lunes, 26 de agosto de 2019

El poeta filósofo Gabriel del Casal, no fue invitado, ni al simposio de Nietzsche (a sus 150 años), de Pessoa, ni al de Lezama; dicen que por crudo.




No se le ocurre nada en estos tiempos de tiempos, iguales y aburridos, y vamos señor Goethe, cómo Zeus? válgame  Dios. Los chismes literarios deliciosos. Usted cómo Zeus, enamoradizo?

Gabriel del Casal

Iguales, hasta del inca heredero Pachacúte, suena romántico. Vaya el momento en que le dijeron psicópata, lo poco que le importaba ser caníbalesco en carnavales del rey y sus extraterrestres cómo antiguos dioses que perdonan. Sino hablo de extreterrestres, un dado virgen, again again again. En una cinta negra.

Las buenas nuevas en la boca del muerto, los siguientes irán directamente al infierno de la rumba, suena a África negra, no de color, la cofradía de una diosa en el discurso de la boca de la otra.

Que cada uno se perdone, se burle de si mismo, automendicándose, y los chismes baratos primero:

Las políticas de Centro, son más peligrosas que un campo de girasoles en Rusia. Hitler está de moda, sus nietos suman más de 300. Yo puedo ser de Centro izquierda y leer a Saul Bellow cómo Ravelstein.

El punto exacto de leer releer la profecía, y hablando de asesinos que descuartizan estando solos, a niñas de 5 y 6 añitos, ya en público para el sacrificio, en grupo, es delicia y no solo espectador pasivo. De ese público salieron las nuevas individualidades: 

Churchill, De Gaulle, Cristina de Suecia. Perón, el Ché. Los comité de aplausos quedan en las orejas. Si los grandes reportajes, discursos, Kraus, Fidel, Bukoswsky, Miller, Sadat, Borges, Juan Ramón, Trava, Yourcenar, Duras, Wenders, Volpi, Roth, Camus. Chaplin.

Me cuenta Alonso que tiene un tesoro, Ferdidurke, y siento envidia de la buena. Yo recojo las migajas de Quevedo por el ojo chueco. Algo le falta a la vejez, que lo tiene el dulce de leche, y el paraíto de lado con los pies. Pain the reliven.




Qué es lo qué más te gusta del negro (que hace)? Su sumisión a una mujer blanca. La matricula debida y hoy garantizada. La pulsión del conflicto en la comunión ante un Dios hipnotizado. Y lo digo en este plan cosmopolita que no califica a estado ejemplarizante.

El 100 % de los artistas actuales son narcisos, y por lo tanto tampoco califican. Un poeta por país, salva al respetado. Si adquieren la soledad, se preocuparían más por sus juanetes, que echarse a llorar en la menopausia.




La fe fea muda, recontraalterancia (?) lengua de huevo de gallo, ante el mesías que no se baña, ahí la costumbre veraniega, de asaltos al costado inferior (si el mono se doblara), y de Peter Pan superior.

Si los chinos te cogen Alejandro, te hubieran picado. Y hoy todos seríamos banquete para ellos y para los extraterrestres, mejor llamados extramiticos, justo para encerrarlos por sino quieres perturbaciones en tu luna de miel.

Conclusión de la conclusión (la vieja guardia)

No es toda  su obra esa Súmula nunca infusa, de excepciones morfológicas? llegaría Lezama a escribirlas. No es toda su obra esa Súmula? No es Oppiano quién mejor simboliza a Lezama?
José Prats Sariol



lunes, 12 de agosto de 2019

Todavía no salimos del asombro, tocó ir casí empepado, A desechar lo malo, y aguantarse este padrinazgo. Tarantino taranto, en érase una vez en Hollywood II.


(fin de la primera parte)



Sharon Tate

ÉRASE UNA VEZ EN HOLLYWOOD, - de Tarantino? ESTÁ MANDADA A RECOGER. Pues cuídese de no saber ni pio, si solo recuerda Viva Zapata, Tarzán con Gordon Scott. Los sin k.u.l.o. y los consagrados que han creado la nueva raza gay. - Pocas mostraron el k. poca mondá, no era requisito, sino de fresca, la arriesgada (M.M.) (S.T.).

