*(*)*
Antología II del
Churrunguis (Segunda Parte) de poetas con un solo poema. Como en un festival de poesía internacional, se juntan los poetas mayores con los menores, en su discurso de crítica.
Por Gabriel Jaime Caro (Gajaka)
El deseo se expande… Solo cuando a estado adherido a otro cuerpo.
No importa el sexo. Importa “ La nave del olvido”. No es la pose, si claro la
florentina, y gana el beso en el cuello…Que más tarde fue exclusivo del
cinematógrafo. Si, los polacos inventaron el beso de crucero, y sin mar.
La sopita de sémola de Rilke, hoy lo son de lentejas con salmón.
Así no sucumbe el escritor con las narices en el dolor.
Tener en la Muestra del Churrunguis
(I y II) hasta ahora más de treinta y cinco poetas vivos, es ese deseo, en
garita, que se expande, y no es fascista (si, hay deseo fascista, en la
sociología de Friedrich Pollock). Si todavía lo está pensando, pues este es un
paso a una edición mayor. Los fascistas no llegan a viejos.
Cinco poetas de Realidad Aparte New York, Noel Jardines (Cuba), Intervalos, Alonso Mejía (Colombia), El vino del diablo, Antonio Curis (Uruguay), Soy un ser peligroso, Miguel Falquez Certain (Colombia), Hipótesis del sueño, libro), Norma Wanless (México). Trajearon las dos vidas de la revista, que venía de Lezama, de ahí el neo barroco, la curiosidad neoberraca frente al Dasein.
y Norma Wanless (México, 1930)); solo así aquí en otra realidad
más despiadada, la vida que da muchas vueltas, pero nos une la poesía cuando
por fin invitan al baile, al baté, el candombé, la cumbia hoy muy del pasado.
El corrido de Los tigres del Norte.
Juan Sebastián Bach. El Cementerio de estrellas.
A pesar de lo telúrico, de los con poder y no poder, en la
hermenéutica del siglo XX. David Huerta del neobarroco mexicano (cómo su padre
del Modernismo). Mariela Dreyfus del Perú con la máquina barroca neoyorkina, el salto sublime desde Kloaca,
nació en los sesentas, mecida en los brazos de Luchito Hernández, por
entonces.
La cumbia de Maradona, las clases de aquellos locos acordeoneros.
Salidos de una caja de música que sembró Euterpe la sorda. Las danzas
flamencas, la autoría de esta música tan emparentada con la poesía barroca.
Carolina Zamudio, la poeta argentina que destapa un champagne en medio de la
hielera. Envió tres poemas juntos, digamos.
Pedro Chahín, con ese barroco colonial dominicano aun vigente en
la supervisión, las Artes Visuales, Nada
más lejos del poema que el mercado, dice, las guerras de ultramar, los
piratas y los mediterráneos en ahora viscosa merienda, celebrando el Festival
internacional de poesía, su poema largo (Los hechizos de la Hybris)…Y Sonia
Betancort, la poeta canaria que vio por primera vez un colibrí en Santo Domingo,
maya, su presencia en imagen es como de una danzarina descalza, La sonrisa de Audrey Hepburn, le queda
al dedillo, para el humor en su poesía.
Los jóvenes poetas John Better Armella, la cumbre del barroco gay
caribeño, novelista y (A la casa del
chico y Limbo), destape
evolutivo; esa imagen de género del director de cine guatemalteco, Jayro
Bustamante que me recuerda. Con el poeta y guionista de cine, Rafael Urrea (Caleidoscopio de Venus, poemas de transfer
cinema); ambos colombianos, descifran las imágenes en el diálogo infernal,
reencarnado, un mito a despropósito de otros seres cómo los mayas actuales y
los Bacos de la mitología.
El verso libre contra un poder económico descerebrado, ¿qué
negocio es ese verso libre? El estuco que libera el gris en la costa. El cine
comenzará de nuevo, invento de todos los siglos, a escribirse.
Sergio Plasencia, nicaragüense, ahí está un poeta neoyorkino, casi
políglota, un adelantado decía Balboa. Víctor Hernández Cruz, el nuyoriqueño de
Nueva York, el poeta banana de los Beatniz
del 60. Recuerden que había más de 6000 en todo el país. El poema lo envió S. Tió.
