Dios, Quevedo, la Edad de Oro, y Verástegui.
Por Gajaka Extra (s) mitico
I
La sátira,
no era adivinar el curso de esa lacónica conversación, crearle un salpullido,
que lo anime a pensar la cosa en si. Requetemores, pues no sabe ni la mitad de
la lengua.
Un clavo
saca a otro clavo, no está bien visto. Las
amenazas ejecutivas de Quevedo, para crear a la mujer (la modelo de la
pasarela, Milán, Munich), los zócalos de la civilización.
Cada uno es artífice de su fortuna. Cágate los calzones, o recoge cera,
moldéate gladiador.
Nadie te
salvará de Quevedo, los que no son nadie, ni en tu querida guarida de callejón;
mira que juzgarte y verte pasar me entra escalofrío, pero quién es? Que otra
vez la madre, Julieta de los Espíritus, lo niega, mientras viva el dictador.
Que si bien
es conceptista, un bárbaro español, es completamente desviado, precisamente. No
había pelota, reducida estaba para las acrobacias indoeuropeo, Federer es el
rey. Merovingio.
Prefiero
aquello que medio se dice, fantasmal, de su propia medida, medina, mefistofélica,
en este caso Quevediana, y que nadie se levante de su pesada cómoda.
Rivadeneyra, en su librito de oro del
Príncipe cristiano le dice que eche mano para su servicio de los
bienafortunados (Migajas Sentenciosas).
Gajaka Extramitico. Foto de Loli Cienfuegos.
II
Intensa rima pasada por la trituradora.
Encerrado en
la media torre, que ahora le lanza el destino todo el albedrío, los casos cursi
sueños de la melancolía. Mejor dicho el baúl completo de tangos.
El androide
perfectamente inmodificable e intenso. Si dejaría de rezar ante tanto dolor, lo
apuesto por la imagen carismática del católico favorecido con muchos años de
vida.
Son esas
sentencias, peores que las de la ley romana, las declaradas naves de ozono, y
la perdida animal. Eso da miedo, cómo el extranjero nazi (en Orson Welles).
Ahora lo que
se dé Arguedas, todos los Arguedas son locos, por unos cuantos tonos de
quechua, que pone mi cerebro entristecido. Lo anuncio con los platos rotos.
Le hago
honor a la semblanza, queridísimo condenado, que dios me coja confesado. Ud es
parte de ese misterio, ¿de dónde vienen los poetas? (A Enrique Verástegui), a un año
larguito de su muerte, su intensidad, de ver devorada su imagen, Esplendor, y la poesía de un asaltante
del cosmos a villa real.
Dos poemas
del peruano Enrique Verástegui: Si te
quedas en mi país. Una cita con
Sonja/ En los extramuros del mundo. Y te retiras a leer.
Enrique Verástegui y Carmen Ollé.
Me gusta mucho la ilustración de Blake.
ResponderEliminarY Gajaka Extramitico cuando se suelta.
Cucurrucucu paloma.
ResponderEliminarFelicitaciones
ResponderEliminarExtramitico.