OPINIÓN1
“Adieu au language” (Adiós al lenguaje), de Jean-Luc Godard: La mejor película del año*.
POR GABRIEL JAIME CARO (GAJAKA) · EN DICIEMBRE 15, 2014
Con todas las de la ley, del cine por supuesto, ya que Godard diferencia el cine de las películas que son cosas bien distintas; asistimos a la proyección de su último filme “Goodbye to language” en tecnología 3D, si, con las gafas tridimensionales puestas para la dicha de ver un filme arte de un autor que a sus 85 años dice adieu, después de 60 años en el cine.
Godard, el suizo, mezcla muy bien el documental con la ficción, y así transcurrieron sus años. Artífice de la Nouvelle Vague (la Nueva Ola) francesa, a la que se unieron autores como Truffaut, Rohmer, Chabrol, y Malle, mas tarde, y de la famosa revista “Cahiers du Cinéma”, con sus obras, entre las mejores del cine, por sus contextos y crítica (a Hollywood) social y artística. Fue la ala de la izquierda. (“Horrorizados estábamos de la Lista Negra”). Moría Truffaut en aquel 84.
Este maestro militó en el maoísmo, sin actuaciones mamertas, ya que el Mayo del 68 ha sido lo más limpio y sobrio del troskismo – comunismo de la post guerra. “Alfaville”, fue un filme explosivo, hoy no tanto por el auge mediático del lenguaje cinematográfico. Agrega Godard, “Me gustó Warhol cuando hizo una película de tres días sobre comer o sobre dormir”. La semiótica en el cine no descansa.
En 1976, deja el maoísmo, después de regresar a la ficción con filmes como “Todo va bien", con Jane Fonda y Yves Montand, y la más irreverente, “Yo te saludo María” (1980), que el Vaticano condenó por difamadora de la figura de la virgen María, y nosotros la veíamos como aproximativa. Yo recuerdo los piques en las puertas de los teatros de Manhattan de carismáticos católicos que pedían a gritos que no entráramos a ver esta herejía.
En el 2010, la academia de Hollywood, le dio un Oscar Honorífico, y cuatro años después se apresta a hacer su filme de despedida, con este trabajo directo y arrebatador l(Adiós al lenguaje), en donde la naturaleza se engarza en imágenes con la metáfora, con participación directa de la visión a cosas que todavía existen, porque la poesía no muere, el ser catapulta su destrucción por otras leyes que la naturaleza ha prodigado en libertades y decadencias del rol que nos toca en esta vida, mientras caduca la resurrección de la carne en el mito de la creación y el libro es la memoria.
Con cerca de 100 filmes, Godard ha quedado satisfecho, pues se ha polarizado en decir que el cine se acaba por las malas películas. No es lo de menos, La vianta. Con su filme postrero, el festival de cine de Cannes que lo detesta, le ha concedido el Premio del Jurado 2014, al más irreverente y noble de todos los cineastas europeos. Porque Lars Von Trier, picó, y el neofascismo lo sedujo, según él, por la droga (pobre bestia).
Para la crítica especializada en las listas y nominaciones, es el mejor filme del año, aunque solo pocos la han visto, por ser un filtro de tecnología no apto para espectadores del aburrido cine fantástico y seudometafísico que abunda por entregas. “Vean a ver como adquieren la peli, la proyección y las gafas, y arman su propio cine club de un solo filme, ah, y de ñapa presentan Avatar, para la irritación”.
A Loli Cienfuegos
*Tomado de www.viceversa-mag.com/category/opinion.
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Poema de Juan Ramírez Ruiz (1946-2007)*
XXVIII
A ti te
conozco terror, te reconozco:
tú preguntabas
por mí, hurgando en mis ojos
con una luna
chueca; y yo a ti te encontré
mirando suelo
y cielo, solo,
buscando mi
error con las dos manos.
Tú querías
matarme con astros bizcos,
tú columpiabas
mi mente expelida por un golpe:
a ti te
conozco terror, te conozco.
Pero si
oscuro va el bosque,
lo que
ocultas (aquí está) va más oscuro todavía:
¡remolino de
hechos que vomita
un incendio antropomórfico,
mi cuerpo
como látigo
se agitaba contra mí
con el peso
del ojo en la mirada!
Te conozco,
a ti te conozco terror;
tú ya no
puedes mi mente columpiar.
*Poema extractado del libro "ASYMETRIES", Antologia de la poesia peruana, Cardbdard HOUSE Press, Indiana, 2014, del que preparamos una muestra con crítica.
Juan Ramírez Ruiz, Jorge Pimentel y Enrique Verástegui, integrantes de HORA ZERO, desde Chiclayo, Perú, 1970. Foto tomada del blog - 5 minutos antes del tornado-
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Martes, 4 de diciembre [1961]
[...]
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Texto: fragmento tomado de los Diarios de Alejandra Pizarnik (Lumen).
[...]
La mano toma el vaso. Lo lleva a la boca. La boca traga agua. Hay bocas que
tragan fuego. Otras, aire. Otras --muy pocas a causa de los prejuicios que aún
sobrenadan-- semen. El agua apaga. El fuego y el semen encienden. A veces se
traga vino: ello apaga y enciende. Pero el ruido de dos autos chocando agudiza
el presentimiento de la muerte. Habrá tres o cuatro cadáveres, algunos
intestinos en carnicería de exhibición, un dedo allí, otro falo aquí. Lo llaman
accidente. También se tose. La sangre es más avara de lo que cree cuando se
trata de toser. Tos prolongada por estertores y náuseas. No es un sonido
desagradable. Pero es el de un hueso rompiéndose. Más desagradable es el dolor
del útero, por ejemplo, a causa del temor a constatar su existencia haciendo
uso del dedo índice. El dedo, allí, parece prolongarse, exactamente como un
falo. Tocar lo húmedo blanco que duele agudamente no es alentador sino todo lo
contrario.Es allí en donde el famoso verso de Esteban Mallarmé y su famoso
hélas final cobra su sentido más hondo y oculto. De allí que una mujer sin
útero sea, a veces, más feliz que un hombre sin falo. Porque si el falo duele
se lo puede vendar como a un dedo y se puede afirmar que un falo vendado no es
una desgracia. También son desagradables la comezón y el prurito anal. Lejos de
la ninfomanía, la comezón y el prurito anal sugieren insectos al que las
padece. Sería necesario poseer más de cien dedos para que el afligido por este
mal halle calma y vuelva a sus cabales. Ni un pianista virtuoso surte
satisfactoriamente las exigencias de su cuerpo si sólo posee diez dedos --los
de los pies no son tenidos en cuenta pues su función consiste en mantener
despierto el sentimiento de culpa de su posesor por no lavarlos a menudo--. Y a
estos dedos nunca se los lava bastante: aun lo raros especímenes que los
cepillan cada día han confesado sentirlos sucios (en el subconsciente).
Por eso hay que beber agua. El agua apaga. Pero no el fuego.
[...]
***
Texto: fragmento tomado de los Diarios de Alejandra Pizarnik (Lumen).