Elizabeth Torres, nuestra consentida poeta, que viene de Umbrella House, y hoy vive en Dinamarca,
mi Copa de Copenhague. Destacada
artista, ilustradora. Sus poemas son más propios que el huerto de las naranjas.
No se podía quedar en alto mis heteronimitos, y Gabriel del Casal,
sacó la cara por ellos (¿><). Escribe T.S.Eliot, en The Hollow Men, shape without form, shade, without color, /Paralized force, gesture
without motion.
A la memoria de Alexis Gómez Rosa
*(*)*
David Huerta
El peso de una chispa
Entro en una gasa letárgica
hecha de fantasma y Purgatorio.
Está detrás de una velocidad de párpado
la fractura de una Afirmación.
Pero yo nada puedo ya afirmar
en esta ensordecedora negociación
de bien, mal, política, moralidad.
Entro y salgo de vestiduras tensas,
la Afirmación me enardece:
debo escoger, tomar partido,
pronunciar una sentencia
y mantener los ojos abiertos.
Entro luego en ámbito
de arenas evangélicas,
veo sombras de manos y huelo
el vibrante viático de mi Hermano.
Salgo a los dédalos del mundo.
No renunciaré a este entrar y salir.
No escucharé las Órdenes. Tendré,
entre los fantasmas y los purgatorios,
sobre el calor de las manos que proyectan
esta sombra de un collar blanco,
la dávida necesaria. Sostendré,
al entrar y salir, el peso de una chispa
que sale de una gota o un río de sangre
-todo lo que me une a esto
y a lo otro, diminutivamente
a mi hermano, al mundo.
*(*)*
Sonia Betancort
La
perseguidora
A veces sueño que desaparece el lenguaje.
Mi boca es un depósito de tanques de guerra
y los hermosísimos soldados
abandonan la primera línea del paladar.
A veces sueño que el lenguaje huye,
una avería del corazón, el tumor pequeño
que al microscopio revela su caligrafía muda.
A veces sueño una lengua sin frases,
un accidente cardiovascular léxico,
letras que se despegan de la hoja
como patas torcidas, rebobinadas sin tino.
No sé por qué temo morir
y que en mi cuerpo desvanecido alguien lea:
“ausencia de palabra”.
Por qué tanto recelo a la autopsia
de una vida sin idiomas. El mundo
sin su raquítica discusión de vocablos,
mutantes administradores del hueco.
Si no hay lenguaje, ¿qué duele?
La lengua sin boca sorprende en los otros,
La boca sin lengua sorprende en mi cara.
No deseo las palabras sino su contrario,
persigo sin cansancio lo que no puedo decir.
*(*)*
Miguel Falquez-Certain
Hipótesis del sueño
And it came to
pass, when he had made an end of speaking onto Saul, that the soul of Jonathan
was knit with the soul of David, and Jonathan loved him as his own soul.
―First Samuel,
18:1
Let him kiss me
with the kisses of his mouth ― for thy love is better than wine.
―The Song of Songs, 1:2
Sin embargo, nunca di cuenta cabal de tu total
entrega. Después de todo fui yo quien buscó tu olor a musgo hasta encontrarte
distraído junto al bar en las luces opalinas de la tarde. Estabas rodeado de
turiferarios que me impedían acercarme; nuestros ojos se cruzaron con
paciencia. Al inclinarme percibí los vellos de trigo que formaban abesanas en
tu nuca, sentí la marejada de tu aliento, presentí una entrega. Nuestros labios
nos mostraron el camino.
Una ruptura reciente me había vuelto vulnerable.
Codiciaba tus besos, anhelaba tu cuerpo joven de caña dulce, aspiraba la
fascinante sorrostrada de tu ingenua labia. Abandoné todo por tus labios. Con
la resolana del verano golpeando las paredes, mordisqueé tus botones hasta
arrancarlos y te encontré, sólido y perfecto, en el sudor alicorado de tus
muslos, en la transpiración interna de tu ombligo: nos incorporamos en medio de
las sábanas con los embates tercos de una lujuria postergada, irguiéndonos en
el ombú de aquella tarde irremediable.
La costumbre nos vuelve deleznables. Adocenado y
pusilánime, prefiriendo lo seguro ante el azar de lo sublime, regresé al
sendero tortuoso pero conocido, a la artritis complaciente del olvido.
Todo me ofreciste y, sin embargo, preferí los
requilorios de una alianza insulsa. Un día codicié los besos de tu boca. Ya no
existes. Vives en la hipótesis del sueño.
