jueves, 9 de noviembre de 2017

Gonzalo Rojas, el poeta más exquisito. que se le va de las manos a nuestros escasos lectores de poesía, y siempre presente: La Mandrágora de Chile.





Descenso a los infiernos

Yo no descanso nunca. Yo no tengo reposo
porque me estoy haciendo y deshaciendo.
Soy la lengua incesante del mar que anuncia el éter y el abismo.

Mi palabra anda en boca de todos los amantes
que descuartizan su alma por los besos
para honrar con su llama la acción de la semilla.

¿Por qué veo a los hombres en catástrofe?
¿Por qué los veo presos
si siempre fueron libres, con las alas cortadas?

¿No soy hijo del hombre? ¿No soy parte del día?
¿No soy sobreviviente de otros ojos vaciados,
ojos que hace mil años se abrieron en el niño
que era mi propio cuerpo?

¿No heredarán mis ojos los hijos de mi canto
hasta hacerse otra vez un niño misterioso
que llorará ante el mar sin poder comprenderlo?

Me paseo furioso,
cortado en dos mitades milenarias,
como el gran mar que tiene dos cabezas erguidas
para mirar arriba y abajo la tormenta.

¿Dónde empieza y termina la pasión de mi cuerpo,
libre de la mentira? ¿Es mi sangre la estrella
del movimiento, sol de doble filo,
en que lo obscuro mata a lo confuso?

Me alimento de sangre.
Por eso estoy hundido,
en esa posición de quien perdió su centro,
la cabeza apoyada en mis rodillas,
como una criatura que vuelve a las entrañas
de millares de madres sucesivas,
buscando en esos bosques las raíces primeras,
mordido por serpientes y pájaros monstruosos,
nadando en la marea del instinto,
buscando lo que soy, como un gusano
doblado para verse.

¿Es la pasión la forma de mi conocimiento?
¿Son mis ojos las manchas
del aire? ¿O es el aire padre de la mentira?

El sol, todo este sol que me desvela al fondo de las últimas formas
con su estallido inexplicable,
me está poniendo ciego de mirar lo perdido.

Yo veo por mis actos mucho más que a través de mis visiones
que mi ceguera es parte de la total videncia,
cuya luz me fascina con sólo obscurecerme
debajo de esos soles ociosos y enredados
que componen los días de este mundo.

Mi obscuridad se sale de madre para ver
toda la relación entre el ser y la nada,
no para hacer saltar el horizonte,
ni para armar los restos de lo que fué unidad,
ni para nada rígido y mortuorio,
sino por ver el método de la iluminación
que es obra de mi llama.

Así vivo en lo hondo de mis cinco sentidos
mil años boca arriba y otros mil boca abajo,
pues necesito entrar a saco en cada cosa,
sembrar allí un volcán y dejarlo crecer
hasta que estalle solo.

Yo no explico las causas como si fueran flores
encima de una mesa llena de comensales,
mientras suena la música.

Oh miseria del hombre,
desde hace miles de años
la mentira es el único cadáver
que contamina el éter de las cosas:
el cadáver sin fin, ese pelo infinito
que aparece en el punta de la lengua.
Ese pelo de muerto que cae de la noche,
nuestro peor cuchillo,
que nos corta los ojos con dulzura.

Me imagino que todos los cobardes
viven de la mentira,
todos esos que buscan
los principios debajo de las piedras,
seres que no son hijos de sus obras
sino esclavos del miedo.


De La miseria del hombre, 1948.

***

Fábula moderna

La Vaca Racional tiene los ojos de la envidia,
el cuerpo de una bella mujer, y por su baba
se expresa la miseria de los hombres.

Si, por fortuna, un día, nace el Árbol que viene al mundo libre,
distinto de los árboles que lloran su esclavitud en el paisaje,
y florece, y da fruto -natural testimonio de la naturaleza-,
la Vaca Racional palidece y murmura.

Y convoca a los puercos en su alcoba:
"Este Árbol no es un Árbol, les dice. No da flores ni frutos.
Este Árbol es un animal sanguinario
que no existe en el aire ni en la tierra.
Es un error visual, causado por el miedo de la noche.
No disfrutéis su sombra. No respiréis su oxígeno".

Pero el Árbol existe. Trabaja para todos. Los alimenta a todos.
Es capaz de morirse cada día por salvar a los otros de la muerte.
Por darle aire a los muertos, es capaz de vestirse de locura.

