viernes, 23 de noviembre de 2018

El poeta Gabriel del Casal; siempre que la hace, ya saben, Unos poemas a las axilas de tu ser reencarnado




Yogananda collage. Gajaka crippi.

Diario de un loco con interlocutor:

Un antecede que regula otro, hasta hacerlo picadillo en la boca que atraganta. Pausa a una tormenta.

Por Gabriel del Casal

I

Maluco.

El hombre de hoy no se parece a mi, sino por la curva turdas de la noche negra del Atlántico, que no percibe la horrible nada. No es un clima ideal, es la curva turdas, maneras de hacer las cosas
antes que la inquisición mande su castigo ejemplar.

Es la Parte maldita que se desdobla en pedazos como salmón asado, con fines recreativos.

Hasta el momento de libertad nada, tetas? Mejor esconda sus dedos romanoides, va a faltar el arroz. No en la costa del marfil, que va que arroz… arrow mon a mu.

II

Si no hay fronteras se perderá en la llanura, sombreros cada vez más anchos pero en la pasarela de Milán, la semana de la moda. Yo miro de infarto tu lánguida imperfección.

El peso de las culpas se cae como un techo viejo, ni con el pétalo seco del faisán. Apuesto etrusco de La Habana.

Que te hacen el milagrito, en que escala mi mijo, pero se hace, y cada uno por lo suyo, mientras la madre envejece de ansiedad, y un corrientazo de vida en la sublime reina de Corinto y sus desterrados hijos de Edipo en Crotona.

III

Semicondenado por seudoteniente coronel, solo apuntaba al mar de Crimea. Vaya barbaridad.

Con el paso de las hojas en blanco donde mora la poesía no cupieron en un solo cajón, las que iban para el editor estrella. ¿La marquesa de O la hermana de la Medusa?
¿Dios mio no te detengas, o quieres que vaya yo; le impresionó a Paz o más a Novo de Pita Amor?

Alas incautas imprecisas y violentas, pesadillas  sueños somnolencias, gritos de la diosa perdida que busca a su otro yo, aunque sea en forma de víbora. Para redimirlo.




IV

La drogadicta escena del sanatorio, y la diminuta pena del canto, dos cosas bien distintas. Hazlo saber Jung.

Si me han condenado para quererte, entre canas, peluqueros que se comen los animales domésticos.

La confianza en el ser que va más allá, de todo y de mi, lanzo mis canas al aire metafísico, y que de allí ofrecerla a los dioses pequeñitos.

Un helado en Budapest, de Claudio Magris, para subirle el tono a la elocuencia y a ese vasto valle del Danubio. Haces un puente y se liberan todas las deidades, hasta aquí llegaron los bazares, y ese afán de hacer castillos imposibles para sobrevivir.

V

Predicas el amor y la bondad, pero porque estás en la India Meridional, pero cuando viene un tsunami, todos vienen hacia ti. En el centro del mundo y de la tierra, donde el verde es de esmeraldas.

Los fusas, confundida la crónica con la presencia desencadenada siglos atrás. Encima el encierro de las vacas, porque no hay toro, dice la niña.

La condesa del reino de Castilla va de pueblo en pueblo, buscando a su hermano torturado por el Chaco. Y se hace mujer. Nos hace reír, tejiendo orgasmos.
(Se me salió el Zama de Lucrecia Martel).

VI

La escala es del amor, cuánto dura qué no se tira un pitazo, y revientas glumorosa, el otro sinceramente es del bando de los músicos.

Lunifica, es terrible (quizás en los bosques de hierro), y si todos se parecen a ti, la descendencia pura y orgánica, mientras no abandones el cero, seguirás dividiendo. Todos llegan a un fin, cuándo la muerte se va a dormir, yo muero.



VII

Epicuro quiere pruebas de supervivencia, entre el cielo y la tierra, que toques, así, el centro neurálgico y acrecientes tus bondades divinas. La inmadurez es como la niñez eterna esclava del deseo.

Las enseñanzas del joven telúrico, dan al traste consigo mismo. Hoy ha descendido al purgatorio, ve más gente que de costumbre. Procura tormentos para enemistarse, y al final el dedo en la boca dulce.

VIII

Tu un hombre interior, baste decir interiorizado desde el seno de la muerte. De privadas batallas, cogen vuelo, no vaya a maldecirte la sicópata figura.

¿Sí o no hicieron el hueco en Bajo el Volcán? En el gran latifundio, en donde amanecen las grullas del septembrino.
Se priva de toda grandeza, abandonando las necesidades de pedestal o vestal indígena. Des cobra terramicinas.
j


Foto archivo del Central Park: M. Martinez, Gajaka, R.L.P.V., L.F.Batista, Sheila Candelario, Paco (amigo dominicano), L.F.larrea, y Robertico García. 2002.


14 comentarios:

  1. Esta bueno pero te lo tiraste con lo de Pita Amor. Yo amo a Gabriel del Casal.

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  2. Hay algo que me seduce, que me tira por Crimea, ja la bursitis. El Pedazo de mostaza deslizándose, y hasta qui llegué.

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  3. Nanais cucas, te faltó.

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  4. Viene corriendo la estatua?

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  5. Por las terramisinas. Velero de la tuberculosis, un bastidorcito de cuero de vaca? Ya me fui

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  6. Tu Copa de Copenhague26 de noviembre de 2018, 4:52

    Gajis, ya te arreglé el problemita con Facebook.
    Ya puedes publicar el blog.
    Cuida tu lenguaje erótico, erez5un hedonista.

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    1. mua mua mua, como dicen mis primas
      otra cosa son los números primos que no fallan.

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  7. No entendí el final, hablando de finales de clase, no, es diferente a Deniz, pero con mal final, tono disquesuza.

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  8. Valenciano, te acordas?26 de noviembre de 2018, 10:19

    Alvaro Martínez.

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  9. La dueña de qué? Que barbaridad.
    Cuántos nemes.

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  10. Que Caparicho extramitico. Un guión parece. Una ruta entre la inmensidad de la luz, o la tramoya en el indostan o Beiring

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  11. La fotografía del Central Park con los poetas memorable.

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