A Magdalena Araque
© 2021 Miguel Falquez-Certain
Publicado originalmente en Usurpaciones y deicidios
(Nueva York: Editorial Marsolaire, 1997), en Mañanayer (Nueva York: Book Press,
2010) y en Hipótesis del sueño (Nueva York Poetry Press, 2019)
MIGUEL FALQUEZ-CERTAIN nació en Barranquilla. Es
autor de diez poemarios, seis piezas de teatro, una noveleta (Bajo el adoquín,
la playa), una novela (La fugacidad del instante) y un libro de narrativa corta
(Triacas) por los cuales ha recibido varios galardones.
*(*)*
Foto de la pared del Salón Santayana. Foto archivo de Gajaka.
Plinio Chahin
HECHIZOS DE
LA HYBRIS
I
Contemplemos
pues la obra del reposo
Exhausta
en voluptuoso torbellino
Agotada
en el racimo de la piel
De un
tobillo sacrílego y celeste
Transfigurado
Tardío
de azafrán en Circe
Semejante
al eje inmóvil
Que
mira hacia Hermópolis Auker
Como
ahogados gemelos inferiores
De
altísimos espejos
Porque
Ella estaba en ti oh movimiento
Andrógina
drogada bailando entre fulgores
A
través de la estructura altiva y desgarrante
De las
cosas vacías
Con un
palio de pus pintado sobre el seno
Bailaba
Oh Bailaba
Como
cisne que florece en el reposo
Agotado
fulgor transido de misterio
Ingrávida
deidad de convulso paraguas
Zafando
el otro Iat del cuarzo limpio
Descansaría
inmóvil
En el
propio centro de su movimiento
Aislada,
parecida al eje
O al
punto vertical del exterminio
–variedad
celeste del reposo–
Enajenada
imposible
Más
altiva que el caos moviendo el aura
Danzando
entre sudores para que Auni
Alertara
el muslo la sierpe transformada
Del
vigor la incesante mudanza del celo
Excepto
por ese punto, el inmóvil
Punto,
no habría danza
¿Dónde
retornar entonces
La
diferencia
La
vacía otredad arrebatada
El
instante y su agónico exterminio?
Allí
solamente hay danza
Excitarse
es enajenar la diferencia
Abolir
las huellas
Corporizar
el aquelarre de lo estoico
Gótica
heredad del hueso
El
rostro que especula en el ojo y también danza
-la
Idea transfigurada-
Y zafa
el ojoLa pelvis colgada de un diamante del balcón
El
baile inmóvil
Como un
mantra agonizante
El
pecho el seno la palma vacía allí
Disuelven
el punto detenido centralizan
El
potro erguido de la perfección
Oh
melodía liviandad de fijas formas
Música
en las ostras desatadas
Otro
mágico Brahms esbelto en el tropiezo
Vibrante
de las sucesiones
En
fugaz incandescencia y trazo arbóreo
Hechizo
del daimon transfigurado
De la
carne don con manía
Hechicera
que perece
Sin
ascenso ni bajada
Libación
pura en el práctico temblor
Instantaneidad
concentración y reposo
Moviendo
una pierna en la plegaria de la luz
Y el
pubis pascaliano de la ausencia
Oh
desdichada temblorosa
Trenza
del cuerpo alado de la sangre
Del
mágico arco misterioso y loco
Hechicera
inmóvil
Hija
del fervor y el aquelarre
Púrpura
esquizia tendida en otra sombra liana
Embriagante
de la fuga
Lúdico
satori alucinado
No
aunarás saliva del dedo del paraguas
En
reposo
–oh
deseosa en cautiverio
erótico
misterio del seno intolerable
desbordamiento
aterrador monotonía?–
Tu
goce manantial ciego de llanto prolongado
Mi
angustia bajo espuma distiende hacia la llama
Íntimo
socrático
Gnóstico phármakon que
libera su danza
*(*)*
Noel
Jardines
J. S.
Bach y la suite francesa Nro. 5 en Sol Mayor (BMV 816) y András Schiff (a JBC)
Allemande
Como si (La Vida al empezar) empezar
presentara -primero- un tacón funcional y, luego, el collar apretara, al caer,
una protuberancia a la que se le aplicará el pie una y otra vez.
