetry Press, 2019)

MIGUEL FALQUEZ-CERTAIN nació en Barranquilla. Es autor de diez poemarios, seis piezas de teatro, una noveleta (Bajo el adoquín, la playa), una novela (La fugacidad del instante) y un libro de narrativa corta (Triacas) por los cuales ha recibido varios galardones.

*(*)*



Foto de la pared del Salón Santayana. Foto archivo de Gajaka.


Plinio Chahin

 

 HECHIZOS DE LA HYBRIS

I

Contemplemos   pues   la obra del reposo

Exhausta en voluptuoso torbellino

Agotada en el racimo de la piel

De un tobillo sacrílego y celeste

Transfigurado

Tardío de azafrán en Circe

Semejante al eje   inmóvil

Que mira hacia Hermópolis   Auker

Como ahogados gemelos inferiores

De altísimos espejos

Porque Ella estaba en ti   oh movimiento

Andrógina drogada bailando entre fulgores

A través de la estructura altiva y desgarrante

De las cosas vacías

Con un palio de pus pintado sobre el seno



Bailaba    Oh Bailaba

Como cisne que florece en el reposo

Agotado fulgor transido de misterio

Ingrávida deidad de convulso paraguas

Zafando el otro Iat del cuarzo limpio

Descansaría inmóvil

En el propio centro de su movimiento

Aislada, parecida al eje

O al punto vertical del exterminio

–variedad celeste del reposo–

Enajenada   imposible

Más altiva que el caos moviendo el aura

Danzando entre sudores para que Auni

Alertara el muslo   la sierpe transformada

Del vigor   la incesante mudanza del celo

Excepto por ese punto, el inmóvil

Punto, no habría danza

¿Dónde retornar    entonces

La diferencia

La vacía otredad arrebatada

El instante    y su agónico exterminio?

 


Allí  solamente hay danza

Excitarse es enajenar la diferencia

Abolir las huellas

Corporizar el aquelarre de lo estoico

Gótica heredad del hueso

El rostro que especula en el ojo y también danza

-la Idea transfigurada-

Y zafa el ojoLa pelvis colgada de un diamante del balcón

 

El baile inmóvil

Como un mantra agonizante

El pecho   el seno   la palma vacía allí

Disuelven el punto detenido    centralizan

El potro erguido de la perfección



Oh melodía    liviandad de fijas formas

Música en las ostras desatadas

Otro mágico Brahms esbelto en el tropiezo

Vibrante de las sucesiones

En fugaz incandescencia y trazo arbóreo

Hechizo del daimon transfigurado

De la carne   don con manía

Hechicera que perece

Sin ascenso ni bajada

Libación pura en el práctico temblor

Instantaneidad    concentración y reposo

Moviendo una pierna en la plegaria de la luz

Y el pubis pascaliano de la ausencia



Oh desdichada temblorosa

Trenza del cuerpo alado de la sangre

Del mágico arco misterioso y loco

Hechicera inmóvil

Hija del fervor y el aquelarre

Púrpura esquizia tendida en otra sombra    liana

Embriagante de la fuga

Lúdico satori alucinado

No aunarás saliva del dedo del paraguas

En reposo

–oh deseosa en cautiverio

erótico misterio del seno intolerable

desbordamiento aterrador   monotonía?–

Tu goce   manantial ciego de llanto prolongado

Mi angustia bajo espuma distiende hacia la llama

Íntimo    socrático

Gnóstico phármakon que libera su danza

 

*(*)*

 

Pinturas de la pared del Salón Santayana. Archivo de Gajaka.


Noel Jardines

 

J. S. Bach y la suite francesa Nro. 5 en Sol Mayor (BMV 816) y András Schiff (a JBC)

 


Allemande

 

Como si (La Vida al empezar) empezar presentara -primero- un tacón funcional y, luego, el collar apretara, al caer, una protuberancia a la que se le aplicará el pie una y otra vez. 

