martes, 5 de mayo de 2009

Poema de Cristina Escobar, Medellín, Colombia.


Estoy cayendo
un agujero negro es la desdicha,
así la soledad, oscura,

oyes tu respiración, palpita el pecho,
la sangre impasible por las venas.
Levemente suspendida como si levitara
y el alma saliera de mi cuerpo.
Deseo el vértigo
no este descenso lento de marismas.
Dices, ¡ya basta!
Váyase al infierno.
Entro de nuevo en el vientre de la nada
en posición fetal, pensando.
No ver ya el mar, el cielo de muchos días que vendrán.
“Good-bye blue skies” y se hace un nudo en la garganta.
En el cristal de mi ventana se refleja el paisaje.
En mi cabeza hay bruma como un vago sueño.
Los pensamientos se levantan y andan
brotados de una pesadilla.
Mis pies flotando al borde mismo del abismo
proyectan sombra como los de un ahorcado
bailando con la noche.
La muerte de mí, se ríe.
“No sabes a cómo es esto” dice, con sus dientes roídos.
Abro mis párpados. La espiga de la palma,
pura miel para mis ojos cansados.
Digo de nuevo adiós.
Las montanas se sonríen burlando mis intenciones.
Las abrazo contra mi corazón, me apoyo en ellas.
No puedo abandonarme en cualquier playa.
En la luna redonda de mi espejo
veo mi cara a diario.
Alisarme el cabello, delinear las cejas,
ocuparme de mis cosas vacías y vanas.
Como un fantasma familiar y permanente
me avergüenzas,
me obligas a entenderte,
perseguida siempre por los perros instintos.
Lloro y río de todo, de mí misma.
Así es la vida, pienso.

Sobre mi hombro vela un ángel.
A veces se distrae. Tampoco importa.
Lluvia en París o en Tokio.
Llueve sangre sobre Palestina.

El alma arrancada de la carne. Pasajeros.
El tedio es un tiro de gracia.

2009

Cristina Escobar ("Siglótica 78").


6 comentarios:

  1. Borges
    Lezama
    Vallejo
    Frank Lucia
    Pizarnik
    Salomon de la Selva
    Mutis
    Plath

    Maria Mallorquina

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  2. bien, mis churrunguis, aquí se siente un sonido de montaña que sueña / donde la guitarra se sacude los espejos del verano/junto a un río que huye en estampida hacia los desiertos de vidrio/donde los burros petrificados danzan con la momia del sol con la sombra de una lágrima de niña diluida en vino de nada

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  3. Bueno, nos salimos de los movimientos literarios, y vamos hacia el rescate, mi querida marimonda churrunguis tumbis.

    C.E.O.

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  4. el enigma tornasol de rosamel del valle se manifiesta entre los velos de la noche de jaspe y estatuas a punto de cantar junto a un abismo escarlata de tanto escuchar los cánticos de los desplazados hacia los bordes de una boca abierta al lujo de un hueco palpitante

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  5. Por fin un rosamelista, oh jojo, u oh, jujui.
    El hueco palpitante me suena a meditacion con el cuerpo frente al krisna negro.

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  6. en una trifulca Nelly mi paloma de ónix recibió un golpe de sílex que la disparó hacia el horizonte en llamas donde se evaporaba el mercurio para perseguir la nube sulfurosa del invierno

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