jueves, 3 de diciembre de 2015

Pedro Arturo Estrada, poeta colombiano, un viaje entre místicas resistencias, el pesimismo en la lid poética y el aforismo deconstructivo..



Paradiso 11.


Pedro Arturo Estrada, 1956, Girardota, nace muy cerca de Medellín, donde se encoge se hace cañon el valle de Aburra, donde El señor caído, con los símbolos derrotados, la carita de ángel, qué más? extraterrestres, la muerte desde el murito para el niño, los versos que rimados dan al traste con nuestra personalidad.
                      

Gabriel Jaime Caro (Gajaka)


Una poética despersonalizada por las terribles endechas del pasado, al ver la muerte, temprana e inútil, al mago y a la maga. Yegua al mediodía. De tremenda inquietud, aparece por los caminos místicos, los de allá, osea al otro lado del espejo. No hay místico solitario, escribía Michel Tournier.

Y el amigo de mis amigas, de mis amigos, Punto Seguido, José Manuel Arango, que bien lo describía con los mismos versos de Pedro Arturo Estrada: El sueño mal soñado de la juventud, y ahora busca saber, qué de verdad nos pertenece, qué de verdad hemos perdido?

Con poetas de nuevas camadas o canapé, @pésimo la ardilla, los manifiestos postnadaistas, sobre todo los sensibles, la apoyatura a un monumento de soberbios, en Colombia. Al lado de su hermana Lucia Estrada, la poeta tocada por el imposible, lo innombrable, la lengua de la Estigia, los que venían de Siglótica, y estos con los de Señales en la Hoguera, Carlos Bedoya, Raúl Henao, Jhon Sosa, Luis Fernando Cuartas, El Mudo beckettiano, Gustavo Adolfo Garcés y Gaceta de la U.DE.A. Oscar Gonzalez, Margarita Cardona, Carlos Enrique Ortiz, Carlos Eduardo Peláez. Gabriel Jaime Franco, Revista Prometeo y su Festival Internacional de poesía. Todos con pelo de la fuerza o del remedo, éramos más santos que los curas.

Con lecturas precisas para grandes homenajes, y estos desparpajos neoyorkinos, viajan incómodos por las escasas mesas deproporcionado, con agallas y en el lado más habitado la risa hija de la filantropía. Seudológica decantado, sin necesidad de mandárselo a decir con nadie. 

No bien admira a la poeta Mercedes Roffé. Es uno de nuestros críticos de cabecera, cuando se rompe la testa, ahora poeta desde las oscuras y desiertas tierras de New Jersey. Fue publicado en Realidad Aparte (Segunda Vida). Ha escrito varios ensayos y prólogos a nuevos autores.

Recientemente dos libros, uno antológico (Blanco y Negro), Book Press, N.Y., 2014 y Monodias. El profeta en su tierra, el Ulises de más de 24 horas, se me oyé decir en mis sueños encaperetados. El truco de lo monocorde, con lo poco pedido a sus dioses, promete una fauna pero de hombres amados (Desde siempre la monocorde voz que canta en el vacío  -Bruno Salomón) con sutiles artificios, por completo una metamorfosis animal forzado y virtual.

Aparece en la antología de relatos El hilo de la Memoria, de Book Press, 2015, con su texto llamado El diablo en la biblioteca.

Antes había publicado Fatum, Colección Autores antioqueños, 2000, Locus Solus, Sílaba editores, 2013. Premio Ciro Mendía, 2004, y otros.




De, Monodia,

Poemas de Pedro Arturo Estrada

Selección del libro Monodia, 2015 (Letra & Co, New York).


Yegua del mediodía

No lo creeríamos del todo:
por un instante, tal vez el único aún,
todos los nombres agolpados
todos los rostros amados
estallándonos dentro

imposibles
rompiéndose también con nuestros huesos
ardiendo bajo la piel,
atomizados en el aire que relumbra
en espasmos finales

Ni una palabra más
Ni un abrazo
Ni el adiós deseado

Astillados en el vuelo
vertiginoso de lo blanco

De súbito devorados
por una sola llama

—un mismo fulgor.


Babel

una grieta en el seno de lo dicho
                               -Mercedes Roffé


Y tantos libros, tantos nombres
desbordando la estrecha memoria de un mundo
hecho sólo de ráfagas de presente

Y volver a leerlo todo para nada
Y volver a escribirlo todo para la muerte

Espuma y viento, mares de tinta que revientan
contra los acantilados de la noche

Y al fondo en la soledad de su cubículo
el último hombre, el último poeta

salvajemente mudo,
rabiosamente herido de silencio

—y vacío.



