DANZA MACABRA*
Y ese día, de dónde sale todo eso, la marca de una
cicatriz donde no hubo
herida, en el cuello: tipo
soga del ahorcado que ahí
hubiera hecho su estrago,
y al tipo ese, que soy yo
(si no a qué contarlo) se
lo llevó a la golilla.
Para más inri un divieso tamaño chícharo en la sien
derecha, moquillo cual si
fuésemos gallina, y el
color morado (con lo
que implica) formando
chapones lacustres en
diversos puntos del
territorio (fustigado)
del pellejo: de joven
Onán me divertía, de
vetusto Marsias rige
desde su condición
(se apoya contra un
árbol a la entrada de
la cueva de la Sibila)
de desollado.
Está bien, hay que morir, de acuerdo, a qué resistir
ni
andarse con remilgos ni con
discursos extemporáneos,
¿pero hay que morir entre
hedores? ¿Sabañones,
forúnculos, edemas (el
morado demorado de lo
estancado) el gástrico
rebumbio, la piel del
trasero (en carne viva)
repelada a la hora de
recibir a la Pelona? Dos
alfeñiques, y el bolsillo,
para colmo, asimismo
despellejado (a estas
alturas puedo al menos
darme el lujo de
desentenderme del
capítulo gastos).
Y el tipo ese a la vera del lecho me llama y me
llama,
¿se creerá que soy
yo? ¿O
irá a creer que me voy a
creer que él es yo? Ya se
puede sentar a esperar que
me muera, tengo todo el
tiempo del mundo, aquí
quien resbala y se parte
la cadera, triza y queda
hecho mixto, tenedlo
por seguro (y por
garantizado) no he de ser
yo. Mirad, mirad su cara
ahora de espanto, jijó, se
ve que está arratonado,
quiere girar el cuerpo,
salir pitando, pero la
dueña (mayor) de la
Abstracción le impide,
por peteneras, soslayo,
de medio lado o por un
atisbo de la comisura
del ojo, la evasión.
Pirotecnias de la evasión.
Que caiga, qué caray,
que caiga en la inescrutable
red (geométrica) de la
Abstracción: se hinche y
desorbite un instante, sapo
toro, ojos saltones, y
reviente. Un punto de
mal olor, algo así como
a huevo podrido, humor
acuoso, verdusca mancha
de un nombre propio sobre
la baldosa del suelo rojo al
pie del lecho: alga la mancha
de nacimiento se desprenda
de la mejilla (de paso la
mejilla se desprenda) y yo,
rollizo, sin duelo y sin
quebranto, me dé al vuelo,
crepite, un vuelco y empiece
mañana a primera hora de
nuevo con un desayuno de
huevos (dos) estrellados, café
salvadoreño, a la mesa un
resto del pan de tizón que
el otro se ha llevado, mero
recordatorio de Eucaristía.
_______J.K._______
SIMIO DE MIL MANERAS
¿Neobarroco yo?
Soy ñeque, güije,
acoy santiaguero
salido del muladar
de algún verso sencillo,
peregrino, sandunguero:
verso nada estrafalario
(en Camajuaní burilado)
qué va, yo neobarroco no.
Ni cuje ni gaje soy
nonato neobarroco
un adán anonadado
de nominar lo nominado:
ya, hola, boj, troj, carcaj,
reloj entrecano, pelón
desmejorado el cabelludo
cuero reluce cráneo, se fue,
lo monto atuendo del oriundo
a lo oriundo ulterior por Dios
a la Calaca chivateado: ñampió.
¿Barroconeo? Qué va.
Pura matadera de tiempo.
Jaque mate darse un mate
con la Muerte: encasquillamiento
puro del en vida estancado de
cabo a rabo (le ronca, la espera):
¿del erial? ¿Del cenagal? Qué
va: estamos a la espera de la
esfera verdadera del Logos
cosido a la herida al costado
de Dios (oval, yo) oye como
voy recocido ladrillo (piramidal)
rendido al pie de la hoz segando
flor parietal de arena.
*Textos ya publicados tomados del Manifiesto del Neoberraco.
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Ha corrido un chisme de que ha sido nominado al Nóbel tres veces por diferentes academias de la lengua hispana; con esa vitalidad de este poeta que toma líquido por cantidades para purificarse todo el día, esperaremos ese momento en los próximos años, quizás a sus 80 años. Ahora tiene 72.
Ay las aristas poetas de formulitas inacabadas, donde esconde usted su poesía política. Kozer ha sido certero en todo, en lo breve y en lo envalentonado del aire de cada día para sus poemas que ahora pasan de 8.000.
La máquina de Kozer le dicen los surrealistas, aquellos que andan quedados sin poder producir más que menos arrebatos de espíritus apagados. Pero es una buena carta de presentación.
Gabriel Jaime Caro (Gajaka)
“La máquina de Kozer”
O
simplemente la
balaustrada libresca,
O
todos junto a la mesa.
O
todos junto a la mesa.
Un buen tapizado
de un sofá lo hace ver extenso, una obra de 8 mil poemas más, extensión aún por acomodamiento en la literatura
universal. Esa es la estrategia del poeta José Kozer, que goza con su oficio de
escritor en su lengua nativa, el español, en un país donde los anglos apenitas
escuchan la lengua hispana con placer; descentramiento de las cosas postizas, hacia
el futuro incierto de la maraña antipoética copiada y sin extensión de la gran
mayoría de afectados con la escritura elegida para la poesía.
Fue Nueva
York la escena de sus primeros rumores, por los años setenta y los ochenta,
cuando calificaba como profesor en Queens College, y hacia amigos para parear o
mejor para advertir que muchos de ellos buscaban la soberbia antes que un buen
poema. “Realidad Aparte”, la revista ilustrada de poesía, lo tenía como su poeta más importante más
lascivo más autobiográfico. El tenía su revista “Enlace”, donde aparecían no solo los poetas hispanos residentes
sino los poetas neobarrocos hispanoamericanos.
Su origen
judío, cubano, la disciplina de los espíritus mundanos, la lectura, y en esto
no hay quién lo iguale; una respiración mística y sus contrarios. Vive de esas
lecturas por toda la llanura académica estadounidense.
Algunos de
sus títulos poéticos son: Este judío de
números y letras, Y así tomaron posesión de las ciudades, Jarrón de
abreviaturas, Bajo este cién, La garza sin sombras, El carrillón de los
muertos, La voracidad grafómana.
Ha corrido un chisme de que ha sido nominado al Nóbel tres veces por diferentes academias de la lengua hispana; con esa vitalidad de este poeta que toma líquido por cantidades para purificarse todo el día, esperaremos ese momento en los próximos años, quizás a sus 80 años. Ahora tiene 72.