Courante
No hay que tener valor. Tres colores, dos
pasos, varias cabezas porosas, y el canon fabrica el encaje de su velo, y sus
dedos, curetaje, la excepción de ese vitiligo por donde la esgrima se
escurre.
Sarabande
A tientas, asta en el ojo, el zumo
conversa con la retina en la cóclea: de costa a costa, crujidos entre negras y
blancas rocas, se acercan y pisan bonito los tres: El Padre, El Hijo, y El
Espíritu Santo.
Gavotte
Queda el teclado hermético y de peral
dorado su butaca, sans vueltas, lábil marfil, presionada la peluca (roñas,
tiñas, y alopecias) hacia el filo de los Alpes si es que el fin es, al cabo,
lento faisandaje agujereado de perle.
Bourrée
Talón sin fecha. Y a punto de mentir,
Gozar y amagar, Amagar y no dar, Dar y reír. Y si se quiere, Cádiz
también.
Loure
A pesar de todas las reverencias,
sospecha, huesos desiguales, el cuello de su armadura, y la expresión del
asombro. De soslayo: notas inégales los labios del brete.
Gigue
Sin apuros lo que cae, cae. El pie
-anacrusa- ensancha a medida que el terreno se va creyendo el tanteo. Una y
otra vez, desliz de los cubiertos, por dentro el agua rechina: La mano de
Baldovina separó los tules de la entrada del mosquitero.
*(*)*
John Better Armella
El Fantasma de
Reinaldo Arenas sobrevuela La Habana
La isla arde en fiebre.
El cuerpo sidado ahora es territorio del
Kaposi y la lástima.
Un vidrio vibra clavado a un costado de la
cabeza del poeta agónico.
No estará presente cuando el dictador
sucumba.
Pero lo recibirá a la entrada del infierno
con una hoz encendida.
Desde el fondo de la tierra los
muertos esperan con la boca abierta a que ocurra el milagro.
En el cañaduzal dos niños se masturban por
primera vez.
Las playas han quedado a merced de los pájaros
del verano más voraz.
Una pavorosa marejada trae con ella
los peores años de la epidemia:
Un semen espumoso.
Una bandada de pelicanos enfermos.
Una balsa hecha de huesos.
Sobre la cresta de una ola de sangre un surfista
fantasma arriba con buenas nuevas de una cura definitiva.
América en la distancia levanta su antorcha para
iluminarnos.
En los callejones.
En los subterráneos atómicos.
Las nuevas generaciones hacen el amor.
En los laboratorios eclosiona el hongo de la
vendimia.
El fin está cerca.
El deseo, atado.
La paga del pecado es sed.
La sed de un cuerpo que nos conduzca al
precipicio
*(*)*
Mariela Dreyfus
Coney Island
and I am perpetually awaiting
a
rebirth of wonder
Lawrence Ferlinghetti
La
tristeza es un velo que se enrosca
en el
silencio como un esquife sobre
aguas
turbulentas acaso tibias ciertas
olas
recubren el dolor cuando es estío
igual
tengo la piel tensa también negra
especialmente
si mis pies se aferran a la
arena y
estoy en mi elemento el rumor de
la
especie limo y lima al borde en plena
orilla
siempre por zancudas visitada. Lo
cierto
es que el mar te muestra sin cesar
su
laberinto aquel gran revolcón que te
devuelve
obtusa sin saber cuál es el techo
cuál el
suelo y el desorden se abre sopla
un
viento plácido aunque a veces te corte
los
ojos un cuchillo o el fuego te ronde al
encender
palo de incienso palo santo. Están
alrededor
los materiales el mosto el musgo
la moña
la macoña los días terrenales revueltas
que se
pasó de vueltas trotskista radical y hay
tantos
modos de volver a la inquietud esos
santa-rímac-hudson
de la infancia un domingo
de
tarde cercada por la nostalgia el humo del
cigarro
y el día se te va con una amiga y al
carrusel
asoma el héroe perverso te sientas
a
esperarlo los ojos asombrados resistiendo.
Mariela Dreyfus
(De: Cuaderno músico precedido de Morir es un arte. Madrid:
Amargord, 2015)
*(*)*
Rafael
Urrea
¡Traigan
el Altavoz!
Para amordazados de miedo
mi recuerdo de las madres de Soacha.
Una mujer reclama a su hijo que
desapareció una mañana sin explicación.
