Discurso sin Escuelas, y presentación de un autor, Alonso Mejía.
por Gajaka II
Nos salio de los cojones hacerlo así, con hackers hambrientos; vaya y llenen su barriguita para que sigan actuando de bebes minotauros. Un cuento que se me ocurrió para hablar de Alonso, que comienza con un inquisidor que envía un mensaje a los del Alto: ah uds dos son del Alto? .
Pues vayan llevénle a otro de allá este caprichito del Santo Oficio.
Pero nosotros dos, Vital y Eric, no conocemos a nadie, su honor. Solo vendemos El vino del diablo (último libro de poesía de A.Mejía). Ah, mejor, hay va su dirección, por si las moscas gomelos. Se dice en llamar Bogislao León.
Y qué más hacen? Somos DJs, y semos los mismos de siempre, su honor. Y no son pornostar también? Así no se raja la leña, y apúrate Eric, que vamos para los Altos del Pirineo. No digas nada pero este viejo inquisidor nos va a cagar. Que ganas de joderle la vida a los amigos. Vamos pirámide arriba.
Su honor, Juan Cabezón de Castilla. No te estés equivocando de naturaleza, puede ser otro que se hace pasar por él. Vital que nos vamos a avisarle, y por hay derecho nos vamos todos juntos para Santo Domingo. Que hondonadas, viste cómo me miraba, que nos hubiera llevado a un convento como desdichados.
Al llegar corrieron donde Bogislao y le dieron la noticia; este quedó boquiabierto. Abrió el sobre y vio el requerimiento, al Santo Oficio de Zaragoza. No sabía, Eric, que tenían Oficios en todas partes. Vital y yo tenemos un plan, y hay que empezar a ejecutarlo ahora, que podemos volar cómo gorriones, y tener la luna en todas sus poqueces, o poquedadaes. A mi si que me llevarían, leo a Francis Bacon, el Empirismo.
Yo me voy solo, no Bogislao, nos iremos los tres (trinitarios). Vital cancela en Ibiza y yo dejo a Logroño sin mi papel de irresponsable. Y yo no me le arrugo a nadie.
Y porqué me van a coger, por haber hablado a destiempo del Siglo de oro? De no celebrar el apiñamiento del oro en las catedrales? Con la mujer cómo foco de pecado? Vital salvemos estas presencias en busca de grandes experiencias. Pasemos hacia la tormenta y dejemos ese Dios muerto que chupa sangre en las cuarentenas.
Eric, Vital y Bogislao, llevando morrales con libros y kilos de jamón, se preparan en Los altos a lanzar su grito de libertad de conciencia, y perdersen, en comtemplar la naturaleza, unas veces plana y otras veces redonda; si está bien dicho, mientras tengamos el grito animal.
El inquisidor subió Al Alto, y solo lanzó un suspiro y que las nubes no dejan ver la presa con amortillado, apretada a la mesa, o desapretada razón de no ser... Que lleva a este abismo, fin de todos los atardeceres.
A Alonso Mejía.
***
Caro Gabriel:
D A RIO BELLEZZA
Dario Bellezza è nato a Roma nel 1944. Scoperto e
lanciato da Pier Paolo Pasolini, si è imposto all’attenzione del grande
pubblico con l’Innocenza, romanzo breve presentato da Alberto Moravia.
Ha pubblicato, di poesia: Invettive e licenze (Garzanti,
1971), Morte segreta (Garzanti, 1976, Premio Viareggio), Morte
di Pasolini (Mondadori, 1981), Libro d’amore (Guanda,
1982), Io 1975-1982 (Mondadori, 1983), Serpenta (Mondadori,
1987), Libro di poesia (Garzanti, 1990), L’avversario (Mondadori,
1994), Proclama sul fascino (Mondadori, 1996), Poesie
(1971-1996), Milano, Oscar Mondadori, 2002). Di narrativa: L’innocenza (De
Donato, 1970), Lettere da Sodomia (Garzanti, 1972), Il
carnefice (Garzanti, 1973), Angelo (Garzanti,
1979), Storia di Nino (Mondadori, 1982), Turbamento (Mondadori,
1984), L’amore felice (Rusconi, 1986), Nozze col
diavolo(Marsilio, 1995). Di teatro: Salomè (Libria,
1991), Testamento di sangue (Garzanti, 1992). Di
saggistica: Il poeta assassinato. Una riflessione, un’ipotesi, una sfida
sulla morte di Pier Paolo Pasolini (Marsilio, 1996). Per Garzanti ha
tradotto l’intera opera di Arthur Rimbaud, suo poeta di riferimento soprattutto
negli anni della giovinezza. Malato di AIDS, è morto nel 1996 a Roma.
http://it.wikipedia.org/wiki/Dario_Bellezza
A Pier Paolo Pasolini (italiano)
Non mi rassegnerò
mai alla tua morte.
Sei stato così indispensabile per me, così necessario
che a pensare che la terra più non ti prevede, e la
vita ti ha abbandonato, urlo di un dolore
senza tregua o pace in qualche conforto. L’idea
che non avevi nessuna voglia di morire, pur
se come tutti i poeti la morte l’avevi tante volte
invocata, fino ad esorcizzarla, mi fa terrore.
Non volevi morire, lo so; non così almeno, ucciso,
dilaniato, calpestato, e questo limite assurdo
del destino mi colpisce come una violenza incredibile.