 

Courante

 

No hay que tener valor. Tres colores, dos pasos, varias cabezas porosas, y el canon fabrica el encaje de su velo, y sus dedos, curetaje, la excepción de ese vitiligo por donde la esgrima se escurre. 

 

Sarabande

 

A tientas, asta en el ojo, el zumo conversa con la retina en la cóclea: de costa a costa, crujidos entre negras y blancas rocas, se acercan y pisan bonito los tres: El Padre, El Hijo, y El Espíritu Santo.

 

Gavotte

 

Queda el teclado hermético y de peral dorado su butaca, sans vueltas, lábil marfil, presionada la peluca (roñas, tiñas, y alopecias) hacia el filo de los Alpes si es que el fin es, al cabo, lento faisandaje agujereado de perle. 

 

Bourrée

 

Talón sin fecha. Y a punto de mentir, Gozar y amagar, Amagar y no dar, Dar y reír. Y si se quiere, Cádiz también. 

 

Loure

 

A pesar de todas las reverencias, sospecha, huesos desiguales, el cuello de su armadura, y la expresión del asombro. De soslayo: notas inégales los labios del brete. 

 

Gigue

 

Sin apuros lo que cae, cae. El pie -anacrusa- ensancha a medida que el terreno se va creyendo el tanteo. Una y otra vez, desliz de los cubiertos, por dentro el agua rechina: La mano de Baldovina separó los tules de la entrada del mosquitero.

 

*(*)*


Dirk Bogarde y Rainer Werner Fassbinder. Despair.
 

 John Better Armella

 

El Fantasma de Reinaldo Arenas sobrevuela La Habana
La isla arde en fiebre.

El cuerpo sidado  ahora es territorio del Kaposi y la lástima.
Un vidrio vibra  clavado a un costado de la cabeza  del poeta agónico.
No estará presente  cuando el dictador sucumba.
Pero lo recibirá a la entrada del infierno  con una hoz encendida.
Desde el fondo de la tierra los muertos   esperan  con la boca abierta a que ocurra el milagro.
En el cañaduzal  dos niños se masturban por primera vez.
Las playas han quedado a merced de los pájaros del verano más  voraz.

Una  pavorosa marejada trae con ella  los peores años de la epidemia:
Un semen espumoso.
Una bandada de pelicanos enfermos.
Una balsa hecha de huesos.
Sobre la cresta de una ola de sangre un surfista fantasma arriba con  buenas nuevas de una cura definitiva.
América en la distancia levanta su antorcha para iluminarnos.
En los callejones.
En los subterráneos atómicos.
Las nuevas generaciones hacen el amor.
En los laboratorios eclosiona el hongo de la vendimia.
El fin está cerca.
El deseo, atado.
La paga del pecado es sed.
La sed de un cuerpo que nos conduzca al precipicio

*(*)*

 

Mariela Dreyfus


Coney Island 

 

                  and I am perpetually awaiting 

                        a rebirth of wonder 

                                         

                                        Lawrence Ferlinghetti 

 

 

 

La tristeza es un velo que se enrosca 

en el silencio como un esquife sobre 

aguas turbulentas acaso tibias ciertas 

olas recubren el dolor cuando es estío  

igual tengo la piel tensa también negra  

especialmente si mis pies se aferran a la  

arena y estoy en mi elemento el rumor de 

la especie limo y lima al borde en plena  

orilla siempre por zancudas visitada. Lo 

cierto es que el mar te muestra sin cesar  

su laberinto aquel gran revolcón que te  

devuelve obtusa sin saber cuál es el techo  

cuál el suelo y el desorden se abre sopla 

un viento plácido aunque a veces te corte 

los ojos un cuchillo o el fuego te ronde al 

encender palo de incienso palo santo. Están 

alrededor los materiales el mosto el musgo  

la moña la macoña los días terrenales revueltas  

que se pasó de vueltas trotskista radical y hay  

tantos modos de volver a la inquietud esos  

santa-rímac-hudson de la infancia un domingo  

de tarde cercada por la nostalgia el humo del  

cigarro y el día se te va con una amiga y al 

carrusel asoma el héroe perverso te sientas  

a esperarlo los ojos asombrados resistiendo. 

