miércoles, 18 de enero de 2017

El capítulo final, de Hilario Aquiles Luna, es lo único que no está en la Biblia, según usted.



El capítulo final de la no inocencia; tuvo o no tuvo infancia oficial.

Andrés Bello, manicurista. Hilario Aquiles, fogonero (El poema perfecto, casi perfecto no existe, de Hilario, que nació en la provincia argentina de Entre Rios, en 1970). Pelea entre la realidad y el heterónimito. Hilario Aquiles no gastó su vida detrás de una cámara, sino delante de ella. Se mantuvo Colorado todo el tiempo.

El Capítulo final, donde mueren, se encogen como una g, contrafuertes difíciles, cadaverismo, out out, 80 bancos a la redonda en un distrito de Bucarest. Mira, no he podido ser puta.

Con decirte nada mejora, son los años mellizos, más allá del descubrimiento y sus desafíos.

Ku ku, mira le gusta el canto en la escena, aunque no se diga un tis tis siquiera, la forma los enloquece. No puede considerar sus propósitos, eso no es poesía. Al horror, le sale un nuevo Magallanes. Vinos calientes, la jodedera, si te cagas en todo, o no te cagas en nada.

Desde ese 2012, el capítulo final, lleva unas cumbres como fin del resto que se mueven. Hágame el favorcito de una vez. Un tigre en la pared, lo veo desde aquí. Me como las uñas de mi sirenita.

Final, solo una, la de la novena sinfonía de Beethoven, hola, ha vuelto más sordo, y nada que le complace el sistemita, por el gusto de ciertos números, el 12, si el abuelo inca no lo conoció.

Yo empiezo la entrevista contradiciendo al mismo Cortázar, sin uñas, toda mi obra es plana, solo Dizzy la recompone. Si hay un cielo, a donde vaya el fagot, ye yea.

Un capitulo final que lo abarque todo, al final sale perdiendo, lo que dijiste con grandes convicciones, la aplopejía desenrollada. Mejor haber dicho, yo hablé con Godard, y solo 5, no seis, tragándose ese mismo seis, le concede un punto al Dios Quetzalcoald: se le metían por la boca drogadas unas, convencidas otras.



Chabrol, por Lois Siegel, 1977.


El capitulo final, no viene por ahí, es más astrología paupérrima, ronca, corre corre que te cogen, a la larga, se las comía, las uñas con el traje de novio. Sentado en la escalinatas, o en eso, no concuerdo mucho, en el infierno, el que sigue siendo de la química.

Reboloteo, se le aparecieron los papagallos, y este mundo es feliz.




Dick Bogarde y R.W.Fassbinder en Despair.

Antes de quedar paralizado, mi profesora de danza, ha escapado del comunismo, sin nada que ver, que se han apropiado del arte de la música, precisamente cuando la inconclusa aparece en La Edad de Oro de Buñuel, y Shostakovisch, suma a la masa la falta de fondos para el concierto.




Cecil, Cecil, el alma cansada renuente a clavos de olor. Troquele con centavos de plata. Y Hay muchos más bancos en Bucarest, creo que 1300. Así, yo puto, y tu puta, volvemos a nuestra canalla soledad. Runas, tírese de cabezas, la espuma del Ártico, no es la de los ríos del distrito, y se hizo la metáfora, con un guiño percal, hacia lo inusual, morir perfecto.