viernes, 28 de agosto de 2020

Humillar la vanidad, próximo libro de poesía o un inédito más para la gacetilla personal.



Inéditos de un nuevo libro, Humillar la vanidad, título basado en el poema de Humilla tu vanidad de Ezra Pound.

Por Gabriel Jaime Caro (Gajaka)

Uno

la vanidad (versión, mientras nos tragamos entero al viejito fioca o que mira desde muy alto).

Si yo digo, qué ojos tan hermosos, (A quién me estoy refiriendo?), es cómo para quitarse los calzones, una vez inauguras tu adolescencia, y te importa un pito un monje.

Nada se imagina, el canibalismo una vez establecido, es entre hombre y mujer, no importa el sexo. Diez mil años antes de la caída del imperio romano.

Estoy tan caliente viendo a Hécate y sus perros. El cuento regresivo de la imagen que se perfila.

Ya que los viejitos regresan al paraíso, que habían abandonado, preparé mezcal con pepino, y a culatazos llegamos. Cada uno puede volver a su origen, o si lo prefieren Luz de luna.

Más tarde vino la variedad. Y en eso llegó supuestamente Jehova a cancelar estas citas tan de Sodoma y Gomorra, que no pudieron borrarla de la historia. Por sustancia apreciativa se vuelve a lo mismo cambiando de gustos de corte en la mesa a mesa de cortes en la mesa solitaria.

De tanto mirar la foto de Eliot en sus Collected poems, 1909’1962, me he enamorado por fin de sus ojos, y el pelo partido a la mitad, de unos pocos príncipes de amor. Llamado a enamorarnos de la poesía.

Que persiste por escalones imposibles de volver a habitar, quién, Eliot, la personalidad de un documento en el autobús.

Lo otro es narciso, de muy pocos elegidos, a lo mejor somos poetas menores ahogados en un mezcal con azúcar. Y ellos, cómo Lorca y Dalí fueron felices.

 

Dos

 

Me he defendido ante la bruja mayor, antes de que sea gemela. Vaya ud a ver el original de banda, el poema menor que habían montado desde el siglo XVII. El clarinete de Monteverdi.

Y hay poetas mayores vivos entre nosotros, es gracias al chisme ciorano, al menos se muere uno de risa. Los aristotélicos que poca les importa la vejez, y los clásicos de cada época, retumban en la crítica.

Fue grande haber conocido a Gil de Biedma. A Álvaro Mutis en

Lecumberri. Sino hay buen trato entre poemas mayores y menores, se inclina la balanza más hacia la hipocresía.

Que yo muera con La Ética de Spinoza, me quita mucho la imago, falta otra vez el clarinete. La fiesta innombrable de las metáforas.

 


tres

 

Volviendo al cuento, así los libros fabulosos se buscan, se encuentran en esa semiótica que el cine canta con toda la poesía deconstruida. 5 minutos de Los 400 golpes, sales de la sala, porque hay unos lincheamientos en las calles de fauna humana, o Brigadas rojas.

Y también te sales del Séptimo sello, y de Derzu Uzala. Y calificas para crítico de moralinas, aproximativo por si las dudas no atormentan. Nuestro bello silencio, Historia del silencio (Alain Corbin).

La manzana en la oscuridad, y el bello nombre de Martín de Clarice Lispector.

¿Quién ha de responder jamás por qué las mariposas en un campo ensanchan en oscura comprensión la vista de un hombre?

La manzana en la oscuridad, Clarice Lispector.

4

Si un hermano te conoce, inventa la estrategia para conversar de asuntos que solo les compendien. Bien entrados los años de la experiencia y los de la imaginación en choque de tractomulas en el desierto.

5

Al reino hemos llegado, sea por el lado de Éxodos frecuentes, o las migajas que formaron su propia torta. Detrás del culo de Quevedo y Villegas, o de la simple marioneta que alcanzamos a ver y somos.

Galicia la más pobre en el siglo 19, ¿cómo va hacer?, y lo fueron, seguían durmiendo con los verracos, la corrupción era parte del embrollo político, quién ama sus gallinas cómo Cervantes, saben qué son de otra raza completamente alarmante y de vuelo.