Por las solitarias montañas de grava
amarilla, se ve al fondo la ciudad derrumbándose sobre sí misma.
En un lugar donde los perros son inmensos,
y la gente camina deprisa, a bajar a la garganta de grava, donde el humo negro
y los sonidos infinitos se tragan a la gente, donde se ven los muchachos
desgarbados, sin zapatos, correr a sacar debajo de los puentes su alimento,
donde el sol quema y las mujeres raspan las paredes para ilusionarse, para
vivir de algo, donde el olor de la quema de basura te hace llorar, después te
hace dar rabia, en contraste con un niño que sale con sus botas de caucho, una
gorra de dormilón y un busito azul de rayas.
Una mujer canta las historias de los
muchachos olvidados
fueron más de 4.000 los que se silenciaron
una noche tras noche fueron entrando en
una lista
Y unos se empujaban a otros en la lista
infinita
quién escribió esos nombres en el muro que
no veremos
Manos de ciego, manos de barro que es
polvo
manos de ciego, de sordo, voz perdida
manos que hubieran servido para todo
y sirvieron para esto.
Que todos lo grabaron en la roca infinita
que no lo olvidaremos ni lo vengaremos
Fueron 4000 las almas inocentes
el diario publicó notas frívolas
de cosas que no le interesan a nadie
le preguntó al asesino que opinaba
y el asesino contestó igual que a una
vieja pregunta
pero el asesino no se dio cuenta de eso
ni siquiera pensó que una abuela pregunta
por su nieto
que venía de trabajar en la cantera.
Fueron 4000 o más y salieron en los
periódicos
vestidos de camuflado
o en las estadísticas como sucios trofeos.
*(*)*
Carolina Zamudio
UNA
ISLA DESIERTA
No navegues mis mares,
otros lo hicieron y se ahogaron; puedes verme
levitar desde la orilla ‒a veces lo consigo‒,
es un truco no adquirido. Dejo
en todo caso que mires
esa inmensidad que no soy ni tengo tendiéndose
de lado sobre la pierna doblada en que sin peso
descansa la mano izquierda.
¿Acaso no oyes las olas que rugen
en el corazón?
En la arena blanca de una sábana
el océano solitario se adormece. Querido, hay
mil formas de sobrevivir a las tempestades de mi amor.
Yo duermo y sueño que devoro
todas las costas y caigo
en el sosiego
de una isla desierta.
ESCÚCHAME
CALLAR TRAS LA VENTANA
Este es el tiempo, cariño,
un insensato. Hay varias formas
de dejarse ir del mundo. Elegimos pasar el día
en este sueño
de peces tras la burbuja.
Ven, escucha
ya casi va amaneciendo
y es dentro de mi piel. Allí un universo se
descubre florecido y canta.
No te descuides. Nada,
en realidad, nos pertenece.
Acaso fuimos nosotros
quienes vimos a trasluz
el dejo de un aliento deshaciéndose. Ahí viene
el día
y su delirio de celestes;
también, de allí seremos
y haremos del pan
nuestro refugio. Como la sombra
que pronto dibujará otros cuerpos
en esta calle, y otras más
de estos nosotros.
Ven, escúchame callar
tras la ventana.
No es cosa del tiempo,
ese insensato.
Es solo que ahí
va la vida.
CUANDO
FUIMOS GRANOS DE ARENA
los ojos clavados en el libro
como el buzo que guarda el aire
en busca de la presa.
Dicen que a ellos el sol se les instala en la
espalda y deja marcas,
yo nado por una línea sin rumbo, recuerdo vidas
pasadas
en las que el hombre fue un pez
y yo su trofeo. Él poco sabía
aún de mareas ni carnadas,
incluso antes, cuando fuimos
granos de arena amalgamándose unos con otros que
‒como ahora‒
se desprenden de este mar
al sur del mundo
y llegan a la página.
*(*)*
Lanzamiento de Realidad Aparte 17. León Felipe Larrea, Robertico García, Gajaka, y Antonio Curis.
Antonio Curis
Desierto de
la lingüística
Nos enseñaron letras:
primero las vocales
luego
las consonantes
nos
dijeron que unidas
formaban
las palabras.
Las
palabras conjuntas
(nos
decían)
ayudaban
a traducir
ideas.
