jueves, 2 de agosto de 2012

Poesía V, 2. Enrique Lihn, un poeta chileno, raro para los que no lo conocen. Marcado por el destino del pretérico imperfecto.



Enrique Lihn, (1929, 1988), una leyenda con pasos perdidos agigantados: Pudo haber dicho: para mi la poesía no es un fracaso, ni mucho menos una enmienda. leamos su poema inédito.


Diario de muerte (inédito, fragmento*

El orden ha seducido mi casa
La Comet que funciona para mi sorpresa
Envuelve todas las habitaciones de calor casí humano
El sistema eléctrico ha dejado de ser un árbol de pascua a la intemperie
Como en un cuadro impresionista
Respiro  un aire de luz difusa
No se ven libros revueltos en la mesa del comedor ni papeles en el
suelo
Mi casa se ha desprendido de ese abandono de las plazas  públicas
Poco frecuentadas
De ese aire de mala vida que me persiguió por todas partes
Mis amigas, aunque unidas a la segunda de la trilogía por hilo que
Es un soplo
Tienen derecho a llave a esta casa a la que me siento unido por ellas
Equidistante de todo
Y de ellas
Toda esta tranquilidad responde como se comprenderá
A la presencia de la muerte en mi casa
II
Prendan y apaguen la luz a partir del segundo piso
Un vecino paga esa cuenta
Y no dejen la puerta abierta
Los malandras creados por el régimen
O degenerados por él
Recorren hambrientos y borrachos la calle Passy
Donde reina la oscuridad
Los del segundo que temen por su seguridad hasta ocho candados
resistirían el asalto y no yo
el licenciado Vidriera
pueden decir que la paranoia es el nódulo
de mi pulmón derecho y la sombra en el izquierdo
sólo quiero que apaguen esa luz que cierren esa puerta.

*Extrato sacado del Poesía chilena de hoy, de Parra ha nuestros días.
Selección de Erwin Díaz, Documentas, Chile, 5 edición, 1992.


Por Gabriel Jaime Caro (Gajaka)

A pasos agigantados es una medalla de Oro olímpica para un viajante, que abandona el sueño común de la gente en su guarida deiforme, con su partido de masas a lo Unión Soviética, ese, y no otro exilio es el de Enrique Lihn, 

poeta chileno, que se nos roba todos los apodos y nombramientos, viajando incómodo por el siglo de Oro, enfrentado al robot fascista más imperfecto del mundo, al director de la Cia chilena, en fin su exilio se acrecentó y lo vemos en Nueva York escribiendo poesía y crítica de arte, el típico maestro del subway, antes en Europa, este chileno de porotos y dele más sopita, el chileno de tenis, hueva, 

“CHILE NO SABE LO PODEROSO QUE SON SUS POETAS A PARTIR DE NERUDA”. Y con Huidobro también, pues tuvimos la suerte de un maestro del surrealismo chileno, Enrique Gómez Correa, que con su obra poética les dio a todos taco y burro. Pero éramos tantos comprometidos, Gonzalo Rojas, le tembló la mano para decirle gordo hijo de puta.

No me une nada, sólo caprichos de autor, por su libro “A partir de Manhattan, 1979, con sus excelentes poemas, escritos en una prosa libre que ha dado pocos maestros entre los hispanos, raro malestar de consagrar las ideas para un manifiesto poético, por Eras o Edades. 

“A Eliot”, un poema que como profesor se le perdona, y  como poeta, genial, conoció al malparido.  Sabe de Rosamel y, de Díaz Casanueva, no le quita ni le pone, los místicos entran por la puerta de la cocina al tenderete.

Algunos títulos: “Batman en Chile”, 1973, “La pieza Oscura”, 1963, “La cultura en la vía chilena al socialismo”, 1971, “Antología al azar”, 1981, “Sobre el estructuralismo de Ignacio Valente”, 1983, “Mester de juglaría”, 1987, “Asedios a Oscar Hahn”; acaso hermanos. “Diario de muerte”, 1989.  Por toda su extensa obra, premio a Uno de tantas olímpicas del poeta griego  Píndaro.

(Ver “bases para una poética de viaje en Enrique Lihn”, por Roger Santibañez).

Vuelve el debate de que un poeta siempre escribe el mismo libro, Lihn que tenía su revista “Carmorán”, incluye fervores temblores muy subterráneos (Atlántida verides), la raza araucana, mapuches de ojos verdes que ni se te atreva injuriarlos con pesadillitas de alcoba.