A los bichitos raros.



En Este lugar de la noche, entre el silencio culposo y la risa de Demóstenes, rara. El hamaquero  y su súplica a Hermes. Con Nora Rendón y la mona bióloga. Foto de Jairo Arango. 



 


martes, 11 de agosto de 2020

Poesía Embustera, por fuera del establecimiento.

Gabriel Jaime Caro (Gajaka), y su segundo poema a su padre. In Memoriam
Playa de San Sebastian, por Loli Cienfuegos.

Segundo poema a mi padre, a nivel profesional, la vida, la soga,

A mi padre, In memoriam.


EL ROSTRO (II)

Primero que todo mi hermano Guillermo soñó con mi padre, y le dijo que estaba en e l infierno. Que raro, mi padre fue bueno, y con sentimientos encontrados, era cómo para estar en el purgatorio. Jaja ja, algo que no existe, pero el fuego si en el mismísimo abismo del señalado.

Mi padre tenía un solo vestido para salir, y lo aplanchaba a diario, y a trabajar a su consultorio odontológico, ¿Eran muy caros los vestidos de hombre?  Primero estaba la beba diaria.

Si, al parecer, habían otros que trabajaban, y nunca tuvieron un vestido completo. La máscara democrática del Frente Nacional.

Se vivía parecido a una monarquía. Las putas ricas, jugaban en sus sueños a ser condesa.  Desde los aquincenses. Romanos sin epístola de san Pablo.

Mi abuelo Emilio Caro Duque utilizaba la mariguana en la odontología, a principios del siglo XX, pero llegaron los godos y la prohibieron. Luego pasó a ser el filme MARIGUANA (terrorífico) de los sesentas. Paz y amor, amor es.

Los hippies gozaban de una buena fama en el extranjero menos en USA. Los miraban cómo ratas de alcantarilla. Hollywood apestaba.

Mi padre prefería morirse de hambre, pero con amor hacia sus hijos, encerrados en la casa mientras él inventaba la comida del confinamiento.

Hoy a través de los tiempos, no hemos dado el paso definitivo hacia la contemplación de la imagen de nuestro ser repetitivo, a la del padre santo y masón de fraternidades líricas.

Mi padre vengó la palmaba en la cara que el cura escolapio le dio a su hijo en la niñez. La imagen franquista, retroexcavadora de la inquisición regalada. Mi hermano Raúl en la inmanencia. el vivo retrato de mi abuelo científico.

Hoy todos estamos en un carnaval, lo que nunca cesa con la vuelta de eternidades

El desprecio al Cristo de dar la otra mejilla al golpeador.

La falsedad de los curas presentan el rito equivocado del rebaño. Los crististas hoy medio fashos, racistas.

Un cura, el pispo del barrio, lo va ha tener todo, no puede con esta costumbre del matrimomio pero lo va a recalcar allá en el pulpito: creced y multiplicaos. Vaya flamenquito este, caturroso.

Gabriela mi tía, murió de 96 años sin haberse tomado nunca una pastilla para el dolor. Hijas de Dios.

La locura viene de la mala costumbre educación o custumbre mala educación o educación costumbre mala en primera persona del masculino. La madre siempre es inferior al padre en las decisiones deseantes, que siempre corren por entre los hijos, y estos machistas, desarrollan fácilmente la esquizofrenia.

He dicho maestro Lezama.

II
Qué será lo qué se reduce al caminar, pierdes reducciónde la mente? Te encabritas,  ese amor qué no fue en definitiva, socaba las huellas de ternura, pocón? vamos a encabritar, al lugar de esa poesía cómo la de Góngora que llevaba mensajes a los poetas en América.Y como no hay poeta perfecto, solo los cuentos de la musa, y las musas, alcahuetas de tu estilo, enemigas del amor en la mitología.Se quieren los asesinos entre si, suficiente cannon para la culpa en mitad de la plaza pública. Callaos meandros, para decir secreto. Poesía mensajera, Las soledades en principio de la acción paralela.