 Superficies


El silencio no existe. Existe lo inaudible
en la superficie donde apenas  percibimos
nuestra sombra

Tremor oculto de la vida
que ignoramos

—En la superficie sólo escuchamos
nuestro pensamiento

—En la superficie sólo hablamos nosotros.

De superficie a superficie
la verdad enmudece

De superficie a superficie
sólo la nada dice.

*



Los escritores unidos, Blanca Irene Arbeláez y Pedro Arturo Estrada, en New York.



Abandonamos todas las razones
para tener razón

Se fragmentan los espejos
que devolvían un rostro
El que creíamos nuestro

—Y el rostro único de la verdad

Ahora todos los rostros son posibles
Todas las verdades
Todas las identidades casan
con nuestra nada

*

Como los nombres, como las palabras
que designan lo desconocido

Porque también desaparece la fijeza,
La mirada que aún nos dibujaba
La mano que demarcaba los contornos
La fe de estar presentes
De cruzar el umbral
La certeza de durar y fundar un territorio

El silencio no existe
Sólo existe lo inaudible
en la superficie.


Como esa novela

Que nunca pudo escribirse y fue diluyéndose
en pequeñas notas fragmentos frases sueltas
retazos de diálogo

Que fue imposible ensamblar
por falta de  paciencia o de impaciencia
Porque la urgencia de vivir
Porque el trabajo de la guerra la paz
la taquicardia

Porque el amor huyendo por las esquinas
Porque la falta de una mesa una pluma
adecuada el papel

una habitación propia una amiga inspiradora
una amante
Porque la ausencia de datos precisos
herramientas precisas
música apropiada momentos apropiados
días apropiados

dinero suficiente despensa suficiente
cama ducha

paisajes cielos lluvias vinos suficientes

—Y al final no fue sino falta de imaginación
y de talento

ganas suficientes necesidad urgente fuerza
para poner en claro todo ese batiburrillo mental
página por página

O quizá el viejo descreimiento
Cierta náusea incurable incapacidad de agregar
más basura más papel
más libros inútiles al gran infierno
de una literatura asfixiada por exceso
por superproducción por sobrepeso
por hipertextualidad

Marea de tinta sobre la muda perplejidad
de las generaciones que tampoco atinan
adonde escapar dónde esconderse
dónde respirar al fin dónde tener al menos
un silencio a la medida de su desesperanza
de su cansancio heredado

reflujo de sueño devolviéndose
bajo los párpados de los inocentes
que no saben tampoco
dónde salvaguardar el último rescoldo
de intimidad de instinto salvaje
de primitiva ternura


Anonadamiento de los sentidos
del sentido

Como esa  novela que de todos modos
y a pesar de todo
mientras envejecías

—La vida escribía mejor que tú.



Antonio Tapiès

Lectura de Pascal

 Para Camila Charry

Esto que tratamos de entender

a fuerza de imaginación
más que de razonamiento, como una fe,
como un sueño sub specie aeternitatis.

Esto que flota y va con nosotros,
de afuera adentro y viceversa,
lo que en las noches se agiganta hasta el vértigo
y nos abre una fisura de extrañamiento

mientras hacemos que ordenamos,
que dominamos el pequeño espacio
de palabras e historias del día,

mientras rumores lejanos se apagan,
y el zumbido secreto de otro universo
a escala micro se esconde
tras la línea de lo inaudible
que llamamos silencio.

Fragmentos de realidad se juntan
bajo el foco de luz
de una conciencia

 Instantes de eternidad nos atraviesan.

Qué somos, adónde vamos,
qué hacemos aquí indaga,
grita la estrella afuera o adentro
de los ojos del perro que nos mira,

por qué y para qué susurra el viento en la ventana.

Por qué buscamos aún más explicaciones
cuando apenas somos
esa antigua pregunta

y debería bastarnos.       


Monodia

Ahora que tu cuerpo se dispone a cruzar la frontera más solitaria dime, / ¿a qué grito, a qué palabra te aferras?