Vieni a dirmi perché sei morto, perché ci hai lasciato,
se esiste Dio in qualche parte del Creato!
Tu solo eri intelligente e padre tanto
da acquietare la mia fame e sete di pianto!
tu mi hai voluto poeta, ed io mi sono reso
tuo schiavo, tu hai difeso in me la diversità
e io ho compensato il mio fare con la tua cortesia
di lettore attento e curioso. Com ‘eri intelligente,
caro Pier Paolo, com’eri strano e misterioso;
come ci hai lasciato qua tutti orfani di un padre
che non volle mai essere padre ma che lo era, negli atti,
e nelle parole, più padre di tutti, più maestro.
Ti ho tradito anch’io tante volte, ma eri così
presente, cosi sempre necessario da dover distinguere
con te ogni riga che scrivevi per non sentirmi soffocato;
ma tu amavi tanto la tua libertà da amare nella tua
quella altrui, e la mia consigliavi amorosamente
distratto e divino.
Non mi consolerò mai della tua scomparsa, e ti andrò
cercando ormai solo in quel pianto che è la memoria
dove non c’è spazio per la vita, o per l’ansia di incontrarti
ancora, a Sabaudia, al ristorante, a casa di Elsa o di Laura!
Vere lacrime mi bagnano le guance, ora, e scrivendo
questa mia testimonianza non mi vergogno di essere
sentimentale. Ci si accorge di tutto
l’amore che si aveva
per qualcuno solo all’atto pratico della sua morte.
Non la volevo, né la prevedevo. E ora che è una realtà
che offende e brucia dentro senza tregua, scusa, caro
se ricordo al mondo quello che, morendo, ha perso.
Una luce, uno spazio infinito di poesia, un cuore
tormentato e quieto nella sua voglia di vivere.
I tuoi nemici avranno gongolato. Uno di meno, hanno
detto. Vergogna! Vergogna! Piangete, ragazzi, almeno
voi la morte di Pier Paolo; nessuno piu di voi può
essere lì dove Pier Paolo voleva vivere e operare.
A PIER PAOLO PASOLINI
No me
resignaré a tu muerte.
Has sido tan
indispensable para mí, tan necesario
que al
pensar que la tierra ya no te ve, y que
la vida te
ha abandonado, grito con un dolor
sin tregua o
paz con algún consuelo. La idea
de que no
tenías ningún deseo de morir, aunque
como todos
los poetas invocaste la muerte tantas veces,
hasta
exorcizarla, me produce terror.
No querías
morir, lo sé; al menos no así, asesinado,
a las
patadas, desgarrado, y este límite absurdo
del destino me
golpea como una violencia increíble.
Vienes a
decirme por qué estás muerto, por qué nos has dejado
¡si existe
Dios en alguna parte de la creación!
Tu eres
inteligente y padre, tanto
como para
calmar mi hambre y sed de llanto.
Mira: te
rindo homenaje con estos fatigosos versos;
tú has
querido que yo fuese poeta, y yo me he hecho
tu esclavo,
has defendido mi diversidad
y yo he
compensado mi hacer con tu cortesía
de lector
atento y curioso. Qué inteligente eres,
querido Pier
Paolo, que extraño y misterioso eres;
cómo nos has
dejado huérfanos de un padre
que no quiso
ser nunca padre, pero que lo era, en los actos
y en las
palabras, más padre que todos, y más maestro.
Te he
traicionado tantas veces, pero estabas tan
presente,
siempre tan necesario para poder distinguir
cada línea
que escribías para no sentirme sofocado;
pero tú
amabas tanto tu libertad de amar
y la mía te
consultaba amorosamente
distraído y
divino.
Nunca me
consolaré de tu desaparición,
y te buscaré
solo en aquel llanto que es la memoria
donde no hay
espacio para la vida, o para el ansia de encontrarte
aún, en
Sabandia, en el restaurante, o en casa de Elsa o de Laura.
Verdaderas
lágrimas ahora me bañan las mejillas, y escribiendo
este
testimonio no me avergüenzo de ser
sentimental.
Nos damos cuenta de todo el amor que sentíamos
por alguien
solo en el acto práctico de su muerte.
No la
quería. No la preveía. Y ahora que es una realidad
que ofende y
quema por dentro sin tregua, excusa, querido
si recuerdo
al mundo aquello que, muriendo, ha perdido:
Una luz, un
espacio infinito de poesía, un corazón
atormentado
y tranquilo en sus deseos de vivir.
Tus enemigos
estarán dichosos. Uno menos, han
Dicho: ¡Vergüenza!
¡Vergüenza! Llorad, muchachos, al menos
vosotros la
muerte de Pier Paolo; ninguno de vosotros puede
estar allí
donde Pier Paolo quería vivir y construir.
***
Alonso Mejía nació en Neira, Caldas. Poeta,
fotógrafo y narrador. Fue coeditor de la revista ilustrada de poesía Realidad
Aparte.
Fue miembro durante quince años de la
tertulia literaria Los Octám-bulos.
Coautor de los libros colectivos Los Octámbulos I y 2.
Ha publicado Signos
errantes (poesía reunida), Muerte de
un ser fantástico (cuentos), Di-versiones (traducciones de poemas), El vino
Del Diablo (poesía) y Blanco y negro (fotografía).
Vive en Medellín.