Y no es
cuento aparte es que hay tan pocos poetas consagrados como él que merecen esos
premios para su felicidad completa de su alma execrada de viejos mitos politeístas.
Claro que a mí me ayudan algunos con sus leyendas sacrosantas.
Ay las aristas poetas de formulitas inacabadas, donde esconde usted su poesía política. Kozer ha sido certero en todo, en lo breve y en lo envalentonado del aire de cada día para sus poemas que ahora pasan de 8.000.
La máquina de Kozer le dicen los surrealistas, aquellos que andan quedados sin poder producir más que menos arrebatos de espíritus apagados. Pero es una buena carta de presentación.
Gabriel Jaime Caro (Gajaka)
Junio y 2012
*
*
A
grosso modo se puede decir que en poesía hay una línea recta y una línea
fracturándose. Incluso, considero aplicable a toda la escritura esa división.
La
recta tiende a lo episódico, privilegia la trama; la fractura tiende al espesor
expresivo, connotativo y no denotativo, privilegia el lenguaje.
Clasificar
escritura en un sentido académico tiene un valor pedagógico, no siempre
verídico: sin descartar ese sentido de utilidad, nótese lo renuente que se
muestra el creador a verse encasillado según los ismos y las escuelas o
géneros.
Dicho
lo anterior, respecto al neovanguardismo y al neobarroco como módulos que
pueden servir de pauta para situar mi poesía, y desde un enfoque relacionado
con la evolución de esa poesía, debo decir que en principio no me atengo a
ninguna de estas clasificaciones, aspiro siempre a escaparme de la definición
pedagógica, aceptando su utilidad en ciertos espacios de trabajo (verbi gratia,
el salón de clase: sin embargo, de tener que aceptar, aun a regañadientes, una
clasificación, optaría por la de neobarroco.
Si
me retrotraigo a mis primeros pinos poéticos, veo que lo que me mueve es la
línea recta, la poesía que conversa y expresa sentimientos y estados de ánimo
desde la nitidez denotativa. A medida que esa poesía sostiene un ritmo
incesante de crecimiento, veo, por acumulación, que la línea recta se ve
sustituida por la fractura, el recoveco, pliegues y anacolutos, connotaciones y
desplazamientos continuos van tomando posesión de ese trabajo, hasta el grado
que lo que al principio se instauró como linealidad, pasó a ser, de manera
sistemática, descoyuntamiento, selva enmarañada, proliferación.
No
hay poeta que pueda escapar a una, varias, o incluso numerosas tradiciones.
Ahora bien, mis padres y padrastros poéticos, esos progenitores ineludibles, no
proceden del Barroco ni de la bifurcación y densidad de lenguajes. Mis lecturas
originales fueron los simbolistas franceses, excluyendo a Mallarmé, y poetas
latinoamericanos del tipo Casal, Martí, Asunción Silva y no, por ejemplo,
Herrera y Reissig.
Mi
contacto con poetas fuertes de índole compleja y densa ocurre tardíamente y a
raíz del destierro, que en mi casi se inicia en dos etapas: del 58 al 59, en
Nueva York, y luego del 60 al presente, en Nueva York y otros lugares. Este
destierro me lleva de la mano a leer a los poetas norteamericanos modernos:
Eliot, Pound, WCWilliams, Stevens, leídos en mi primera vuelta mal y de manera
caótica (manera muy fructífera para la poesía joven) y más tarde, a Parra y a
Vallejo (no a Lezama). Parra me es útil como poeta adolescente y violento,
Vallejo como poeta más denso y retorcido. Al primero lo descarto con relativa
facilidad, el segundo me resulta más difícil de alejar, pues su mundo
conmociona mi mundo, no desde Trilce sino desde Poemas humanos o Piedra negra
sobre piedra blanca.
Leo
a Lezama con más de 40 años de edad. Leo a Mallarmé, mal todavía, con cerca de
50 años de edad; releo a los usamericanos y añado a ciertas lecturas la poesía
de Oppen,
Zukofski,
Olson, Berryman: y aquí se incrusta toda una trayectoria lectora, continua,
obsesiva, en la que (en español y en inglés) en la nasa de mi cerebro entra de
todo. Entra, y de ese arroz con mango diario, triturando y recomponiendo, surge
la proliferación de mi trabajo.
Una
crítica esmerada y sagaz, si quisiera estudiar mi poesía, se vería obligada a
seguir paso a paso los libros que leía el día en que escribía un determinado
poema. Y esa crítica paciente y meticulosa no puede darse, dada la monstruosidad
del proyecto que menciono, dada la dificultad de ir desenredando una maraña
donde cada poema escrito contiene materiales de literatura, tanto ficción como
poesía, de distintas culturas, que abarcan el judaísmo, el budismo zen, lo
occidental francés, inglés, japonés, español, etc. No hay, en principio manera,
de seguir el trayecto cotidiano de mi trabajo, lo que lo suscita, poema a
poema, en su referencialidad y espesor.
¿Soy
un poeta neobarroco? ¿Por qué no? Lo soy en el sentido de que el espacio de un poema
mío acoge la mayor cantidad posible de materia, sea vital en el sentido de lo
palpable y visible, de aquello que tenemos delante de las narices, o sea lo que
se filtra desde el estado de lectura, escuchando música, o sosteniendo una
contemplación, una concentración espiritual: o sea mirando fotos, láminas, o
sencillamente escuchando las numerosas voces, aquéllas que brotan de una
conversación “normal” o aquéllas que están incrustadas en el cerebro y brotan
del inconsciente.
Esa
poesía entonces se desarrolla en cuanto texto como proliferación bifurcada, que
atiende al lenguaje, atiende a la ramificación de las referencias, y se deja
llevar, momento a momento, con la mayor naturalidad (creo) por oblicuos
pasadizos y meandros “interminables” (así al menos desde el punto de vista del
deseo, pues escribir y no cesar de escribir, es vivir y no tener que morir:
quien escribe no muere, siempre y cuando escriba): espacio donde todo cabe y se
acoge, entreverando lenguajes, hablas, y sus disociaciones. Espacio en que,
desde una modernidad, el ojo poético permanece abierto a toda posible
suscitación, sea ésta un recuerdo que derrocha de pronto el inconsciente, o una
figuración nacida de la propia necesidad de invención.
Puedo
tomar un poema mío, reciente, y decir que posee densidad, diversidad de
lenguaje y de imagen, complejidad de expresión y de contenido, y que participa
de lo que gustaría definir como libertad con rigor.
Desde
esa libertad con rigor procede mi trabajo: libertad que sucede en el momento
mismo de la escritura y rigor que sucede al día siguiente, por la mañana,
cuando corrijo y pulo lo escrito el día anterior, también, casi siempre, por la
mañana.
