Aproximaciones a este ardid: del barroco cubano al estructuralismo francés.
"Soy una hoja en el árbol de Lezama". Heredero es también el que, en el relámpago de la lectura se apodera de esta soledad, hablando de Lezama.
García Marquez dijo: que era el mejor escritor de la lengua aunque el menos leído. "Escribir es pintar"*. (1937-1993).
Por
Por
Gajakananda extramitico, más bien escoba varanda,
antifalansterio, la cosa que uno imagina sacadas de una caleta de suerte y fuertes códices, a la entrada del jardín hermético de Shansuilanova, acabado constructivo en mi jardín vecino.
^*(Notas sacadas del prólogo a su obra poética en Fondo de Cultura Económica, por Gustavo Guerrero).
EPITAFIOS
DE SEVERO SARDUY.
I
Yace aquí, sordo y severo
quien suelas tantas usó
y de cadera abusó
por delantero y postrero.
Parco adagio -y agorero-
para inscribir en su tumba
-la osamenta se derrumba,
oro de joyas deshechas-:
su nombre, y entre dos fechas,
“el muerto se fue de rumba”.
Severo Felipe Sarduy Aguilar, escritor
cubano.
Camagüey, 25-02-1937; París,
08-06-1993.
Cementerio de Thiais. París.
II
Aquí
reposa burlón,
ángel de la jiribilla,
el mago de la cuartilla
y hasta del más puro son.
Un trago de rón peleón,
un buen despojo, una misa
y un brindis seco y sin prisa
para aplacar a los dioses
ausentes, sino feroces:
¡Al que se murió de risa!
III
Volveré, pero no en vida,
que todo se despelleja
y el frío la cal aqueja
de los huesos. ¡Qué atrevida
la osamenta que convida
a su manera a danzar!
No la puedo contrariar:
la vida es un sueño fuerte
de una muerte hasta otra muerte,
y me apresto a despertar.
IV
A Rafael Rosado
Un epitafio discreto
pero burlón nos hermana
ante la nada cercana
que ya no tiene secreto
para nosotros. Decreto
de una deidad rezagada
que se vengó. Apolimada
quedarás, vuelta ceniza;
un coágulo por camisa:
muerta pero no olvidada.
V
Que remolona eres, muerte
para asestar tu castigo
_ aquí reposa un testigo-.
Asombra, y hasta divierte
verte laboriosa y verte
parca, desaparecer.
Al goce de obedecer,
a la vértebra jocosa
cerco de ceniza acosa:
ese es tu modo de ser.
VI
Feroz, como un latigazo
de podredumbre y andrajo,
el violento escupitajo
de la muerte. No hay abrazo
más fiel ni a más largo plazo.
Dos fechas como sudario
de estilo seco y sumario:
mi confesión anatema.
Joya, colofón y emblema
del barroco funerario.
VII
Que den guayaba con queso
y haya son en mi velorio,
que el protocolo mortuorio
se acorte y limite a eso.
Ni lamentos en exceso,
ni Bach; música ligera:
La Sonora Matancera.
Para gustos, los colores:
a mí no me pongan flores
si muero en la carretera.
1992
Severo Sarduy