sábado, 6 de mayo de 2023

Gajaka extramixtico, vive dentro de un collage, lo único malo es la aplanchada, dado que queda al tanto de su visión pesimista.


La secta secreta, mientras no disparen, en el día de la boda. Mi padre presente, siendo mason racista.

E aquí la conversación con la muerte, con mucho bagaje, esperando el resultado de los que triunfan siempre, los malos, y quieren ser enterrados en campo santo al lado de los buenos.

Por Gajaka Estrasmixtico

Cuerpo entero 

Por dónde se le mire no hay salida, andando el tiempo sordo y ruidoso, descubres casi nada de la vida, el sueño y la esperanza de la convivencia, no me tocan si lo que deseo es desaparecer de esta vida nula y rota del devenir extraterrestre, again. 

Después la luz de la lámpara encendida de día, la otra energía que sale discutida, arrasante te toca y logrando el éxito de tu vida en imagen, no es más que destino y no carrera contra ella, según decía la grande de la Pizarnik, la poeta.

Es un fracaso interminable, el mismo error de convivencia de un político godo y asqueroso como decía mi tía Fanny, que para evitar tibios momentos se declaraba socialista. Si todo se lo daba a los pobres. Y el godo joven prohibía ver a sus vecinos La pasión de Cristo de Mel Gibson.


Con el poeta Lorenzo García Vega, que esa tarde no escuchaba más que el nombre de Lezama Lima. Escribió que yo era Lezama en medio de desagrado.

Ahora cunde el pánico, se revientan las cervices, el alma se achica, y lo que más prefieres es que se elimine a los pensadores de la imaginación, porque a los no pensadores la cuenta bancaria los hace víctimas, sin potasio armado, y nace un nuevo racista, rídiculo por no decir payaso y payasa. Y el mamerto no cambia, que se le va hacer.

Ni con La batalla de Argel cambió, se apoltronó y estudio Derecho para evitar los cambios sociales y su estrategia la acomodó con sus hijos en un país que huele a imperio, el final de un naufragio.

El punto de la ebullición es la cita con los dioses, estos pobres espíritus se conforman con la contaminación mal oliente de los depredadores de tipo humano; que si te comes los restos de esta vida volverás a perro en una nueva reencarnación.


El filósofo George Santayana, joven en Harvard, a finales del siglo 19.

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Con y sin el Buda

Final de los principios, en la conclusión ingobernable.

Ya es tiempo de entrar a una secta secreta, fue lo último que dijo el hombre del amor por decir algo, meterse dentro de uno mismo, a lo Buda, en tu interior esperando una respuesta.

Y como lo haces, lo intentan cien veces, y ahí comienza el campo de lo indecible, más propio de un masajito turco, ahora todo es seudo, ni te imaginas lo qué produce el Hemp, y hasta una dosis de 50 unidades de la D tres para no dormir, no es tu nuevo caso.

Caes en el cinismo, y no lo dejas, apresurate a rasurarte mirando la zarzamora. Tonos naranjados compiten con el blanco eleusino, y el cinismo no baja de gris, gracias a la magra existencia.

Nuestra secta secreta me quito el sombrero. Los pintores, Jorge Posada y Luis Monje, conmigo.  Astoria. 2022.

Quietud completa, encierras las cosas como un muerto, pero ante este silencio, cualquier escogencia es el triunfo contra ella señalada.

La muerte y sus dos pistolas, la carencia de un motor explosivo que ponga a andar esto a cien mil. Pasa la pata, y la garganta, no adivinan el misterio hasta que la pata se te aparece muda.

Mira la fórmula, si sabes bien que la K te envuelve en misterios, la G también, y por supuesto la B, la KGB, que suena a bomba atómica por porfiada. Y teníamos la CIA carismática. Ambos inventaron el secretico, el mismo que no existe en nuestra secta de Me quito el sombrero.

Al amigo carrasquillólogo, que prometió sacarme del anonimato. Mientras me paro de reir.

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