El
resultado es un poema que revela el momento histórico en que vivo, y ese
revelar es inescapable, séase Shakespeare o Amado Nervo. Estamos incrustados en
una situación procelosa, auténtico hervidero de suscitaciones, de la que un
poeta vivo y atento, puede (y debe) extraer mundos enredados, y a la vez
ordenados (desde el inconsciente y desde el oficio y su aprendizaje) (libertad
y disciplina: que en el fondo acaban de ser lo mismo): mundos que acogen
materiales de acarreo y luminosidades ulteriores. Todo cabe en el poema actual;
y a Bach y una de sus maravillosas cantatas lo podemos acompañar, sin que implique
una desarmonía, con un guaguancó.
J.Kozer
José Kozer es uno de los poetas
latinoamericanos más notorios de las últimas décadas, debido a la complejidad y
las estructuras sonoras de su poesía. Junto con otros autores cubanos como José
Lezama Lima y Severo Sarduy conforma una admirable constelación neobarroca.
SOBRE EL
NEOBARROCO.
FRAGMENTO DE UNA ENTREVISTA DE JOSELY VIANNA BAPTISTA A JOSÉ KOZER
J. V. B.: ¿Cómo concibe el neobarroco en una época en que, recordando a Lyotard, han naufragado los Grandes Relatos (Progreso, Humanismo, Ciencia, Arte, Sujeto)?
J. K.: No soy teórico. Entre los poetas hispanoamericanos asociados con la corriente neobarroca que conozco los hay muy competentes: Echavarren, Kamenszain, Espina, el tristemente fallecido Perlongher, Eduardo Milán. Pienso que han dicho y tienen mucho por decir sobre el barroco clásico y el neobarroco, incluso si tal cosa existe, y qué poetas pueden auténticamente quedar adscritos a la nómina, al Who’s Who de la poesía neobarroca. Como cualquier poeta que se precie, quiero y no quiero pertenecer al neobarroco, quiero ser uno inter pares y a la vez no quedar reducido a una nómina, a una escuela, a un modo unívoco de percibir la poesía.
Concibo lo barroco no sólo como una superficie sino sobre todo como una profundidad. Tiende a la desesquematización, aunque como toda manera de ser y de hacer, acaba forjándose una retórica, una serie de principios que incluso lo pone a la defensiva, lo cual ya es una trampa: todo inevitablemente tiende a anquilosarse, a masificarse, con lo que la chispa original se institucionaliza, se academiza (muere) y pasa a ser gesto, acto mecánico, uniformidad. Sin embargo, y dentro de lo que cabe, el barroco clásico fue una reacción a una visión española cerrada del mundo, reacción alimentada doblemente por el redescubrimiento “full force” de la Antigüedad y por el descubrimiento del Nuevo Mundo, que obligó al escritor (mayormente, poeta), así como a la gente y por ende, al lenguaje, a abrirse, a rehuir las formas mayestáticas, prepotentes, del lenguaje oficial, un lenguaje al servicio de la muerte: el de la Iglesia que perseguía y vigilaba como Argo de cien ojos todo brote de heterodoxia; y el del Estado que perseguía la riqueza material, el poder de hacer y deshacer a voluntad y arbitrariamente, según sus cánones y necesidad de acaparar toda la realidad de manera monolítica. Y todo ello, claro está, con base a un lenguaje fofo, facilón, asequible a la boba masa, reducible a fórmulas de rápido empleo, mecánicas. Un lenguaje que le permitía al arzobispo, al inquisidor y al cura de pueblo decir sin tener que hurgarse la mollera: lenguaje dado, idea recibida. Un lenguaje que le permitía al imperio y a sus acólitos blandir la endiablada espada con fácil justificación retórica: Patria, Gloria, Imperio, Rey, Nación, Dios, Ecclesia, Virtud, y demás perversión de valores.
El barroco es un asombro. Y es la asombrosa reacción del lenguaje ante el asombro de lo que fue la Antigüedad, tanto tiempo prohibida por la Iglesia, y por lo que representó el descubrimiento de las nuevas tierras allende el mar. Imagino el asombro del hombre medio, del ciudadano de a pie (como se suele decir) ante la noticia del Nuevo Mundo: aquellas pieles, aquellos adornos, aquellas culturas, aquellos dioses; los animales, los productos de la tierra, los nuevos árboles, las nuevas lenguas. Y no sólo eso: asimismo el asombro ante el hecho de que los propios valores no eran únicos, de que la tierra conocida no era la única: había otras culturas, también antiquísimas, y otras formas de comer, de pasar el tiempo (por ejemplo, se podía fumar y echar humo por las narices). Había otras mujeres que tenían un sabor distinto, traían al mundo hijos de piel mezclada, olían de otra manera, se bañaban con más frecuencia que sus propias mujeres, imaginaban la sexualidad de un modo distinto, no padecían del mal de la ropa y del ocultamiento detrás del velo y de la tela gruesa, eran capaces, sin exhibicionismo ninguno, y de manera “natural” de mostrar su desnudez. La del cuerpo(deseo) y la del alma (“inocencia”). ¿Cómo, ahora, ante esta diversificación de la verdad, este aumento de la percepción, decir las cosas? ¿A qué lenguaje recurrir para enfrentar este espacio nuevo, gigantesco, enmarañado, complejísimo, que surgía? Ese hombre de la calle, aquel conquistador, o simplemente el “emigrante” que se va de la Península en busca de una “nueva vida” tiene que forjarse un nuevo lenguaje para las nuevas cosas que ve. Un nuevo lenguaje que lo obliga a extremar la letra, la palabra, desusualizándolo, descanonizándolo, abriendo en la jungla un trillo, un sendero de tinta y verba que le permita captar lo diferente, reproducir lo mejor posible lo mixto, plural, contradictorio, en el sentido de sus propios valores, sus costumbres “rancias”. De nada le sirve el abolengo ante la desnudez, de nada le sirve el lugar común del lenguaje en un sitio donde la base de ese lenguaje, las imágenes trilladas que maneja ese lenguaje, ni siquiera existen. Si un español medio del siglo XVII (pongo por ejemplo) tiene por costumbre decir que “no se le pueden poner puertas al campo”, ¿qué podrá decir cuando sus ojos contemplan la vasta extensión de un nuevo continente donde el concepto de puerta y el concepto de campo difiere por completo de su propio concepto? Un concepto, el suyo, cerrado, exiguo, infinitamente pequeño, si lo compara con la desmesura que es América.