Un poeta a leer en este Poesía V, 2.

En Poesía V, 3, les prometo a Roger Santibañez.



poemas a partir del libro : “A partir de Manhattan”, 1979

EN EL RIO DEL SUBWAY
Nunca se ve la misma cara dos veces
en el río del subway
Millones de rostros planctónicos que se hunden en el centelleo de la oscuridad
o cristalizan al contacto de la luz fría
de la publicidad
a un extremo y otro de lo desconocido.

VIEJA EN EL SUBWAY
La piel es ya de trapo y empaqueta la carne
desmigajada como si fuera estopa o aserrín.
La cabeza ha dejado de alzarse sobre el cuello rígido
y curvo como un asa; pero viaja en el subway
a velocidades incomprensibles para ella
se deja llevar por esta necesidad, entredormida
aferrada a sus bienes muebles
bultos de un peso que la ancla en sí misma,
semivacíos, más llenos de papeles que de cosas.
Se ha maquillado como todos los días para llegar
amanecida a otra estación de la noche
pintada de rosa y blanco matizados de un lila
natural, esta flor de la muerte
Destino que se desplaza
cumplido pero persistente
hacia una calle en el fin del mundo
Hotel Welfare en Broadway:
una cama como una fosa
para morir en vida.

HIPERMANHATTAN
Escrita para otros
la ciudad con sus mendigos imperiosos
y yo el analfabeto
(los hados me caparon del inglés al nacer)
por la Quinta Avenida, este río del viento
filudo de Manhattan
soy un puñado de palabras lectoras
una hoja que lee su paisaje de letras
arrastrada del viento, el azaroso.
Si el paraíso terrenal fuera así
igualmente ilegible
el infierno sería preferible
al ruidoso país que nunca rompe
su silencio, en Babel.


A ELIOT
Con su redundancia habitual
de nimiedades significativas
el sueño reanuda su discurso
aparentemente torrencial
como quien toca un organillo de feria.
Las manos de ese juglar conocen al dedillo
(pero no pueden reemplazarlas) las piezas de su instrumento:
están sucias de engrasarlas y calafatearlas para cada una de
sus presentaciones nocturnas:
la tosca diestra del mecánico hace disonar el reverso
de la música de los astros y se descorre el telón
deshilachado y mugriento sobre
the thousand sordid images
of which your soul was constituted.
Es una historia vulgar aunque parezca impenetrable
y llena de un material, aunque ordenado, aleatorio.
El director de la escena introduce en ella
la ilusión de la variedad pero nadie ignora sus trucos:
noticias reconstituidas antes de que acontezcan
dominadas por la sórdida monotonía del alma
cien imágenes ilustradas con millones de ecos
que no alcanzan a formar una frase completa
ni una palabra de verdad sino impresiones.
El alma que tan obviamente no cambia al transformarse
es allí el nudo de una trama sexual
El accidente de Edipo
una mariposa sobrexcitada por la luz
Todo mecánico.

J. M. W. TURNER (1775-1851)

¿Quién se baña dos veces en el mismo río?
Se lo preguntó Turner pintando el rio Tweed
y su respuesta fue el globo de la luz
dividido entre el agua y los fuegos solares:
el paso de la luz al fuego y a las aguas.
Este descubrimiento lo alejó de la tierra
como pintor, al menos. Venecia lo esperaba
pero estuvo aprendiéndola durante años y años
pintó primeramente los combates navales
dignos de la Academia
se distinguió en escenas alegóricas: 
visiones de Jacob o de Medea
hizo sus inventarios en el Foro Romano
rememorando a Tito, fue teatral
hasta lo explícito, pero siempre atisbó
a través de esos actos finales su Principio:
en la declinación de Cartago el ascenso
de Turner, el maestro de la puesta de sol
cuya belleza atrae a los monstruos marinos. 
Lo instantáneo, el momento que abrasa las sustancias
y sólo deja el rescoldo del Ser
ese incendio que viene de las nubes y el viento
y quema -desdoblado en las aguas- su imagen.