Gabriel Jaime Caro (Gajaka)

Tarantino Taranto, brilló por su academia, todas casi todas las pelis de vaqueros han sido buenas, el tremendo género, que fue llenándose de espaguetis, nuevos gánster, -no ahora que son de México y Medellín, dice Q.T. La vergüenza hecha el Chapo y Pablo. Eastern calentado.

Hollywood tiene el arma para destruir al neonazismo de pinta alemana en USA. Un héroe, Di Caprio, el arma un juguete de play station. Pero es el vivo retrato de nuestra realidad con los tiroteos en las escuelas, y en los conciertos de Las Vegas y Florida. Di Caprio no tiene pinta de sicótico, pero mira a la cámara reconfirmando su papel y su mensaje.

El cine no es el cine de Hollywood, la Academia ha tenido sus escasos doctorados en cine, más bien los ha dejado ir, cómo a Orson Welles, del que se reían, James Age, sobre todo por Otelo y su interpretación. Hoy es reconocida obra maestra, por fuera de Hollywood.

Por dentro más allá del bien y del mal, Tarantino y Guillermo del toro, se han tirado los peos suficientes para pasar por encima de su maquinaria borracha. Unos personajes ovoideos los vaqueros al lado de las diosas del cine, sin camino de regreso, 4 por Texas, nuestra favorita es París-Texas de Win Wenders, la película favorita de Fassbinder,  que no era un western, sino de melancólicos perfectos.

No había visto un guión tan patético o divertido, de un actor y su doble, sobre todo en los filmes de suspenso, de los western, del Oeste mal hecho. Di Caprio es Rick Dalton, un actor de series de televisión, con alto riesgo, el otro papel que hace Cliff Booth, osea Brad, el actor y su doble. Diez años juntos y cómplices,  viviendo al lado de todas las estrellas, las que tienen luz, y las que son la godarria de Hollywood, estoy seguro. El nacionalista de Jhon Voigt, el padre de la Jolie, que puede mirar feo este filme.





Tarantino arma su campo de concentración, ya lo ha hecho en sus casi todos, sus filmes. Parece un escapado de estos campos, y se introduce al laberinto a gozar de Minotauro. Claro que dijo, que le tenía miedo a México y Medellín. Vuelvo y repito, no es mala imagen, lo ubicas y te ríes.

Si el stablishment no se viene abajo, es porque los genios del cine, han establecido su poder y su gloria, y me salió a Almodóvar en España. A punto de chicharrón peludo van a matar a los veganos, a los no adictos y a los adictos que vuelvan a sus puros. Hollywood y su paseo de la fama, no es para dobles, los verdaderos héroes de la victoria.

On nostalgia and bromance, escribió Patricia Montoya, paladiándonos, yo si, yo de lejos, pero yo de cerquita. La cámara quieta como en Eisenstein.  El romance que no tuvieron Paul Newman y Robert Redford en Butch Cassidy. Hay más que todo un ritmo lleno de polvo. Los filmes de Robert Altman, que eran todo un sainete (hermosos filmes hechos por un autor mariguanero).

Las chicas en Érase una vez, están en desventaja, son estrellas apagadas, victimas, ya lo decía Mahoma, Sodoma y Gomorra. Lo reafirmaba, y así Roman Polansky podía tener cuanta chica saliera del bachillerato. Todavía Ingrid Bergman se creía una reina sueca, y miraba con desprecio a los jóvenes actores, era doblemente tonta.




Steve Mc Queens, un ícono del Pop art.

Bueno, los óscares, tiene guión, música, actuación para un ex aequo como mejor actor a Brad y a Leonardo, dirección, y la de mejor película, para Hollywood si, ¿pero para nosotros? Eternamente, no hay bella melodía, todos los boleros de César Portillo de la luz.

Los hombres no son de fresa, sino de apio, y las gallinas vuelan como astronautas solitarias, ¿y los coleccionistas qué?

A R. P.

)Fin de la segunda parte...)





Leonardo Di Caprio.


viernes, 9 de agosto de 2019

Quentin Tarantino, de la banda anarquista de Hollywood, y su historia descuartizada, en ÉRASE UNA VEZ allá.





Margaret Qualley, en Érase una vez en Hollywood.

Érase una vez en Hollywood, Quentin Tarantino; no nos llevó a Woodstock pero si a Hollywood y sus maricas váqueros.