El lenguaje de los siglos XVI y XVII se tiene que haber sentido amenazado, existencialmente desesperado. Las referencias, la información, los datos que llegaban eran inconmensurables, sobrepasaban la deletérea y desbordada imaginación medieval, imaginación, por cierto, que se había canonizado y anquilosado. Aquel lenguaje, confrontado con sus propias limitaciones, se rebela, busca revelar nuevas cosas mediante el acto rebelde de la múltiple participación: es un lenguaje sierpe, un lenguaje que se retuerce dentro de sí mismo, se ovilla y se distiende, se lanza en mil direcciones simultáneas para tratar de captar la multidimensionalidad que de pronto le presenta la nueva realidad. Ese retorcimiento, que es búsqueda, no es superficial ornato, como suelen decir los académicos, sino que es auténtica manera: intento de captar la voluta, lo espiral, el estallido, las diversas esquirlas que salen disparadas en todas las direcciones, aparente azar, asombro, desconocimiento. ¿Cómo conocer? Es decir, ¿cómo decir? ¿Cómo reentender la verdad? Es decir, ¿cómo redecir? Y, muy importante, ¿cómo abarcar?
Estamos ante lo inconmensurable, hoy diríamos lo extraterrestre, lo lunar y silénico, lo cósmico y espacial. Hace falta un lenguaje especial, abierto, intrépido, desterritorializador, para decir lo inconmensurable. Nótese cómo el lenguaje recurre ahora a todos los recursos estilísticos de que puede echar mano: y lo hace sin miedo, con la boca abierta, el estómago echando pedos, soltando borborigmos, expeliendo regüeldos. Es un lenguaje excrementicio y altamente ético; un lenguaje que no separa simétricamente: lenguaje que no valora más la sangre que el semen, la glándula pineal que la suprarrenal. No es el lenguaje del Dios único sino el lenguaje de todos los dioses: por ende, un lenguaje perseguido (jamás perseguidor), y que por ser perseguido tiene que volverse oscuro, oculto, críptico. Lo es por doble necesidad: porque tiene que extremarse para conocer lo nuevo, y dentro de lo que cabe representarlo; y porque tiene que disfrazarse, disimular, para no caer en las ergástulas del Poder.
¿Soy neobarroco? No lo sé. No es asunto que me quite el sueño. ¿Qué voy a saber si soy poeta neobarroco si ni siquiera sé si soy poeta o lo que quiere decir serlo? Es bonita la anécdota que cuenta cómo una vez le presentaron a Lorca un señor. El señor, al darle la mano le dijo: “Ah, Ud. es el poeta” A lo que Lorca, chispazón andaluz, respondió:“Si Ud. lo dice.” Son importantes las palabras de Lawrence Sterne, cuando el comisario (Vol. VII, capítulo XXXIII) le dice a Tristram Shandy: -And who are you? said he. -Don’t puzzle me; said I” Es maravilloso. “Who is he who can tell me who I am? (Shakespeare). En efecto: ¿quién soy? No sé, no lo sé; todos los días me muero delante del espejo.
La pregunta hay que plantearla desde el punto de vista de la relación que se tiene con el lenguaje. El nuestro, digamos que neobarroco, lo es porque está dando tumbos en la maraña, golpeándose, hiriéndose, cicatrizando: lenguaje hendidura, cicatriz; lenguaje orificio, por el que salen expelidas las palabras, renovadas, fétidas, insolentes, desesperadas. Yo siento un odio profundo hacia el lenguaje, es mi enemigo: porque siento un amor profundo por el silencio, del que no soy, nunca, capaz. Soy un monje hablador, un asceta gárrulo, un impotente ante la indisoluble fuerza del silencio espiritual. Amo la Nada que detesto. Porque la amo, hablo; porque la detesto, hablo. Y no sé abrazarla; es decir, callar.
El lenguaje, que es mi instrumento, me da vida y me mata: arma de dos filos, bestia de doble antifaz. Sin él, estoy perdido, ciego y mudo, muerto: por eso también lo amo, porque me acompaña día y noche en el tránsito, que es este valle de lágrimas y de tedios. A él debo los miles de poemas que he escrito, contra la Nada, contra el silencio, contra lo que Canetti (entre otros) llama “el escándalo de la muerte”. El silencio me ha hecho escribir más de cuatro mil poemas; el lenguaje, indomable, inútil, y a la vez feraz (feroz), al no servirme como instrumento certero para alcanzar de una vez por todas, de golpe y porrazo, la revelación, el conocimiento absoluto (is there such a thing?) me ha forzado, cautivo suyo, chingón él, chingado yo, a escribir y a escribir, inveteradamente: me subvierte, me invierte, me desterritorializa, me obliga una y otra vez a abrir la boca, maldita.
El lenguaje me obliga a ser una cifra, me convierte en un número: me oculta su letra, cabalística, y me entrega (juguetón) un espejismo, su número: kozer escribe como respira, kozer ha hecho más de cuatro mil poemas: un loco, está loco. No, no estoy loco; sencillamente se trata de que no he escrito ningún poema, de que sólo he escrito números; no la letra, mucho menos el intersticio de la letra, ahí donde habita la chispa primera de la creación, sino letras, sílabas, palabras, conjuntos, poemas. Mi reino por un poema, diría. Y no tengo, no recibo ni el reino ni el poema. A seguir, pues, escribiendo. Hoy mismo, día en que contesto a esta pregunta, escribí un poema que es parte de una pequeña serie, probablemente de seis poemas, todos de “modo” diverso, en la que trabajo ( o más bien soy trabajado) el “tema” de la muerte. Este poema lo titulé “Come candela la muerte”. Y lleva una dedicatoria: In memoriam Jacob Apfelböck. Lo escribí en el cuarto de baño, defecando. El poema reúne en su espacio un sinfín de materiales; materiales valorados por el lenguaje tradicional y materiales de acarreo, degradados y “chistosos.” Emplea cubanismos (come candela, ñángara, castigajebas -cubanismo que acabo de inventar escribiendo el poema-, comegofio); inventa palabras (Caronta, femeninoinexistente del Barquero Caronte, manumitidora, castigajebas); usa un argentinismo (piolines); una cita en idioma alemán (tomada de un poema de Bertolt Brecht); elementos de la realidad judía y del yiddish (taled, el yarmkl o casquete osolideo); referencias cubanas (el barrio chino, Cuatro Caminos, la Habana Vieja de mi época); elementos “poéticos”nobles (“llama azul indolora”) o degradados (como llamar a la Muerte, “fulminante bisoja” y “puta cronométrica). Dedica el texto a un personaje de Brecht, un criminal, un parricida y matricida, un idiota inocente y malvado; un asesino con las manos limpias y el olfato indemne (sus padres, a quienes ha asesinado, se pudren durante días dentro de la casa, mientras él bebe a diario un poco de leche y no lee el periódico que a diario el repartidor le trae). Esta multirreferencialidad, el mismo hecho de dedicar el poema no a un amigo o familiar fallecido sino a un ente de ficción, ¿pueden considerarse barrocos o neobarrocos? Este poema, en concreto, con su estructura aparentemente convencional y nada desusada, ¿es barroco? Si neobarroco es lucha del lenguaje en toda su extensión e intención por encontrar modos de expresar lo complejo, lo difícil que estimula (como pensara Lezama), entonces el poema que he escrito es, al menos parcialmente, de índole neobarroca. Si el lenguaje que manejo rizomatiza porque la realidad es en verdad rizomática, o si ese lenguaje disgrega porque la realidad es por su forma y por su contenido una disgregación, entonces ese lenguaje y el poema son neobarrocos.