 

 

 Mariela Dreyfus

(De: Cuaderno músico precedido de Morir es un arte. Madrid: Amargord, 2015)

 

*(*)*

 

Cioran.


Rafael Urrea

 

¡Traigan el Altavoz!

Para amordazados de miedo

mi recuerdo de las madres de Soacha.



Una mujer reclama a su hijo que desapareció una mañana sin explicación.



Por las solitarias montañas de grava amarilla, se ve al fondo la ciudad derrumbándose sobre sí misma.



En un lugar donde los perros son inmensos, y la gente camina deprisa, a bajar a la garganta de grava, donde el humo negro y los sonidos infinitos se tragan a la gente, donde se ven los muchachos desgarbados, sin zapatos, correr a sacar debajo de los puentes su alimento, donde el sol quema y las mujeres raspan las paredes para ilusionarse, para vivir de algo, donde el olor de la quema de basura te hace llorar, después te hace dar rabia, en contraste con un niño que sale con sus botas de caucho, una gorra de dormilón y un busito azul de rayas.



Una mujer canta las historias de los muchachos olvidados

fueron más de 4.000 los que se silenciaron

una noche tras noche fueron entrando en una lista



Y unos se empujaban a otros en la lista infinita

quién escribió esos nombres en el muro que no veremos



Manos de ciego, manos de barro que es polvo

manos de ciego, de sordo, voz perdida

manos que hubieran servido para todo

y sirvieron para esto.



Que todos lo grabaron en la roca infinita

que no lo olvidaremos ni lo vengaremos



Fueron 4000 las almas inocentes

el diario publicó notas frívolas

de cosas que no le interesan a nadie

le preguntó al asesino que opinaba

y el asesino contestó igual que a una vieja pregunta

pero el asesino no se dio cuenta de eso

ni siquiera pensó que una abuela pregunta por su nieto

que venía de trabajar en la cantera.



Fueron 4000 o más y salieron en los periódicos 

vestidos de camuflado

o en las estadísticas como sucios trofeos.

 

*(*)*

 

Carolina Zamudio

 

UNA ISLA DESIERTA

No navegues mis mares,
otros lo hicieron y se ahogaron; puedes verme levitar desde la orilla ‒a veces lo consigo‒,
es un truco no adquirido. Dejo
en todo caso que mires
esa inmensidad que no soy ni tengo tendiéndose de lado sobre la pierna doblada en que sin peso
descansa la mano izquierda.
¿Acaso no oyes las olas que rugen
en el corazón?
En la arena blanca de una sábana
el océano solitario se adormece. Querido, hay mil formas de sobrevivir a las tempestades de mi amor.
Yo duermo y sueño que devoro
todas las costas y caigo
en el sosiego
de una isla desierta.


ESCÚCHAME CALLAR TRAS LA VENTANA

Este es el tiempo, cariño,
un insensato. Hay varias formas
de dejarse ir del mundo. Elegimos pasar el día en este sueño
de peces tras la burbuja.
Ven, escucha
ya casi va amaneciendo
y es dentro de mi piel. Allí un universo se descubre florecido y canta.
No te descuides. Nada,
en realidad, nos pertenece.
Acaso fuimos nosotros
quienes vimos a trasluz
el dejo de un aliento deshaciéndose. Ahí viene el día
y su delirio de celestes;
también, de allí seremos
y haremos del pan
nuestro refugio. Como la sombra
que pronto dibujará otros cuerpos
en esta calle, y otras más
de estos nosotros.
Ven, escúchame callar
tras la ventana.
No es cosa del tiempo,
ese insensato.
Es solo que ahí
va la vida.