Lo que la Vaca Racional no podrá perdonarle
es el misterio que está inscrito en cada una de sus hojas,
donde pueden leer solamente los pájaros.

Ella vive esperando que un rayo parta el brillo de su copa,
pero el rayo es el alma de este cuerpo.
Vive afilando su hacha y la arroja de frente o de perfil
sobre la piel del Árbol. Pero el filo es un beso en su mejilla.

Entonces, se alza lívida de cólera. De cólera de histeria:
-"Este Árbol es un árbol,
es hijo de otros árboles, pero es un enemigo
de los árboles. Quiere encadenarlos al suplicio de la tierra.
Ya sabéis que he intentado arrancar sus raíces y volcarlo,
y convertirlo en barco, en casa o ataúd. ¿Por qué los otros árboles
son seres serviciales y prudentes, con que se labran sillas y ventanas
para mirar el mar, y cantan en silencio la humedad de su congoja?"

-"Vedlo ahí. Le hemos dado la lluvia y el verano suficientes
para su crecimiento, y se ha burlado de nosotros
usando sus pulmones para sembrar la alarma en los esclavos"

-"Vedlo ahí como un rey cuyo trono fuera el viento
haciendo oir su voz, llevando el remolino
al corazón de todos los que fueron un día mis lirios predilectos".

-"Vedlo ahí, vomitando su fuego por las hojas.
¿Qué hacer para evitar a nuestras hijas la posesión y el arrebato,
la tiranía de este cuerpo invulnerable
a la vida y la muerte?"

Ya presa de su celo y su locura, la Vaca Racional
congrega a sus amantes y vecinos, y decide la suerte
de ese Enemigo que prefiere la posesión de la tierra
a dormir en la alcoba de sus vicios manchada:

-"Bello es el Árbol. Nunca he visto tan singular belleza
en el corte del aire. Tan divina Apostura.
Sin embargo, sus hojas no son originales, pues ellas me recuerdan
la alta filosofía
de los árboles griegos y alemanes.
El porte de sus pétalos tiene el color de los arbustos de Oriente.
Veo que por su savia discurre la corriente de los árboles clásicos,
de los árboles del Renacimiento,
veo en su esencia el bosque caballeresco y mágico;
en su médula veo la luz desesperada de los suicidas lengua afuera,
en su corteza el adjetivo arrugado por el fuego.

Como veis, yo tenía mis razones:
este Árbol no es un árbol. Es una suma de influencias
de soles y de lunas, como un día cualquiera,
y por lo tanto su raíz es una amarra en el vacío".

-"Vamos a su montaña, y le diremos lo que pensamos de su orgullo".
La venganza en los labios
-la fruición de lo débiles-,
a la luz de la luna
toda una caravana subía por el monte.

Todos iban felices,
dispuestos a matar a Pedradas el Árbol.

Primero iban los sordos, después los ciegos y los mudos.
Después iban los frailes. Luego las poetisas, es decir, las rameras.
La lista interminable de los hermafroditas de cine y de café.
Atrás iban las viejas que hacen versos, los periodistas amarillos.
Por último, los médicos, los profesores y abogados,
es decir, los comerciantes de este mundo y el otro.
Todos iban cojeando, y despedían una especie de baba por la cola.

Cuando llegaron a la cumbre,
donde el Árbol vivía y respiraba como siempre,
se quedaron inmóviles ante la dignidad de su hermosura.

-"Que hable la Vaca Racional, Nuestra Madre, clamaba el auditorio".
Sentáronse en las Piedras y aguardaron en vano el manantial de su elocuencia.

Y murmuraban:
-"¿Es posible que Nuestra Madre nos haya abandonado?"
-¿Tú la has visto a lo largo del cortejo?"
-¿Por qué calla?"
¿Habrá muerto de vejez, o de miedo?"
-"No. Parecía joven y fuerte, como el Árbol".

Entonces vino el Viento
y le dijo: "Volved
vuestros ojos adentro de vosotros.
Cese todo el escándalo. Mirad.
Ya duerme vuestra madre su muerte merecida.
Os la robé en mis alas, y la colgué de su maldita lengua
de Madrastra del Mundo".

De repente,
alguien vio que una sábana -mitad aparición y mitad túnica-
pendía de una rama bajo el viento.

Era el cuerpo, ahorcado por la lengua,
de una mujer hermosa.