En Cuba, de muchacho, me codeaba con cubanos, con hijos de españoles, con cubanos que éramos hijos de emigrantes judíos, me codeaba con mulatos y negros, con chinos y (en mi imaginación) hasta con bantúes y watusi. En casa, cuando venía de visita, oía a mi abuela (que apenas hablaba español) rumiar yiddish, a mis abuelos hablarse en yiddish todo el tiempo, o a mis padres cuando querían ocultarnos algo: oía voces múltiples, ajenas y oriundas, extrañas y normales, las oía en un castellano normativo (mamá) y en un castellano desgarrado y a veces, por frustración, insolente y desfachatado (papá: que era bastante mal hablado y soltabas coños por los cuatro costados, aunque luego nos prohibiera a nosotros, y sobre todo a mi hermana, que era la “mujercita” de la casa, decir malas palabras). En aquella casa había un lenguaje para dirigirse a Dios (el hebreo), otro para hablar de las cosas de la vida diaria (el yiddish), otro por si algún día nos tocaba de nuevo la diáspora (el inglés) y otro para reír, vivir, luchar, desangrarse, recuperarse, hacer el amor, ser “nativo” (el español cubaneado). Súmese a ese lenguaje de la casa el de la calle: otro arroz con mango, otra mescolanza. Se entrecruzaban el inglés macarrónico con invenciones en yiddish que usábamos entre nosotros, con el alto lenguaje peninsular, barroco, culto o “kurto” y con el lenguaje chabacano de la esquina, barroco también, preñado de paronomasias, equívocos, blagues, calambures, hipérboles, anacolutos, zeugmas, sobreentendidos, guiños de ojo, coñas y jodederas sinfín que todo lo tropicalizaba a base de tropezón, impulso y empujones. Era una maravilla. “Ese tipo es un schleper; dile a ese salamambí (de son of a bitch) que se vaya al recoño de su madre; pío taim, en el juego de pelota o béibol, expresión que mezclaba pido con time; el feller o pendejo del grupo, expresión que venía de fellow en inglés; óyeme, eso que pasó, chico, fue “a guefielreje zaj”, expresión yiddish que quiere decir una cosa tremenda. Cuando jugábamos a la pelota en la calle, durante horas y horas, decíamos: quechear, pichear, los files, un tubey, un tribey, elsior, el referí, leffil, raifil, el dogau: inglés rancio y de pura cepa, cubaneado.
Esa complejidad verbal, superficie, fondo, vida viva, opino, me hace ver la vida como un chiste de buen gusto, algo maravillosamente escandaloso y arduo, intenso y único: algo que amo y respeto y deseo conservar; algo que merece el máximo esfuerzo creador, por mor de transmisión y por mor de recreación y revitalización continua de esa misma vida. Escribo para conservar cosas, escribo para desbaratar cosas y ver cómo las rehago o se rehacen. Y para hacer todo eso tengo que tener el ojo avizor, la boca abierta, la respiración quieta y limpia, los pulmones aclarados, el corazón dispuesto, las partes pudendas cantarinas, divirtiéndose.
Un poeta actual o se hunde entre toda la basura de la pseudomodernidad o crea con su lenguaje rico y aventurado la ventura de un mundo mejor, es decir, más poético. Poético quiere decir complejidad, dificultad; y quiere decir ternura, disponibilidad, capacidad de riesgo, multiplicidad de registros lingüísticos. Si quiero despreciar o insultar un texto, el peor insulto o desprecio al que puedo recurrir es llamarle a ese texto (o a su creador) “retórico”. Toda mi lucha con el lenguaje es tratar de no caer en la retórica. La retórica es el enemigo, el peor de todos los enemigos, cuando no se sabe utilizarla para regenerar día a día el lenguaje. Retórica implica ortodoxia, fascismo, cerrazón, muerte en vida. El retórico, frío, prepotente, persigue con saña, sin risa, sin la capacidad rabelesiana de reír, todo aquello que “se sale del plato” y que actúa como revulsivo del lenguaje; el antirretórico, el renovador, se revuelca entre las palabras para besarlas, amarlas hasta la hez, detonarlas. A veces creo que consigo escapar de las garras de la retórica; entonces sonrío, respiro hondo, creo haber purgado mi existencia, lavado y raspado a fondo al menos por unos momentos esa existencia: termina el día, he trabajado, he tratado de convivir conmigo en honradez y sinceridad de expresión, he reconocido en parte mis miedos, mis astucias, mis pestilencias, la torpe necesidad seductora que me acucia: me miro en el espejo dela Nada, entrecierro los ojos, sonrío, en verdad sonrío, y me acuesto a dormir.
FRAGMENTO DE UNA ENTREVISTA DE JOSELY VIANNA BAPTISTA A JOSÉ KOZER
J. V. B.: ¿Cómo concibe el neobarroco en una época en que, recordando a Lyotard, han naufragado los Grandes Relatos (Progreso, Humanismo, Ciencia, Arte, Sujeto)?
J. K.: No soy teórico. Entre los poetas hispanoamericanos asociados con la corriente neobarroca que conozco los hay muy competentes: Echavarren, Kamenszain, Espina, el tristemente fallecido Perlongher, Eduardo Milán. Pienso que han dicho y tienen mucho por decir sobre el barroco clásico y el neobarroco, incluso si tal cosa existe, y qué poetas pueden auténticamente quedar adscritos a la nómina, al Who’s Who de la poesía neobarroca. Como cualquier poeta que se precie, quiero y no quiero pertenecer al neobarroco, quiero ser uno inter pares y a la vez no quedar reducido a una nómina, a una escuela, a un modo unívoco de percibir la poesía.
