A.... Mi primer aforismo, recien enterado del asunto literario, sonaba a ánfora, y que bien experimentar, para catapultar después.
B....Quién entraba al aforismo no volvía a salir jamás, y más si era nietzscheano.
Por Gabriel Jaime Caro (Gajaka)
I
Recitaba, Ajo y tomate y Alberto Rodríguez me dijo: un poeta menor aficionado a la filosofía. que podría yo repostar, con tres libros publicados? Si Octavio Paz dejaba por fin de reencarnarse, si Octavio era un poeta Mayor, y Lezama, como pretender serlo, si apenas vislumbras el sendero de Basho, por ejemplo.
Y escribí este aforismo en un taller que a mi mismo celebraba:
Dedicado al arte de la soledad y a la Tos alegre... Y para que más!
abandonado de amores, a cultivado su espíritu brillantemente, y si tuviera hambre, ya sabe, las hierbas, ojo a las desconocidas por Demeter, al concierto para flauta que redondea estas patas arriba alegría, infinitamente preciosa. Las viejas actrices y el terrrible pelo que no es rojo. Tu después entrecomillado.
II
Las travesuras de mis tías paternas con Tomás Carrasquilla, de la que no quisimos entererarnos, ni en el recreo y sus buitres macabros. Por decir una ligeresa. Costumbrista, vale pedo. Realista, un tipo solo, de la guerra:
La tía Sofía, que parece nació inquisidora (eso pasaba cuando los padres tenían diez o doce hijos. Solo los judíos y los musulmanes puden hacer esto y no pasa nada; todos son iguales), le echó en complicidad con sus hermanas, mierda de gato al sombrero de copas de don Tomás Carrasquilla; para que no volviera a la casa, por maricón. Como que sentían las tías (5) que el escritor deseaba a don Emilio Caro, su padre. Y fus tus tus, T.C. se puso el sombrero.
Merecemos el peor castigo.
Post scriptum: Mi padre se indignó y nunca más le habló a su hermana.
III
A cuántos kilo me letros por hora vuela una golondrina? Da Vinci, decía que a 500, las que yo vi, llegarón a mil, y se inflaron de aire de chimenea de restaurante dominicano. Y vivirán guerriando con las otras familias, o son de hecho el infinito perverso, que observan.
Viven en los árboles puntiagudos, allí se acicalan y dan avisos de gloria, lo decía Calderón de la Barca. Se roban el cielo de la ingratitud, yo diría la tierra.
Ni modo de preguntarles a los simbolistas chinos. Ah, no son del Siglo 19, tantos nuevos poetas muertos en guerras civiles. Puros ejércitos (en cada país) en Vana Stanza. Garrit, Lorca, Nervo, a echarle leña al genio permanente de la pintura, olvidad el rabo, y solo el ají maniático. Reencarna Tiziano hecho todo un fascista, y pintó el tiempo y un largo osgásmo con Gala. Alguien lo pidió a gritos, el barroco con coco azul del Mediterráneo.
Más falso que una cabra. desnudo no desnudo no desnudo hasta mil veces, y saz El Decamerón, Hegelianos viendo el enfrentamiento de burócratas, fuera de palacio, contra principes, que no entraban a este mundo, ni en charla. El 19 Romanticismo.
IV
Del mal llamado Siglo de oro de la Colonia, al realismo latinoamericano, Pombo neoyorkino, Rubén Darío, Carrasquilla y Cuervo (puente, teórico de la lengua (con el francés al frente de su cara), González Prada, Montalvo, Silva (victima nombre), Caro, su padre José Eusebio. Modernistas godos de dos apellidos, o el genial intérprete, Guillermo Valencia (el exterminador de indigenas en el Cauca), dicen que se ahorcó, y sus últimas palabras fueron en francés: A Lamartine. Oh h.p. vida, no quiero más, mi miasma.
V
Soy menos malo, amo lo que es mio en el amor, metáforas en ciénagas desoladas, ahí si que me tengan río heraclitaniano, el sabor de una comuna como París, que no fueron sangrientas. Y abajo la policía en las protestas sociales, son peor que los gritos de auxilio de las guerras civiles de latinoamerica. Otra cosa es la Policía Pop, en su mayoría mosquitas muertas.
A Eduardo Peláez P, cofundador de la revista Siglotica.
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