Pronto la abrieron y la hallaron
tan horrible y monstruosa
que todos los presentes vomitaron hasta el último pelo de sus vísceras
pues lo que no era llaga
eran moscas pegadas a las llagas.
Escrito con su pus, se leía en su frente:
-"Arrojad mi cadáver a los perros del asco.
Yo fui la Perversión y la Mentira".

No hubo temblor. Ni se partía el cielo.
De pronto salió el sol por la copa del Árbol.
Pudo verse un instante que el Árbol era un hombre
y que la concurrencia sólo eran sus ideas,
porque no había nadie en la montaña
sino las últimas estrellas
y el aire era una inmensa pesadilla.


De La miseria del hombre, 1948

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Aproximaciones o el amargo tache de las conversaciones, postrados ante los siglos ausentes, y con esto, el reverbero ya no tiene alitas traídas por Medea.

Gonzalo Rojas tan parecido, tan gemelito de Chaplin, y Comas igualitico a Rojas, en nada controviersen, buscándote entre elásticos pliegues, y si es verdad toda esta poesía, que vendan los cuadros antiguos, pero no mi encuentro con ese Uno, del que yo hablo y hablo y no digo nada.

Tomo la décima, y reparo en tu ausencia. Si era verdad que repetía la consabida partida, de un no decir ante La Mandrágora chilena, sino el automático estilo de los sueños en el calidoscopio. Braulio Arenas, Teófilo Cid, Enrique Gómez Correa, y Jorge Cáceres. Otra cosa que pensara en el comunismo con Allende.

Gabriel del Casal
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Braulio Arenas

Cáceres

Sin recurrir a las ventanas
sin asomarse a las panoplias
sin colgar frutos de los árboles
sin cortar en dos la noche
sin esperar el buen consejo
sin recurrir a las ventanas
sin propender a los relámpagos
sin asomarse a las panoplias
sin atisbar el mes de enero
sin decidirse a abrir la puerta
cuando se fue Jorge de viaje.


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Enrique Gómez Correa



MANDRÁGORA, ARTE POÉTICO
1
Al toque del relámpago
Sacad de paseo vuestro espíritu
Hacia los acantilados del mundo exterior
Tomad la primera palabra que salte sobre el labio
Y lanzaos con ella al infinito.
El mundo es una invención de poetas
El poeta es una invención de la palabra
Y la palabra es el perfil del sueño.
Que el hombre se busque en su obscuridad
Que viva en sus mitos
Que dé rienda suelta a su locura.
Es siempre ese juego de peligros
Ese ir y venir de lo inteligible a lo ininteligible
La necesaria presencia actual de la inefable
Que se nos va que se nos va
Y que por un golpe de azar reconocemos y capturamos
En la angustia de la mañana en la angustia de la tarde en la angustia de la noche
En fin comprendes
En plena soledad.
2
Razón para reír razón para llorar
Que el ser viva sumido en el sentimiento y aún en la idea
Que le destruya el alma.
Que se aparte de su razón que se aparte de su instinto
Sea como el ruiseñor de la soledad
Sea alto invisible nostálgico
Pise sobre la yerba del placer.
El amor a lo desconocido
Le trae una sed le trae una garganta
Le habla con ternura con furor
Con el deseo de la sobrecogedora aparición de la bella desconocida.
Y es ella que se afirma en lo negro que soy yo
En mi amor en su amor
Que supone que es mi amor
En acto de presencia.
3
No será el sonido de la palabra
Sino el sonido del mundo el sonido de la realidad pavorosa
Quien me lance a la isla atormentada del conocimiento.
Será el fuego interior
Que lo transforma a uno de repente en hoguera
Y lo hace girar sobre sus talones
Como el pasado imaginario gira alrededor del presente imaginario
Que es el futuro.
Es la consecuencia de la pureza de tu corazón
Le dice una voz al oído
Es tu propio ser que se vuelve en contra de ti mismo
Eres tú en acto de videncia.
Y así la puerta se abrirá
La puerta errante en los cielos del atardecer
La puerta junto al cielo
La puerta que es el ojo del infinito.
Despegándose de mí mismo
El ser poético me induce a la transfiguración.
4
Y se cantará con una voz extraña
Con un pulso a duras penas sostenible
Hablará con los fantasmas
Con la sombra de los fantasmas.
Un bosque azotado por los relámpagos
Un relámpago azotado por el mar
Un mar azotado por el delirio
Un delirio azotado por uno mismo.
En el amor seremos el Uno y el Todo
El Tú y el Yo en el Mí
Comparables al destello de la violencia
A ciencia cierta el espíritu de la Mandrágora.
5
En vano habrá de llorarse
Los objetos permanecerán inmutables en las envolturas esenciales
Se gritará en la noche se gritará en el día
Y por último terminaremos gritándonos al oído
Que la noche y el día son el eco del uno y el otro.
Entonces la libertad estará en vuestro corazón
Mientras el espíritu esté preparado para renunciarlo a todo
Aún al amor al perfil del amor.
Abandonaréis vuestros temores vuestra casa
Vuestro pan cotidiano
Abandonaréis la vida abandonaréis la muerte
Abandonaréis la idea del adiós.
Será la revancha de vuestro corazón
Negando la noche negando el día
Destruido el ser
Disuelta el alma misma en la eternidad.
Y entonces
Entonces estaréis en la poesía en lo negro
En el calor sombrío de la mandrágora
En el espíritu entonces entonces
En el espíritu dispuesto
Como para saltar de un segundo piso.
En pleno día, 1948.
---------------------------------------------
Teófilo Cid