Concibo lo barroco no sólo como una superficie sino sobre todo como una profundidad. Tiende a la desesquematización, aunque como toda manera de ser y de hacer, acaba forjándose una retórica, una serie de principios que incluso lo pone a la defensiva, lo cual ya es una trampa: todo inevitablemente tiende a anquilosarse, a masificarse, con lo que la chispa original se institucionaliza, se academiza (muere) y pasa a ser gesto, acto mecánico, uniformidad. Sin embargo, y dentro de lo que cabe, el barroco clásico fue una reacción a una visión española cerrada del mundo, reacción alimentada doblemente por el redescubrimiento “full force” de la Antigüedad y por el descubrimiento del Nuevo Mundo, que obligó al escritor (mayormente, poeta), así como a la gente y por ende, al lenguaje, a abrirse, a rehuir las formas mayestáticas, prepotentes, del lenguaje oficial, un lenguaje al servicio de la muerte: el de la Iglesia que perseguía y vigilaba como Argo de cien ojos todo brote de heterodoxia; y el del Estado que perseguía la riqueza material, el poder de hacer y deshacer a voluntad y arbitrariamente, según sus cánones y necesidad de acaparar toda la realidad de manera monolítica. Y todo ello, claro está, con base a un lenguaje fofo, facilón, asequible a la boba masa, reducible a fórmulas de rápido empleo, mecánicas. Un lenguaje que le permitía al arzobispo, al inquisidor y al cura de pueblo decir sin tener que hurgarse la mollera: lenguaje dado, idea recibida. Un lenguaje que le permitía al imperio y a sus acólitos blandir la endiablada espada con fácil justificación retórica: Patria, Gloria, Imperio, Rey, Nación, Dios, Ecclesia, Virtud, y demás perversión de valores.
El barroco es un asombro. Y es la asombrosa reacción del lenguaje ante el asombro de lo que fue la Antigüedad, tanto tiempo prohibida por la Iglesia, y por lo que representó el descubrimiento de las nuevas tierras allende el mar. Imagino el asombro del hombre medio, del ciudadano de a pie (como se suele decir) ante la noticia del Nuevo Mundo: aquellas pieles, aquellos adornos, aquellas culturas, aquellos dioses; los animales, los productos de la tierra, los nuevos árboles, las nuevas lenguas. Y no sólo eso: asimismo el asombro ante el hecho de que los propios valores no eran únicos, de que la tierra conocida no era la única: había otras culturas, también antiquísimas, y otras formas de comer, de pasar el tiempo (por ejemplo, se podía fumar y echar humo por las narices). Había otras mujeres que tenían un sabor distinto, traían al mundo hijos de piel mezclada, olían de otra manera, se bañaban con más frecuencia que sus propias mujeres, imaginaban la sexualidad de un modo distinto, no padecían del mal de la ropa y del ocultamiento detrás del velo y de la tela gruesa, eran capaces, sin exhibicionismo ninguno, y de manera “natural” de mostrar su desnudez. La del cuerpo(deseo) y la del alma (“inocencia”). ¿Cómo, ahora, ante esta diversificación de la verdad, este aumento de la percepción, decir las cosas? ¿A qué lenguaje recurrir para enfrentar este espacio nuevo, gigantesco, enmarañado, complejísimo, que surgía? Ese hombre de la calle, aquel conquistador, o simplemente el “emigrante” que se va de la Península en busca de una “nueva vida” tiene que forjarse un nuevo lenguaje para las nuevas cosas que ve. Un nuevo lenguaje que lo obliga a extremar la letra, la palabra, desusualizándolo, descanonizándolo, abriendo en la jungla un trillo, un sendero de tinta y verba que le permita captar lo diferente, reproducir lo mejor posible lo mixto, plural, contradictorio, en el sentido de sus propios valores, sus costumbres “rancias”. De nada le sirve el abolengo ante la desnudez, de nada le sirve el lugar común del lenguaje en un sitio donde la base de ese lenguaje, las imágenes trilladas que maneja ese lenguaje, ni siquiera existen. Si un español medio del siglo XVII (pongo por ejemplo) tiene por costumbre decir que “no se le pueden poner puertas al campo”, ¿qué podrá decir cuando sus ojos contemplan la vasta extensión de un nuevo continente donde el concepto de puerta y el concepto de campo difiere por completo de su propio concepto? Un concepto, el suyo, cerrado, exiguo, infinitamente pequeño, si lo compara con la desmesura que es América.
El lenguaje de los siglos XVI y XVII se tiene que haber sentido amenazado, existencialmente desesperado. Las referencias, la información, los datos que llegaban eran inconmensurables, sobrepasaban la deletérea y desbordada imaginación medieval, imaginación, por cierto, que se había canonizado y anquilosado. Aquel lenguaje, confrontado con sus propias limitaciones, se rebela, busca revelar nuevas cosas mediante el acto rebelde de la múltiple participación: es un lenguaje sierpe, un lenguaje que se retuerce dentro de sí mismo, se ovilla y se distiende, se lanza en mil direcciones simultáneas para tratar de captar la multidimensionalidad que de pronto le presenta la nueva realidad. Ese retorcimiento, que es búsqueda, no es superficial ornato, como suelen decir los académicos, sino que es auténtica manera: intento de captar la voluta, lo espiral, el estallido, las diversas esquirlas que salen disparadas en todas las direcciones, aparente azar, asombro, desconocimiento. ¿Cómo conocer? Es decir, ¿cómo decir? ¿Cómo reentender la verdad? Es decir, ¿cómo redecir? Y, muy importante, ¿cómo abarcar?
Estamos ante lo inconmensurable, hoy diríamos lo extraterrestre, lo lunar y silénico, lo cósmico y espacial. Hace falta un lenguaje especial, abierto, intrépido, desterritorializador, para decir lo inconmensurable. Nótese cómo el lenguaje recurre ahora a todos los recursos estilísticos de que puede echar mano: y lo hace sin miedo, con la boca abierta, el estómago echando pedos, soltando borborigmos, expeliendo regüeldos. Es un lenguaje excrementicio y altamente ético; un lenguaje que no separa simétricamente: lenguaje que no valora más la sangre que el semen, la glándula pineal que la suprarrenal. No es el lenguaje del Dios único sino el lenguaje de todos los dioses: por ende, un lenguaje perseguido (jamás perseguidor), y que por ser perseguido tiene que volverse oscuro, oculto, críptico. Lo es por doble necesidad: porque tiene que extremarse para conocer lo nuevo, y dentro de lo que cabe representarlo; y porque tiene que disfrazarse, disimular, para no caer en las ergástulas del Poder.