                                                   



—Lucía Estrada                          

1

Aferrarse no tanto
a ninguna palabra

porque todas caen
—heridas de tiempo o de hastío
contigo, con todo

agarradas al aire, hojas del otoño
sobre la calle

A grito alguno, a nada
porque tampoco alcanza
y es denso el clima de la noche
como para andar gritando
a esta hora

A nadie porque apuran
el paso desde atrás
tantas sombras                                      
                                                                                                       
y al lado sólo susurra
tu nombre

el vacío

2

Quizá al silencio ganado al fin
a fuerza de renuncias

Reconocer en la luz prenuclear
el pulso de la tiniebla todavía vivo,
el pálpito secreto que aguzó tus miradas de niño
y abrió puertas al otro lado de la noche
que aún permanecen esperando

Merecer esta nieve tardía en la cabeza,
esta fiebre infantil de la edad
Esta vuelta al origen que es de nuevo
la forma más digna de irte.

3

Aprendiste tarde el sabor de una lengua,
el sonido real de las cosas

Ajustar los pasos y el peso del cuerpo
a otra luz, otros ritmos asumiendo un vigor
que nunca creíste posible,
un entusiasmo extraño, una febrilidad nacida
entre la gente que cruza por Manhattan
arrobada en sus propios gestos,
enajenada o ebria

Como quien advierte su vieja desnudez por vez primera
y acepta después de todo un traje prestado

4

Entonces de dónde
el creciente murmullo, la paralela voz que asciende
por tus tripas hasta inundarte el cráneo

Ecos de preguntas que nunca respondiste
y vuelven en mitad de la nada

Acaso es preferible no indagar o esperar
lo que al cabo podría ser sólo resonancia
del hueco original que moduló tu nombre

5

Hubo, recuerdas, un lugar para ti,
una casa, una orilla de amor bajo la estrella,
ojos que te esperaron en mitad de la noche

—Y después el vacío te desbordó y huiste

Estar del otro lado fue tu sola ganancia
con tu cara de nadie perfectamente puesta
con tus manos inútiles
tu boca enmudecida

Tu cabeza avanzando no obstante entre la bruma,
obstinada, apurando el aliento

como si aún tuvieras tiempo
como si aún tuvieras mundo
para esperar, para alcanzar

Demorando la hora de saber
Aplazando el instante
de soltar

de abandonar el cuerpo
a la orilla del día
o de la noche.

6

Alguien más en las ciudades que conociste
repetirá tus pasos,
mirará de nuevo por encima de los árboles
confiado el amanecer

y sin saberlo exultará en su sangre
lo que tú no entendiste para seguir y resistir

Pero has dicho ya todo
cuanto no era necesario

Fue de lo que se te quedó incrustado
entre pecho y espalda

de lo que debiste haber escrito
de lo que debiste haber hablado

No pudiste
No supiste
No alcanzaste a comprender a tiempo

Y ahora que lo intentas
se deshacen en moho las palabras
agarradas al aire

Cayendo contigo, con todo,
hojas del otoño
sobre la calle.



Antonio Tapiès

***


El poeta colombiano Pedro Arturo Estrada, Gabriel Jaime Caro (Gajaka), Noel Jardines, Jesús Blas Comas, Miguel Falquez Certain, y León Félix Batista, en el recital de los poetas Neoberracos. Museo de Queens, N.Y. Diciembre de 2013. Foto archivo de Miguel Falquez Certain.

44 comentarios:

  1. Lo conozco lo mismo a su hermana Lucía, que dicen que escribe buena poesía.

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  2. Difícil con la estética de los neoberracos. Mejor sería ponerse una camisa de fuerza y tirársele al último oso polar.

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  4. Gracias, Gajaka. No es fácil, desde luego, pero vale la camisa de fuerza y hacer el oso, tal vez. Algún día me neoemberracaré, por que no. Abrazos.

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  5. Muy teso al final de la Mpnodia dedicada a Lucia. Guau que mundo en que vvimos.

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  6. Arturo a podido escapar del neobarroco, ornamental y neobarroco untuoso del New York Latino ... afortunadamente .... .//// estos poetas [Gabriel Jaime Caro (Gajaka), Noel Jardines, Jesús Blas Comas, Miguel Falquez Certain, y León Félix Batista ] deberían derogar el solipsismo auto impuesto y vuelta en sí.

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    1. neobarroco ornamental no existe, a no ser expresado por algunos poemas de Severo Sarduy, y neobarroco untuoso, no lo he visto, ni en Gajaka, ni en Noel Jardines, ni en Jesús Blas Comas. Una experiencia muy personal y vivida por estos tres poetas desde los años 80s, como editores y críticos.Que muchos de sus maestros sean barrocos, Lezama, y neobarrocos, Sarduy, Kozer y Perlongher, es otra cosa que no es tan untada, es proteica sátira de lecturas obligadas.