Ahora
nos dejan solos
para
siempre
con
esta obstinación
infatigable
(terca
obsesión frustrada)
¿Qué
haremos
con
este hatillo deforme
de
absurdas dependientes
espontáneas
inocuas
crueles
canallas torpes
huérfanas
insensatas
palabras
sin raíz
y sin
destino?
*(*)*
Sergio
Plasencia
Nocturno en Blue
.-
¿De quien son estas cadenas que de mi pecho
arranco?
.-S.A.P.
Yo,
Sergio Alejandro Plasencia,
el del
dolor acuestas a los pies de la montaña; el que filtró en silencio el derrumbe
de los días; el del galope lento en la estación de los caballos:
Indio
nicaragüense: amputado, adoptado, ingenuo, dependiente, obediente, derrotado,
huí...
y prófugo vague, perseguido por la moral a fiel distancia, loco de amor, y tirano de tantas cosas, vagabundié como un gitano,
haciéndome
compañero, amante, amigo, padre, hasta traicionarlo todo como pragmático y
secular alumno;
para
llegar, con la desnudez del amor puro, a ser poeta,
y
finalmente hombre, aprendiendo a quereeeerrrrrmeeeeeeee – a mi mismo - en medio
de la urbana selva, minada, ando,
privado
y anónimo, de manos abiertas, rompiéndome los huevos, cagándome a gritos,
sepultando
a los fantasmas que vienen a mi encuentro,
resucitando
mi pasado, a cada paso, ambiguo, perdido,
sin
reposo, en marcha tremenda, hacia la muerte - vivo:
Triste o contento, de tesis en mis labios y antítesis en mis pasos, que me pierden,
pues
sin pensar camino y al pararme me masturbo,
me
duermo, sueño y vuelvo a nacer frente a un espejo
que
sonríe cuando lloro,
y de mi
rostro solo veo las lágrimas que caen
de mis
pobres ojos miopes,
saturados
de ternura, infatigables obreros del llanto.
Y
desafiando a mi suerte, recojo mis lágrimas entre mis manos
y bebo
mi salada cristiandad para vencerla y para que no me joda más, pues se
necesitan zapatos con suelas de clavos y cabezas humanas como escalinatas para
triunfar en esta vida, de mierda; ¡Lo sé!
pero no
puedo ser así
Podré
querer ser ateo pero sigo siendo hermano de mi hermano
y le
doy mi mano al ciego para que me ayude atravesar la calle
y una
limosna al mendigo para aprender hacer buen uso del dinero y de beber al
sediento para no ahogarme en tierra firme y de todo eso hago porque no soy un
sodomita:
Mismo
así me debilito una vez más y me vuelvo a entristecer,
mis
lágrimas son tantas que ya no las puedo beber;
entonces
pienso, y escribo para no dar el salto.
Esta
noche no es por casualidad que me encuentro ante vos, amante de la libertad,
ante
ustedes que escuchan mis quejas y ahora conocen mis secretos - amigos anónimos
- efímeros - sinceros -
irónicamente
en ustedes sin persignarme creo -
mientras
confiero a tientas la verdad que la naturaleza esconde, mientras ambiguo
aguardo por saber, apenas, mi verdadero nombre:
Por
ahora me despido, agradeciendo vuestro silencio,
ya
callaré también, y entre la muchedumbre, anónimo,
retomaré
el camino de la duda, y me volveré a perder -
adiós.
©
Sergio Alejandro Plasencia
Nocturno
en Blue.
*(*)*
Elizabeth Torres
State of Affairs
He aquí la linea fronteriza.
La raya
en vertical donde cruzamos hacia el fin del mundo.
De ahora
en adelante una brusca neblina
carcomiendo
las secuencias de cada instante nuestro
rabia en
los huesos
un rogar
incesante
por
máquinas del tiempo.
Atrás las
fiestas de los girasoles
atrás,
allá
muy
lejos, las anclas de tu barco
y más
allá
el
refugio maternal y la ternura
y en el
fondo de
la tierra un secreto:
nosotros
ya
no volvemos.
nosotros
ya nunca fuimos.
Cruzamos
de la mano a la noche permanente
el
vértigo
son otros
los que miran,
no saben
qué decirnos,
no, acá
la soledad es la respuesta
a nuestro
delirio de poseerlo todo.