¿Soy neobarroco? No lo sé. No es asunto que me quite el sueño. ¿Qué voy a saber si soy poeta neobarroco si ni siquiera sé si soy poeta o lo que quiere decir serlo? Es bonita la anécdota que cuenta cómo una vez le presentaron a Lorca un señor. El señor, al darle la mano le dijo: “Ah, Ud. es el poeta” A lo que Lorca, chispazón andaluz, respondió:“Si Ud. lo dice.” Son importantes las palabras de Lawrence Sterne, cuando el comisario (Vol. VII, capítulo XXXIII) le dice a Tristram Shandy: -And who are you? said he. -Don’t puzzle me; said I” Es maravilloso. “Who is he who can tell me who I am? (Shakespeare). En efecto: ¿quién soy? No sé, no lo sé; todos los días me muero delante del espejo.
La pregunta hay que plantearla desde el punto de vista de la relación que se tiene con el lenguaje. El nuestro, digamos que neobarroco, lo es porque está dando tumbos en la maraña, golpeándose, hiriéndose, cicatrizando: lenguaje hendidura, cicatriz; lenguaje orificio, por el que salen expelidas las palabras, renovadas, fétidas, insolentes, desesperadas. Yo siento un odio profundo hacia el lenguaje, es mi enemigo: porque siento un amor profundo por el silencio, del que no soy, nunca, capaz. Soy un monje hablador, un asceta gárrulo, un impotente ante la indisoluble fuerza del silencio espiritual. Amo la Nada que detesto. Porque la amo, hablo; porque la detesto, hablo. Y no sé abrazarla; es decir, callar.
El lenguaje, que es mi instrumento, me da vida y me mata: arma de dos filos, bestia de doble antifaz. Sin él, estoy perdido, ciego y mudo, muerto: por eso también lo amo, porque me acompaña día y noche en el tránsito, que es este valle de lágrimas y de tedios. A él debo los miles de poemas que he escrito, contra la Nada, contra el silencio, contra lo que Canetti (entre otros) llama “el escándalo de la muerte”. El silencio me ha hecho escribir más de cuatro mil poemas; el lenguaje, indomable, inútil, y a la vez feraz (feroz), al no servirme como instrumento certero para alcanzar de una vez por todas, de golpe y porrazo, la revelación, el conocimiento absoluto (is there such a thing?) me ha forzado, cautivo suyo, chingón él, chingado yo, a escribir y a escribir, inveteradamente: me subvierte, me invierte, me desterritorializa, me obliga una y otra vez a abrir la boca, maldita.
El lenguaje me obliga a ser una cifra, me convierte en un número: me oculta su letra, cabalística, y me entrega (juguetón) un espejismo, su número: kozer escribe como respira, kozer ha hecho más de cuatro mil poemas: un loco, está loco. No, no estoy loco; sencillamente se trata de que no he escrito ningún poema, de que sólo he escrito números; no la letra, mucho menos el intersticio de la letra, ahí donde habita la chispa primera de la creación, sino letras, sílabas, palabras, conjuntos, poemas. Mi reino por un poema, diría. Y no tengo, no recibo ni el reino ni el poema. A seguir, pues, escribiendo. Hoy mismo, día en que contesto a esta pregunta, escribí un poema que es parte de una pequeña serie, probablemente de seis poemas, todos de “modo” diverso, en la que trabajo ( o más bien soy trabajado) el “tema” de la muerte. Este poema lo titulé “Come candela la muerte”. Y lleva una dedicatoria: In memoriam Jacob Apfelböck. Lo escribí en el cuarto de baño, defecando. El poema reúne en su espacio un sinfín de materiales; materiales valorados por el lenguaje tradicional y materiales de acarreo, degradados y “chistosos.” Emplea cubanismos (come candela, ñángara, castigajebas -cubanismo que acabo de inventar escribiendo el poema-, comegofio); inventa palabras (Caronta, femeninoinexistente del Barquero Caronte, manumitidora, castigajebas); usa un argentinismo (piolines); una cita en idioma alemán (tomada de un poema de Bertolt Brecht); elementos de la realidad judía y del yiddish (taled, el yarmkl o casquete osolideo); referencias cubanas (el barrio chino, Cuatro Caminos, la Habana Vieja de mi época); elementos “poéticos”nobles (“llama azul indolora”) o degradados (como llamar a la Muerte, “fulminante bisoja” y “puta cronométrica). Dedica el texto a un personaje de Brecht, un criminal, un parricida y matricida, un idiota inocente y malvado; un asesino con las manos limpias y el olfato indemne (sus padres, a quienes ha asesinado, se pudren durante días dentro de la casa, mientras él bebe a diario un poco de leche y no lee el periódico que a diario el repartidor le trae). Esta multirreferencialidad, el mismo hecho de dedicar el poema no a un amigo o familiar fallecido sino a un ente de ficción, ¿pueden considerarse barrocos o neobarrocos? Este poema, en concreto, con su estructura aparentemente convencional y nada desusada, ¿es barroco? Si neobarroco es lucha del lenguaje en toda su extensión e intención por encontrar modos de expresar lo complejo, lo difícil que estimula (como pensara Lezama), entonces el poema que he escrito es, al menos parcialmente, de índole neobarroca. Si el lenguaje que manejo rizomatiza porque la realidad es en verdad rizomática, o si ese lenguaje disgrega porque la realidad es por su forma y por su contenido una disgregación, entonces ese lenguaje y el poema son neobarrocos.
En Cuba, de muchacho, me codeaba con cubanos, con hijos de españoles, con cubanos que éramos hijos de emigrantes judíos, me codeaba con mulatos y negros, con chinos y (en mi imaginación) hasta con bantúes y watusi. En casa, cuando venía de visita, oía a mi abuela (que apenas hablaba español) rumiar yiddish, a mis abuelos hablarse en yiddish todo el tiempo, o a mis padres cuando querían ocultarnos algo: oía voces múltiples, ajenas y oriundas, extrañas y normales, las oía en un castellano normativo (mamá) y en un castellano desgarrado y a veces, por frustración, insolente y desfachatado (papá: que era bastante mal hablado y soltabas coños por los cuatro costados, aunque luego nos prohibiera a nosotros, y sobre todo a mi hermana, que era la “mujercita” de la casa, decir malas palabras). En aquella casa había un lenguaje para dirigirse a Dios (el hebreo), otro para hablar de las cosas de la vida diaria (el yiddish), otro por si algún día nos tocaba de nuevo la diáspora (el inglés) y otro para reír, vivir, luchar, desangrarse, recuperarse, hacer el amor, ser “nativo” (el español cubaneado). Súmese a ese lenguaje de la casa el de la calle: otro arroz con mango, otra mescolanza. Se entrecruzaban el inglés macarrónico con invenciones en yiddish que usábamos entre nosotros, con el alto lenguaje peninsular, barroco, culto o “kurto” y con el lenguaje chabacano de la esquina, barroco también, preñado de paronomasias, equívocos, blagues, calambures, hipérboles, anacolutos, zeugmas, sobreentendidos, guiños de ojo, coñas y jodederas sinfín que todo lo tropicalizaba a base de tropezón, impulso y empujones. Era una maravilla. “Ese tipo es un schleper; dile a ese salamambí (de son of a bitch) que se vaya al recoño de su madre; pío taim, en el juego de pelota o béibol, expresión que mezclaba pido con time; el feller o pendejo del grupo, expresión que venía de fellow en inglés; óyeme, eso que pasó, chico, fue “a guefielreje zaj”, expresión yiddish que quiere decir una cosa tremenda. Cuando jugábamos a la pelota en la calle, durante horas y horas, decíamos: quechear, pichear, los files, un tubey, un tribey, elsior, el referí, leffil, raifil, el dogau: inglés rancio y de pura cepa, cubaneado.