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  7. Demos por sentado que Colombia es un país de malos poetas, esos malos han querido darle el moquete, de País de Poetas. Casi todos copistas, poesía fácil, que entienden el romanticismo como un sentimentalismo, el modernismo como una rima, y el barroco como una etapa para superar, sin ni siquiera lo han intentado, así, que por eso triunfó en Nadaísmo, sus seguidores dan pena, viendo rumiar la vaca multicolor.
    Por escribir una prosa poética que no se había hecho anticlerical, como de protesta liberal. Nadaismo trasnochado, frente a otros movimientos que si crearon su propia sintáxis poética. Perú, México, Argentina, Chile, no tienen que pararse en una esquina de una feria del libro a decir, nosotros superamos el barroco por ornamental y la poesía burguesa
    Haciendo cuentas solo tuvieron dos poetas de importancia en todo el siglo XIX, y en este siglo no pasan de 10, la mayoría tardíos como Porfirio Barba Jacob.
    Ni siquiera uno que se pareciera a León de Greiff,
    Así que celebremos a Pedro Arturo, que rastrea pero no bebe de esta agua vuelta ahora encono de la nueva poesía colombiana, que comenzó copiando como Fernando Denis, Piedad Bonnett, como dos ejemplos típicos del momento.
    Poetas malditos, aquellos que solo escribieron un libro, todavía metidos en el limbo de la Divina Comedia, algunos que se borran el el mapa.

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    1. u.u. A Barba Jacob, déjenmelo quietecito ahí.

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    2. Excelente a pesar de la falta de cohesión, es que no se debe de decir esto, da pena, apenas boleritos con aguardiente, que van a saber del Neobarroco si confunden la poesía con el mal futbool en los estadios.

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    3. ¿Deporte y poesía? ¿Por qué no? Así escribió una vez el poeta nacional Nicolás Guillén

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  8. Las estéticas de la poesía neobarroca aséptica de los 80s de inmigrados de de los 80s ? ???? .

    El hecho de ser testigo y víctima de la tontería de la movida cubanacolombianadominicana cultural androcentrista de los años 1980s - 90s , no justifica ponerse de espaldas a la estética poética de otros tiempo

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  9. Francisco Loaiza P.4 de diciembre de 2015, 8:20

    Veo a Orfeo debilucho.

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    1. N.J..index XVI desclasificado.5 de diciembre de 2015, 14:05

      ay sin las dos cabezas de la metáfora, umnh hummn golado...

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    2. Goliardo, quiénes en la locura poética, deshacen unos nudillos paleolíticos, el refranesco ulcerado en el gasnete.
      Pero nada con ese pipiripao, aparentes explicaciones.
      Adiós metáfora.

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  10. Azucar morena314....jazzecito.6 de diciembre de 2015, 10:48

    Gajaka, no es que me meta, me metí, pero ya entendemos tus extensiones plomizas, de Mandarin Carroll, es mas, tenemos la caricatura no tanto como la suya la de Carlos Vasquez. Eres igualito a él, ah, como suena, ah, bajar de la prirámide de la suerte, el Duque y el bachiller Carrasco.

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  11. He oído, comentarios en el neoberraco de las rocas de Boulevard East, que ni siquiera nos tiramos por esas atlántidas rocas a esas aguas negras y prutefactas.

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  12. El batiburrillo mental se lo debemos a Montaigne.

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  13. PEDRO ARTURO, HOME QUE BUENA ESTA SELECCIÓN DE TUS POEMAS, YA CASI A LA ALTURA DE AURELIO ARTURO. ARTURO EL BOHEMIO PURO.

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  14. Arre la nuca que juega a la ula ula
    falsea la historia?

    Camarones al ajillo, y que corazón tan grande teneís.
    Higado encebollado produce cáncer en la sed.

    Redundando, cuál es la verdad en poesía?

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    1. antipoesía automática.
      La verdad de la poesía es que no todos la escriben.

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    2. Qué conmovedor ese rapto tuyo de autoconciencia. Hace años esperábamos tantos que te dieras cuenta.

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    3. Ay don Anónimo bendito, tal vez lo que quiso decir mi heterónimo Gabriel del Casal es la afirmación contundente de Alejandra Pizarnik: "La poesía debe ser hecha por todos, pero los poemas no".

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    4. Es Lautremont, mi querido Casal, pero no importa. Y vos ¿hacés poesía o pobremas?