Canto Primero

La soledad es un reflejo de las horas dichosas 
Por su espiral las zonas blancas
Que aparecen como causa de las negras 
Vierten en la hondura su compacto mecanismo 
Y los recuerdos calzan zapatos puntiagudos 
Sobre el cojín de las sienes apagadas.

La soledad es un estanque con faunas de alcohol 
Millares de pálidas tribus de nicotina
Canoas frágiles de sed 
Y un cielo que interceptan nubes ebrias.

Vencido por sus aguas hojarasca soy 
Árbol de río de azúcar 
Lluvia angélica tostada por el sol 
Mi soledad es un paraguas que se quiebra 
Como un trozo de voz.

En torno a su eje 
Brillantes lagartos trepan 
Y hay siesta en el trigal.

Yo recuerdo una mañana sombría 
Exactamente equilibrada para aquellos años 
De extenuación y niñez 
Los faroles temblaban bajo el remo de la lluvia 
Yo miraba, yo miraba
Un bello témpano de amor tendido junto a mí.

Pasé la mano sobre el dorso azul 
Y vi que los astros eran tiernas dependencias 
De mis oídos 
Que los sonidos de la luz eran dulces vertederos 
De palabras de amor 
Y creí sentirme mixto puente de dos pieles 
Para cruzar aquel gran río, aquella ancha ría 
Que había entre los dos.

Oh mía entre las mías 
Ilumina el resplandor 
E1 negro hálito de adiós 
Que yace en toda boca 
Ilumina mi verdor 
Las praderas que en los besos reverberan 
Con sus vacas y sus méritos actuales 
Oh amiga, oh virtuosa de la fuga 
Que hoy te encuentre nuevamente en mis palabras 
Creada por instinto de cansancio 
O por valor. 


De: Camino del Ñielol



12 comentarios:

  1. ??????????????????????????????????????????????????

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  2. Gonzalo Rojas, premio Cervantes.

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  3. El maestro de la prosa poética. Que historias y que cuentos embriagantes.

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  4. Grande Grande el manifesto tardio de Este manifesto de la Mandragora.

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  5. anonimo sin animo de lucro16 de noviembre de 2017, 7:14

    el atávico Gajaka prepara maleta con bikini y burka
    para su festivalero viaje a Repubica Dominicana, la gira
    incluye visitas a Altos de Chavón en la Romana, a la playa Juanilo en Punta Cana,
    a las Dunas de Baní en Barahona, a Puerto Plata, mas un viaje relámpago al Cibao
    en la búsqueda del legendario salami rococo

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  6. también buscará el delicado salami el Decamerón Negro de la Rosa

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  7. la especialidad de Gajaka son los festivales en África subsahariana, donde no llega
    ni la mismisima María Farazdel, Palitachi

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  8. Y cuándo no, manifiesto tardío de La Mandragora.

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    1. Gómez Correa, uno de mis poetas favoritos

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  9. http://trianarts.com/paul-celan-corona-de-la-arena-de-las-urnas/#sthash.p3gQWpJk.dpbs

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  10. Ay Gajakita, te mereces eso y mucho más , allá tu con tu risa de Demóstenes, clave: rara
    Objetivo: Santo Domingo

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Gracias por los comentarios enviados con tu cuenta de Gmail, y por enviar textos para esta secta abierta de la pequeña Andrómeda con cebollas en el mundo celeste. Si no la tienes la puedes sacar inmediatamente. Textos pueden ser enviados a gajaka@hotmail.com. e hilario.aquiles@gmail.com