EL MISMO

Veinte y cinco años de Manhattan no le han agregado
nada a esa cara de provincia
salvo el toque erosivo de la edad, la opacidad
del ojo y el raleo del cabello
Es lamentable o indiferentemente el mismo
de siempre: el buen muchacho
que toma su café a las doce en la calle Ahumada y desaparece
un buen día para siempre, dejando su rastro
en otras memorias.
Parece no haber venido aquí
detrás de un triunfo en su caso imposible
ni por obra de una decisión adoptada
en un momento crítico
ni para cambiar el mundo porque se trajo a sí mismo con todo
el aire de un café, en Ahumada, a las doce
de hace veinte y cinco años
Vino por casualidad y fue voluble
en quedarse: el lugar se le parecía
o así lo creyó y tenía la razón
Manhattan en sí misma carece de realidad
Aquí también en un cierto sentido
no pasa nada.

CATEDRAL NEOYORQUINA

¿De qué planeta frío cayó este aerolito
que no presenta huellas de Dios en parte alguna?
Si bien ya nadie prueba la existencia de Dios
al pie de esta montaña de utileria gótica
no hace falta frustrar el deseo de hacerlo.
La catedral más grande del mundo está vacía
desde que fue el proyecto de esa mera grandeza:
un fruto inmenso pero sin sabor
de la sociedad competitiva
el deseo piadoso quizá de establecer
una gran sucursal del cielo en Nueva York.

EL ESTILO ES EL VOMITO

Palabras que nunca caben en una misma frase
se apretujan en ella
una pandilla de borrachos a la salida del saloon
Y la poesía vocifera excitada por la velocidad
de las asociaciones. Sus adictos
hacen caso omiso de las señales de tránsito
Palabras que se acoplan unas a otras hasta perder el sentido
en esos excesos
El estilo es el vómito.

Otros poemas……


PORQUE ESCRIBÍ


A Cristina y Angélica

Ahora que quizás, en un año de calma,
piense: la poesía me sirvió para esto:
no pude ser feliz, ello me fue negado,
pero escribí.

Escribí: fui la víctima
de la mendicidad y el orgullo mezclados
y ajusticié también a unos pocos lectores;
tendí la mano en puertas que nunca, nunca he visto;
una muchacha cayó, en otro mundo, a mis pies.

Pero escribí: tuve esta rara certeza,
la ilusión de tener el mundo entre las manos
—¡qué ilusión más perfecta! como un cristo barroco
con toda su crueldad innecesaria—
Escribí, mi escritura fue como la maleza
de flores ácimas pero flores en fin,
el pan de cada día de las tierras eriazas:
una caparazón de espinas y raíces

De la vida tomé todas estas palabras
como un niño oropel, guijarros junto al río:
las cosas de una magia, perfectamente inútiles
pero que siempre vuelven a renovar su encanto.

La especie de locura con que vuela un anciano
detrás de las palomas imitándolas
me fue dada en lugar de servir para algo.
Me condené escribiendo a que todos dudarán
de mi existencia real,
(días de mi escritura, solar del extranjero).
Todos los que sirvieron y los que fueron servidos
digo que pasarán porque escribí
y hacerlo significa trabajar con la muerte
codo a codo, robarle unos cuantos secretos.
En su origen el río es una veta de agua
—allí, por un momento, siquiera, en esa altura—
luego, al final, un mar que nadie ve
de los que están braceándose la vida.
Porque escribí fui un odio vergonzante,
pero el mar forma parte de mi escritura misma:
línea de la rompiente en que un verso se espuma
yo puedo reiterar la poesía.

Estuve enfermo, sin lugar a dudas
y no sólo de insomnio,
también de ideas fijas que me hicieron leer
con obscena atención a unos cuantos psicólogos,
pero escribí y el crimen fue menor,
lo pagué verso a verso hasta escribirlo,
porque de la palabra que se ajusta al abismo
surge un poco de oscura inteligencia
y a esa luz muchos monstruos no son ajusticiados.

Porque escribí no estuve en casa del verdugo
ni me dejé llevar por el amor a Dios
ni acepté que los hombres fueran dioses
ni me hice desear como escribiente
ni la pobreza me pareció atroz
ni el poder una cosa deseable
ni me lavé ni me ensucié las manos
ni fueron vírgenes mis mejores amigas
ni tuve como amigo a un fariseo
ni a pesar de la cólera
quise desbaratar a mi enemigo.

Pero escribí y me muero por mi cuenta,
porque escribí porque escribí estoy vivo.


Los poetas y escritores chilenos: Enrique Lihn, Alejandro Jodorosky, y Roberto Bolaño.