Por aquí anda el desgraciado de Heidegger (mión). Fenomenologísta hasta los treinta años.
por
Gajaka II
Para una marioneta qué se le van las luces, y retorna descolorida, un libro en este mar de tempestades secas. Es un hombre, o es una mujer, vamos al grano Tennessee (con Honey), el mar y la playa, corta todas las tangentes.
Es un frenesí sin protagonismos, la cola del rasero, ante el anuncio de sus olas incipientes, que ni te atrevas a volverlo a invocar sin el toque de realismo. Siglo 19.
Solo atina a pensar mientras atraviesa la ciudad desierta (esto está mandado a recoger) con una vieja Cannon (también).
Nos envejecemos papiricamente viendo sin nobleza de caballero; porque todos vienen del Báltico.
O de Nigeria. El regalo de un marco para la foto, exige su momento de pertenencia a la vida independiente ya.
Mueve los instantes cómo Pitágoras, piedra en mano, tumultos del innombrable aparente, por lo tanto inmanente, que grita y suda, y baila flamenco.
Teresa y León, en el celebrés de sus 88 anitos.
Poema a Manuel Puig II
Me enteré por un grupo de profesores de colegio bachillerato, que han votado para que no se lea El Quijote más, porque es aburrido y difícil de engullirlo.
Ese duende que se postra a tu llamado lastimero, por si acaso, ya han pasado las degeneraciones, las que aturden.
Hoy eres un paraguayo fugado, un Venezuela sentenciado, ante las amenazas de los mafios que obligarán a las chicas bajarse la falda más abajo de la rodilla.
Si levanté la cabeza de la cama para hacer crespitos, sin una bomba más cerca del tiempo, lo agrede la falta de música en la imnombrabilidad, para que prepares la cena de augures.
El discurso pude ser, el animal gana.
La preñó con o sin forro, pensaría soy un poeta desnaturalizado, de esos mecánicos de la feria mundial. Mientras la vieja clase entierra todo el dinero en los socabones renancentistas.
Guacala mensa proba. Un bisturitazo, prenda las lámparas, llegó el viejo hermético comiendo hierbas del remoto. El ómnibus.
La nueva vida de las vírgenes rotas, es dejar de ser majas, y comer menos pan, aunque al atormentado espíritu poco le importa volverse un payaso o meretriz.
Me quedo con los bizantinos que se bañan sentados con estropajo. Los otros no, son modelos para la fachada de la muerte, y con los ríos que otrora suspiraba.
Hoy la tableta es la manzana de la discordia. Estamos conectados, somos una sustancia otra la misma, y así sí me como un dedo atrofiado de princesa.
Baste decir que no ha nacido un reggio reguetonero como Bob Marley, ni una actriz en la intimidad cómo Romy (se enfureció con Fassbinder, porqué este le dijo ladrona de cocaína).
Comas y Gajaka en el Rey Juan Carlos. N.Y. 2016.
a su dimensión
Es el ser indiscutiblemente en toda su dimensión: ojo, si no ha dado pasos, presa de esa limosna de la carne descompuesta, es el ser que se va nivelando, y vuelve al foco. Si no ha dado pasos, póngalo de animador.
Yo aguanto esos pasos largos que lleva el maestro, esperando los cortos, para ir más cómodo y sin maratón. Propuestas del sacro y del tropo al bardo encanecido.
El expatriado que vuelve cómo Kundera, es porque es de más allá pasando por su patria chica, y la palabra sancho Sancho panza.
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Al memorioso túmulo que sella/oh, noble don Luis! - aquella parte/que en el cielo no pudo ser estrella, de Elegía a la muerte de Góngora y Argote, por Don Agustín Collado del Hierro,
Rilke y Valery.
ahí eres Gajaka II.
ResponderEliminarNo problema.
Si, ni tres, ni cuatro.
ResponderEliminarCreo que ahora si me convenciste. Hay que tener mucha probidad para arrastrar estas verdades remotas, ahora si, pero, es difícil entender que los fashos también escriben, porque a la larga son solitarios.
ResponderEliminarNo se si me hago entender, querido.
Dali era un solitario empedernido y monárquico.
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