Gabriel Jaime Caro (Gajaka)

Lo que me gusta de Tarantino (Once upon a time in Hollywood) es que sea un maestro del Western Expaguetti, y un director de actores cómo pocos, Fassbinder, Leone, un poco de aquellos detalles de los sesentas, los hippies antihollywood, entrenados para ser asesinos (Charles Manson), el rock que todo lo abarcó y todo lo perdió.

La gallinita Josefina, el rock and roll que al otro lado de la adaptación de la película, empezaba Woodstock 69, arriba las manos, han armado el estudio, por esta vez seremos geniales, Tarantino a Di Caprio, su actor a torturar y este a dar hasta enloquecernos de rabia, con los jugueticos de armas, abajo los nazis. Vi a Teorema, ni cosita que le haya mella al Bebé de Rosmary, primera pelicula de extraterrestres masones de Hollywood (ja).

Hollywood nunca había estado expuesta cómo bio pic, a un soundtrack medido hasta las mejillas acabadas (¿será por el cigarrillo?),  con dos de sus hijos, tres, casi cuatro, artistas preñados por el poder; quién no se deja con Brad, que la sacó del estadio, y con aquellas posturas antidemócratas de los años sesenta, después del asesinato de los Kennedys.

Se odiaban a los hippies cómo a los vietnamitas, pero en Vietnam, digo yo, para armar la polémica. Un gringo llevaba en el subway un libro gigante, al cual subrayaba en amarillo, llamado Vietnam, al lado de su mujer japonesa. Las colinas de Roma de su último imperio. Y qué tal Margaret Qualley, la que le vende el bareto a Brad por 50 centavos.



Brad, Quentin y Leonardo.

Di Caprio (recuerdan cuándo dije que solo decía miau en varios idiomas) que ya tiene su segundo Óscar en el bolsillo de váquero (por este filme), en reemplazo de las novelitas de caballería gringas., con las que se limpiaba Argento contra el spaguetti, que la pudo haber inventado Raquel Welch.

Lo Bueno lo Malo y lo Feo, para Tarantino, su mejor película. Cómo no ganar así, la crítica de un realismo inexistente, lo que existió no es lo que del ser se decía, pero si nuestra propia adolescencia que no era nada.

Nos entristecimos cuando vimos a Sharon Tate, protagonizaba por Robbie, que la íbamos a ver descuartizada, pero la historia verdadera nunca puede ser contada hasta que no pasen cinco o seis generaciones. Hollywood quiere achicar, pero los resultados son un poco de decepción, y Polanski sale desdibujado en Érase una vez


Brad, Al Pacino y Di Caprio.

II (el cine era buenmozo, ahora pasas por una estrella enmascarada)

Para los que no quieren a Hollywood, este esfuerzo mancomunado de montarnos el maquillaje de una época, no la ven, más bien quieren a un Glend Ford más machote que el gay de Leonardo, si comparamos, solo que Di Caprio y Pitt, son repito los hijos predilectos de Hollywood;, se auto flagelaría por ellos dos. Esto piensa un fanático cómo yo.

Brad Pitt, ex Jolie, se sobrepasó; ¿lo haría la computadora todo?...De a donde acá ese sexy de un charlatán, hijo adoptivo de Tarantino, más allá de las buenas películas, su Aquiles en Troya me dejó, lo que sea, seguí escrutándolo, por el ideal, pero es más ideal  Di Caprio que no necesita dobles, por ahora, (The revenat, por ejemplo). El disléxico.

De verdad que los convertibles escogidos daban ganas de llorar, los bonitos corrían por Sunset Boulevard. El retrato hablado del nazismo, para un demócrata en transición, son más que otro título, pero el del sarcasmo con violencia, Bruce Lee, y los tragos que no eran whiskies sino dulces, hace la toma decadente. Te pica el grano, el desgano por el machismo del Oeste, hoy transgenerista.

Erase una vez no tiene comparación sino en el teatro del absurdo, en los filmes de artes marciales, las de gánsteres, aquí una caricatura contra cultural, un Clint Eastwood en motocicleta, se muere de risa en una fiesta con Orson Welles, para cuando la hagan en homenaje, y a Sergio Leone que se murió (Erase una vez en América, considerada una obra maestra, de infartó por culpa de este filme maldito.

Ya sabemos que el Marlboro ha matado a millones de humanos, en este filme nos estremecemos. Si eres víctima del Marlboro, no vas a tener un seguro amigable.




Margaret Qualley en Érase una vez en Hollywood.

(fin de la primera parte)