CUANDO FUIMOS GRANOS DE ARENA

los ojos clavados en el libro
como el buzo que guarda el aire
en busca de la presa.
Dicen que a ellos el sol se les instala en la espalda y deja marcas,
yo nado por una línea sin rumbo, recuerdo vidas pasadas
en las que el hombre fue un pez
y yo su trofeo. Él poco sabía
aún de mareas ni carnadas,
incluso antes, cuando fuimos
granos de arena amalgamándose unos con otros que ‒como ahora‒
se desprenden de este mar
al sur del mundo
y llegan a la página.

 

*(*)*

 

Lanzamiento de Realidad Aparte 17. León Felipe Larrea, Robertico García, Gajaka, y Antonio Curis.


Antonio Curis

 

 

Desierto de la lingüística

 

Nos enseñaron letras:

primero las vocales

luego las consonantes

nos dijeron que unidas

formaban las palabras.

Las palabras conjuntas

(nos decían)

ayudaban a traducir

ideas.

Ahora nos dejan solos

para siempre

con esta obstinación

infatigable

(terca obsesión frustrada)

¿Qué haremos

con este hatillo deforme

de absurdas dependientes

espontáneas inocuas

crueles canallas torpes

huérfanas insensatas

palabras sin raíz

y sin destino?   

 

*(*)*  

 

Sergio Plasencia


Nocturno en Blue



      .- ¿De quien son estas         cadenas que de mi pecho  arranco?



                                       .-S.A.P.



Yo, Sergio Alejandro Plasencia,

el del dolor acuestas a los pies de la montaña; el que filtró en silencio el derrumbe de los días; el del galope lento en la estación de los caballos:



Indio nicaragüense: amputado, adoptado, ingenuo, dependiente, obediente, derrotado, huí...

y prófugo vague, perseguido por la moral a fiel distancia, loco de amor, y tirano de tantas cosas, vagabundié como un gitano,

haciéndome compañero, amante, amigo, padre, hasta traicionarlo todo como pragmático y secular alumno;

para llegar, con la desnudez del amor puro, a ser poeta,

y finalmente hombre, aprendiendo a quereeeerrrrrmeeeeeeee – a mi mismo - en medio de la urbana selva, minada, ando,

privado y anónimo, de manos abiertas, rompiéndome los huevos, cagándome a gritos,

sepultando a los fantasmas que vienen a mi encuentro,

resucitando mi pasado, a cada paso, ambiguo, perdido,

sin reposo, en marcha tremenda, hacia la muerte - vivo:


Triste o contento, de tesis en mis labios y antítesis en mis pasos, que me pierden,

pues sin pensar camino y al pararme me masturbo,

me duermo, sueño y vuelvo a nacer frente a un espejo

que sonríe cuando lloro,

y de mi rostro solo veo las lágrimas que caen

de mis pobres ojos miopes,

saturados de ternura, infatigables obreros del llanto.



Y desafiando a mi suerte, recojo mis lágrimas entre mis manos

y bebo mi salada cristiandad para vencerla y para que no me joda más, pues se necesitan zapatos con suelas de clavos y cabezas humanas como escalinatas para triunfar en esta vida, de mierda; ¡Lo sé!

pero no puedo ser así



Podré querer ser ateo pero sigo siendo hermano de mi hermano

y le doy mi mano al ciego para que me ayude atravesar la calle

y una limosna al mendigo para aprender hacer buen uso del dinero y de beber al sediento para no ahogarme en tierra firme y de todo eso hago porque no soy un sodomita:



Mismo así me debilito una vez más y me vuelvo a entristecer,

mis lágrimas son tantas que ya no las puedo beber;

entonces pienso, y escribo para no dar el salto.



Esta noche no es por casualidad que me encuentro ante vos, amante de la libertad,

ante ustedes que escuchan mis quejas y ahora conocen mis secretos - amigos anónimos - efímeros - sinceros -

irónicamente en ustedes sin persignarme creo -

mientras confiero a tientas la verdad que la naturaleza esconde, mientras ambiguo aguardo por saber, apenas, mi verdadero nombre:



Por ahora me despido, agradeciendo vuestro silencio,

ya callaré también, y entre la muchedumbre, anónimo,

retomaré el camino de la duda, y me volveré a perder -

adiós.