Ya ves,
he aquí tu presentimiento
tu risa
interrumpida
tu
manantial de sueños ahora inalcanzables
la casa
se partió por la mitad
la cama
se volvió un bosque de animales extintos
el cuerpo
un jarrón roto en el que el amor desborda entre respiro y respiro
y
después, la nada
(que no
nos toque nunca por favor el olvido).
He aquí
la espera intermitente de los días
un
acechante pánico
agobiante
entrar y salir
por la memoria
de los vivos.
*(*)*
Víctor Hernández Cruz
El Poema de lo Reverso
In which
everything goes backwards
in time and
motion
Palm trees
shrink back into the ground
Mangos
become seeds
and reappear
in the eyes of Indian
women
The years go
back
cement
becomes wood
Panama hats
are seen upon skeletons
walking the
plazas
Of once
again wooden benches
The past
starts to happen again
I see
Columbus’s three boats
going
backwards on the sea
Getting
smaller
Crossing the
Atlantic back to the
ports of Spain Cadiz
Dos Palos Huelva
Where the
sailors disembark
and go back
to their towns
To their
homes
They become
adolescents again
become
children
infants
they
re-enter the wombs of their mothers
till they
become glances
Clutching a
pound of bread
through a
busy plaza
that becomes
the taste
of the sound
of church bells
in reverberation.
*(*)*
Alonso Mejía
La lengua
La lengua es una catapulta de
aires nuevos,
un laberinto de discordias, de
presencias y ausencias
siempre vivas, de emociones que
punzan el corazón
urticante del delirio,
manicomio de locuras sin fin, silencio
y lucidez, testigo frío,
impávido de sueños trasnochados,
de proverbios y decires
decrépitos repetidos día a día
a los párvulos para
contaminarlos de estulticia y tedio
mientras las babas les consumen
el pulgar izquierdo
después de atiborrarse la panza
de desechos.
La palabra inventa sones para
preservar la duración de un coito,
como inventa la algarabía de
trinos y ritornelos,
exhibe voces que describen el
desdén o la impericia en el vivir,
expele vahos recónditos como
las salidas de caracoles infinitos,
que trae cada una emoción
encapsulada
y en ellos me reconozco, me
levanto y digo:
¿Qué me impide hablar del can y
del turpial, del cazaubón,
que dirige la mirada hacia
donde nunca hallará nada?
La palabra, como el beso y como
el pan, si no es fresca,
palabreja será, pobre palabra
del montón
que jamás sabrá llegar al
corazón.
*(*)*
Gabriel del Casal
Masaje de pepinillo con kiwi (canción
son)
Sale, el corazón de
terciopelo. Sale, el corazón de terciopelo, sale… Sale el corazón de terciopelo
negro. Sale el corazón de terciopelo.
Regresa,
cuando la luz sea nuestra.
Sale, el
endriago, salen los dados, sale es el amor. Mi corazoncito de terciopelo. Sale.
*(*)*
Norma Wanless
*(*)*
Buena edición.Ya somos muchos las severisimas neoberracas.
ResponderEliminarMe gustaron los poemas de David Huerta, Alonso Mejía, Noel Jardines y Mariela Dreyfus.
ResponderEliminarQue orgías. Escrbio Gustavo Adolfo Garcés, Todo el poema es de papel.
ResponderEliminarTiempo, el insensato. Lo repite en el poema de Carolina Zamudio.
ResponderEliminarHermoso, que elegancia.
"Nada miente tanto como un hombre indignado".
ResponderEliminarFriedrich Nietzsche
Pedro Arturo y Miguel Falquez no son neoberracos. Se muere Gajaca y todo se acaba.
ResponderEliminarMás bien solidaridos y que van a sus fiestas y recitales en New York. Comas no aparece en esta muestra, será para otra muestra.
Lo que querría decir que el neoberraco no existe. Es un chiste, si mucho.
ResponderEliminarQue vergüenza la foto desenfocada de los neoberracos.
ResponderEliminarMira. No se como se desenfocado, cosas de diablos fashos.
EliminarTenía que hacer otros cambios, lo cual no he podido por un daño en el máster de la computadora.
Está en arreglos, ya lo corregiremos.
La canción de Gabriel del Casal no es una guevonada?
ResponderEliminarMira hijo, cuando me la oigas cantar, te vas a ir de para tras.
EliminarBuena idea. La poesia se salvará!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarPoeta nicaragüense? No creo.
ResponderEliminarMe sorprende el poema de Sonia, ya que es una niña buena.
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