viernes, 9 de agosto de 2019

Quentin Tarantino, de la banda anarquista de Hollywood, y su historia descuartizada, en ÉRASE UNA VEZ allá.





Margaret Qualley, en Érase una vez en Hollywood.

Érase una vez en Hollywood, Quentin Tarantino; no nos llevó a Woodstock pero si a Hollywood y sus maricas váqueros.

Gabriel Jaime Caro (Gajaka)

Lo que me gusta de Tarantino (Once upon a time in Hollywood) es que sea un maestro del Western Expaguetti, y un director de actores cómo pocos, Fassbinder, Leone, un poco de aquellos detalles de los sesentas, los hippies antihollywood, entrenados para ser asesinos (Charles Manson), el rock que todo lo abarcó y todo lo perdió.

La gallinita Josefina, el rock and roll que al otro lado de la adaptación de la película, empezaba Woodstock 69, arriba las manos, han armado el estudio, por esta vez seremos geniales, Tarantino a Di Caprio, su actor a torturar y este a dar hasta enloquecernos de rabia, con los jugueticos de armas, abajo los nazis. Vi a Teorema, ni cosita que le haya mella al Bebé de Rosmary, primera pelicula de extraterrestres masones de Hollywood (ja).

Hollywood nunca había estado expuesta cómo bio pic, a un soundtrack medido hasta las mejillas acabadas (¿será por el cigarrillo?),  con dos de sus hijos, tres, casi cuatro, artistas preñados por el poder; quién no se deja con Brad, que la sacó del estadio, y con aquellas posturas antidemócratas de los años sesenta, después del asesinato de los Kennedys.

Se odiaban a los hippies cómo a los vietnamitas, pero en Vietnam, digo yo, para armar la polémica. Un gringo llevaba en el subway un libro gigante, al cual subrayaba en amarillo, llamado Vietnam, al lado de su mujer japonesa. Las colinas de Roma de su último imperio. Y qué tal Margaret Qualley, la que le vende el bareto a Brad por 50 centavos.



Brad, Quentin y Leonardo.

Di Caprio (recuerdan cuándo dije que solo decía miau en varios idiomas) que ya tiene su segundo Óscar en el bolsillo de váquero (por este filme), en reemplazo de las novelitas de caballería gringas., con las que se limpiaba Argento contra el spaguetti, que la pudo haber inventado Raquel Welch.

Lo Bueno lo Malo y lo Feo, para Tarantino, su mejor película. Cómo no ganar así, la crítica de un realismo inexistente, lo que existió no es lo que del ser se decía, pero si nuestra propia adolescencia que no era nada.

Nos entristecimos cuando vimos a Sharon Tate, protagonizaba por Robbie, que la íbamos a ver descuartizada, pero la historia verdadera nunca puede ser contada hasta que no pasen cinco o seis generaciones. Hollywood quiere achicar, pero los resultados son un poco de decepción, y Polanski sale desdibujado en Érase una vez


Brad, Al Pacino y Di Caprio.

II (el cine era buenmozo, ahora pasas por una estrella enmascarada)

Para los que no quieren a Hollywood, este esfuerzo mancomunado de montarnos el maquillaje de una época, no la ven, más bien quieren a un Glend Ford más machote que el gay de Leonardo, si comparamos, solo que Di Caprio y Pitt, son repito los hijos predilectos de Hollywood;, se auto flagelaría por ellos dos. Esto piensa un fanático cómo yo.

Brad Pitt, ex Jolie, se sobrepasó; ¿lo haría la computadora todo?...De a donde acá ese sexy de un charlatán, hijo adoptivo de Tarantino, más allá de las buenas películas, su Aquiles en Troya me dejó, lo que sea, seguí escrutándolo, por el ideal, pero es más ideal  Di Caprio que no necesita dobles, por ahora, (The revenat, por ejemplo). El disléxico.

De verdad que los convertibles escogidos daban ganas de llorar, los bonitos corrían por Sunset Boulevard. El retrato hablado del nazismo, para un demócrata en transición, son más que otro título, pero el del sarcasmo con violencia, Bruce Lee, y los tragos que no eran whiskies sino dulces, hace la toma decadente. Te pica el grano, el desgano por el machismo del Oeste, hoy transgenerista.

Erase una vez no tiene comparación sino en el teatro del absurdo, en los filmes de artes marciales, las de gánsteres, aquí una caricatura contra cultural, un Clint Eastwood en motocicleta, se muere de risa en una fiesta con Orson Welles, para cuando la hagan en homenaje, y a Sergio Leone que se murió (Erase una vez en América, considerada una obra maestra, de infartó por culpa de este filme maldito.

Ya sabemos que el Marlboro ha matado a millones de humanos, en este filme nos estremecemos. Si eres víctima del Marlboro, no vas a tener un seguro amigable.




Margaret Qualley en Érase una vez en Hollywood.

(fin de la primera parte)



4 comentarios:

  1. Corrí a verla y cómo todo lo de Hollywood la caga al final.Solo me gustó el retrato del clan de Manson. Y lástima que no hizo el horror de una historia, sino de un deseo personal de revertir lo que estaba prohibido: no mostrar el descuatizamiento de Sharon Tate.

    ResponderEliminar
  2. En Tarantino lo que importa es que es una escuela de buenos actores contra la Mata Hari

    ResponderEliminar
  3. "Ya sabemos que el Marlboro ha matado a millones de humanos, en este filme nos estremecemos. Si eres víctima del Marlboro, no vas a tener un seguro amigable."

    PLAGIO O COPIA

    ResponderEliminar

Gracias por los comentarios enviados con tu cuenta de Gmail, y por enviar textos para esta secta abierta de la pequeña Andrómeda con cebollas en el mundo celeste. Si no la tienes la puedes sacar inmediatamente. Textos pueden ser enviados a gajaka@hotmail.com. e hilario.aquiles@gmail.com