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    5. No es Lautremont, es la Pizarnik. Lautreamont solo hizo el esbozo gral, de que la poesía es hecha por todos, pero la Pizarnik dio la última punsada.
      Ay querido que te cuento. Déjame que te cuente limeño.....

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  15. James Joyce desclasificado.7 de diciembre de 2015, 17:51

    Salmo I*
    Francisco de Quevedo y Villegas

    Un nuevo corazón, un hombre nuevo
    ha menester, Señor, la ánima mía;
    desnúdame de mí, que ser podría
    que a tu piedad pagase lo que debo.

    Dudosos pies por ciega noche llevo,
    Que ya he llegado a aborrecer el día,
    Y temo que hallaré la muerte fría
    Envuelta en (bien que dulce) mortal cebo.

    Tu hacienda soy; tu imagen, Padre, he sido,
    y, si no es tu interés en mí, no creo
    que otra cosa defiende mi partido.

    Haz que te pide verme cual me veo,
    No lo que pido yo: pues de perdido,
    Recato mi salud de mi deseo.
    Salmo XIII

    La indignación de Dios, airado tanto,
    mi espíritu consume,
    y es su piedad tan grande, que me llama
    para que yo me ampare de su fuerza
    contra su mismo brazo y poder santo.
    Advierta el que presume
    ofender a mi fama
    que si Dios me castiga, que ÉL me esfuerza.
    sus alabanzas canto;
    y en tanto que su nombre acompañaré
    con mis humildes labios,
    no temeré los fuertes ni los sabios
    que el mundo contra mí de envidia armare.
    Confieso que he ofendido
    al Dios de los ejércitos de la suerte,
    que en otro que Él no hallara la venganza
    igual la recompensa con mi muerte;
    pero, considerando que he nacido
    su viva semejanza,
    espero en su piedad cuando me acuerdo
    que pierde Dios su parte si me pierdo.


    * Un poema, el Salmo I, que ha servido para que algunos poetas colombianos lo hayan copiado, y se confirme la tesis aquí enunciado de que en Colombia la mayoría de sus poetas son copistas, ya que nunca dicen de donde copian, tan siquiera para destacarlo como epígrafe.

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  16. u.u. cuando supe que copiaba a Barba paré, y ahora soy arquitecto.

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  17. El curioso impertinente8 de diciembre de 2015, 16:13

    Mira Gajaka, y que es encaperetado?

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  18. Yo copiaba a Fernando Charry Lara, y hasta logré publicar mi primer poemario, para que alguien dijera, poesía circunstancial, lo abandoné, y me dediqué al cuento.

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  19. "Al sentirse contemplado por todos,
    Otto sacó los dedos de la grasa de Irma, volvió la cara despacio,
    muy despacio, mucho".

    Un ejemplo de prosa poética neobarroca.

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  20. Quiero felicitar a Pedro Arturo, un Miguel Hernández, sin duda, bosques adentro al borde de la tesitura.

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  21. J.Bls. paganosignificado.9 de diciembre de 2015, 13:07

    Que bella la Artemisia Gentileschi.
    Que musa para Quevedo.

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  22. de enredo perplejo te quedó
    el confundir por Quevedo el ojo artemiso de la musa,
    de Góngora fue el uso y de Lezama el abuso,
    y tuyo el prepucio del sátiro berraco.
    Una pírrica pausa de mulo de Vallecas te indicaría el vallejo camino de Damasco.

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    1. Escritura neoberraca. Ay yu yu, yo no soy de por aqí...

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  23. Poeta Arturo Pedro, deseándote desparpajos neoyorkiños en Café Rojo esta noche.

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  24. Mira gitanilla, Artemisia no fue la musa de Quevedo, ni la conocía.

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  25. Tenemos que decirle a Gajaka que su blog remamado es para señoras de ambos sexos. Se te dijo que los exiliados no son los poetas sino las familias completitas. Ay valla Barullo crearías en Baires.

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    1. Barullo Ortega sin Gases11 de diciembre de 2015, 7:49

      fe de erratas pajeras,
      blog remendado, del desastre un sastre para kozer...de mamas pecan
      los mamíferos
      señoras de mambos sexos, vaya lujuria tan cartesiana...

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  26. Faltó Matraca, parranda de egoítas, pendejos en apuros como dice la missia. Yo hablaré con un hacker para que borre todo lo mio de ahí.

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    1. Pero quién es esta chucha Cuentachistes. Sácale todo lo que lleve su nombre, que no joda más carajo.

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