© Sergio Alejandro Plasencia

Nocturno en Blue.

*(*)*

Elizabeth Torres


State of Affairs

 

He aquí la linea fronteriza.

La raya en vertical donde cruzamos hacia el fin del mundo.

De ahora en adelante una brusca neblina 

carcomiendo las secuencias de cada instante nuestro 

rabia en los huesos 

un rogar

incesante 

por máquinas del tiempo.

 

Atrás las fiestas de los girasoles 

atrás, allá

muy lejos, las anclas de tu barco 

y más allá

el refugio maternal y la ternura 

y en el

fondo de la tierra un secreto: 

nosotros ya

no volvemos. 

nosotros ya nunca fuimos.

 

Cruzamos de la mano a la noche permanente 

el vértigo 

son otros los que miran, 

no saben qué decirnos, 

no, acá la soledad es la respuesta 

a nuestro delirio de poseerlo todo. 

 

Ya ves, he aquí tu presentimiento 

tu risa interrumpida 

tu manantial de sueños ahora inalcanzables 

la casa se partió por la mitad 

la cama se volvió un bosque de animales extintos 

el cuerpo un jarrón roto en el que el amor desborda entre respiro y respiro

y después, la nada

(que no nos toque nunca por favor el olvido).

 

He aquí la espera intermitente de los días

un acechante pánico 

agobiante entrar y salir 

por la memoria de los vivos.

 

*(*)*

 


Víctor Hernández Cruz

 

El Poema de lo Reverso

 

In which everything goes backwards

in time and motion

Palm trees shrink back into the ground

Mangos become seeds

and reappear in the eyes of Indian

women

The years go back

cement becomes wood

Panama hats are seen upon skeletons

walking the plazas

Of once again wooden benches

The past starts to happen again

I see Columbus’s three boats

going backwards on the sea

Getting smaller

Crossing the Atlantic back to the

ports of Spain    Cadiz    Dos Palos    Huelva

Where the sailors disembark

and go back to their towns

To their homes

They become adolescents again

become children                infants

they re-enter the wombs of their mothers

till they become glances

Clutching a pound of bread

through a busy plaza

that becomes the taste

of the sound of church bells

in reverberation.

 

*(*)*

Alonso Mejía

 

La lengua

 

La lengua es una catapulta de aires nuevos,

un laberinto de discordias, de presencias y ausencias

siempre vivas, de emociones que punzan el corazón

urticante del delirio, manicomio de locuras sin fin, silencio

y lucidez, testigo frío, impávido de sueños trasnochados,

de proverbios y decires decrépitos repetidos día a día

a los párvulos para contaminarlos de estulticia y tedio

mientras las babas les consumen el pulgar izquierdo

después de atiborrarse la panza de desechos.

 

La palabra inventa sones para preservar la duración de un coito,

como inventa la algarabía de trinos y ritornelos,

exhibe voces que describen el desdén o la impericia en el vivir,

expele vahos recónditos como las salidas de caracoles infinitos,

que trae cada una emoción encapsulada 

y en ellos me reconozco, me levanto y digo:

¿Qué me impide hablar del can y del turpial, del cazaubón,

que dirige la mirada hacia donde nunca hallará nada?

La palabra, como el beso y como el pan, si no es fresca,

palabreja será, pobre palabra del montón

que jamás sabrá llegar al corazón.

 

 

*(*)*

 

Gabriel del Casal

 

Masaje de pepinillo con kiwi (canción son)

 

Sale, el corazón de terciopelo. Sale, el corazón de terciopelo, sale… Sale el corazón de terciopelo negro. Sale el corazón de terciopelo.

 

Regresa, cuando la luz sea nuestra.

 

Sale, el endriago, salen los dados, sale es el amor. Mi corazoncito de terciopelo. Sale.

 

*(*)*

Norma Wanless



 

*(*)*