Esa complejidad verbal, superficie, fondo, vida viva, opino, me hace ver la vida como un chiste de buen gusto, algo maravillosamente escandaloso y arduo, intenso y único: algo que amo y respeto y deseo conservar; algo que merece el máximo esfuerzo creador, por mor de transmisión y por mor de recreación y revitalización continua de esa misma vida. Escribo para conservar cosas, escribo para desbaratar cosas y ver cómo las rehago o se rehacen. Y para hacer todo eso tengo que tener el ojo avizor, la boca abierta, la respiración quieta y limpia, los pulmones aclarados, el corazón dispuesto, las partes pudendas cantarinas, divirtiéndose.
Un poeta actual o se hunde entre toda la basura de la pseudomodernidad o crea con su lenguaje rico y aventurado la ventura de un mundo mejor, es decir, más poético. Poético quiere decir complejidad, dificultad; y quiere decir ternura, disponibilidad, capacidad de riesgo, multiplicidad de registros lingüísticos. Si quiero despreciar o insultar un texto, el peor insulto o desprecio al que puedo recurrir es llamarle a ese texto (o a su creador) “retórico”. Toda mi lucha con el lenguaje es tratar de no caer en la retórica. La retórica es el enemigo, el peor de todos los enemigos, cuando no se sabe utilizarla para regenerar día a día el lenguaje. Retórica implica ortodoxia, fascismo, cerrazón, muerte en vida. El retórico, frío, prepotente, persigue con saña, sin risa, sin la capacidad rabelesiana de reír, todo aquello que “se sale del plato” y que actúa como revulsivo del lenguaje; el antirretórico, el renovador, se revuelca entre las palabras para besarlas, amarlas hasta la hez, detonarlas. A veces creo que consigo escapar de las garras de la retórica; entonces sonrío, respiro hondo, creo haber purgado mi existencia, lavado y raspado a fondo al menos por unos momentos esa existencia: termina el día, he trabajado, he tratado de convivir conmigo en honradez y sinceridad de expresión, he reconocido en parte mis miedos, mis astucias, mis pestilencias, la torpe necesidad seductora que me acucia: me miro en el espejo dela Nada, entrecierro los ojos, sonrío, en verdad sonrío, y me acuesto a dormir.
Por fin grosor, algo bueno y con saborcito neoberraco. Arepa de chócolo con quesito en Santa Elena. Los tres monstruos celebrando la revolu con corbatica cerrera.
ResponderEliminarpuro arroz con mango, si no te mata te pone discapacitado.
ResponderEliminarLezama Lima dijo : "solo lo difícil es estimulante", e ahí una respuesta a la quinta esencia aplicado a la poética de José Kozer.
ResponderEliminarEsplendida embriaguez
ResponderEliminarSi supieran los catetos como baila hipotenusa?
Farmaco_fecal-cerebral
ResponderEliminarLa poesia de Kozer es altamente recomendable para los poetas
con estreñimiento mental y propensos a la tacaneria lexica
Si claro los poetas cubanos del exilio son los mejores la quinta esencia ?. Puros pedos, una antipoesía solo para elitistas a la que tu gajakaka te has metido olvidandose de los poetas tuyos osease corroncho tus corronchos. Valgame Dios que yestarudo eres, mejor te sirves de neustros consejos. Neruda es Neruda y Lezames para los desterrados.
ResponderEliminarese poeta es un narciso del carajo, me lo dijo una fuente muy fidedigna.
ResponderEliminarNarciso Yepez querrás decir, porque hablar del oficio de poeta es tan dificil como los que caen en el dogma en la conversacion y solo hablan de patria o muerte, y dan por sentada su ignorancia, porque la falta de lectura es el primer aviso de muerte de poetas jovenes que no saben que hacer despues del primer libro, o se repiten o se le tiran al volcan de la basura, jejejejeje.
ResponderEliminarSantiaguito de mi colachón, otra vez por aquí, pensé que el pastucito no te dejaba leer el blog, y hasta te eliminó del facebook.
ResponderEliminarComo sabía que te había gustado tanto Kozer cuando envió los textos para el Manifiesto del Neoberraco, pensé otra vez que caerías en la red, o mi red como la quieras llamar.
Estoy lejos pero en agosto me gustaría ir a Don Matías a tomar leche.
Fideldigna, Susana?
ResponderEliminarParece que ahora es el turno de los mamertos poeticos
ResponderEliminarQue poemas del raspadura Neruda te gustan? Los de amores y estrellas para cocineras o los dogmaticamente politicos
para Stalin?
A Lezama ni te acerques por equivocacion quedarias convertido en panela antioquena
Ya con eso, los poemas para Stalin de Neruda, queda convertida la sopa de mamertos colombianos, ya el mismísimo poeta chileno, jamas se retractó de esos poemas, y como dijo Gajaka el domingo en el Central Park, los neostalinistas cubanos abandonaron a Allende en Chile, dejándolo solo con una guardia personal equivoacada y mamerta, osea que no hacían nada: encomiéndese a Fidel, perdón a Stalin le decían mientras Pinochet lo clavaba por el culo con un cañon como a la lora esa del buen chiste antioqueño.
ResponderEliminarmuy buena la página sobre Kozer. Ojala se cumplan tus pronosticos.
ResponderEliminarKozer no es costura en maquina,
ResponderEliminarmas bien un lentisimo remiendo sobre la brocada tela del lenguaje
Diestro en aguja y hilo sobre los prolificos rotos de la poesia
(sin duda que posee un inmenso cajón de sastre)
«LIMINAR»: LA POESÍA DE JOSÉ KOZER
ResponderEliminarReynaldo Jiménez
(Fragmento)
La poesía de José Kozer es un método de escritura porque es una manera de vivir, haciendo de su práctica cotidiana oficio y profesión de fe, fluido rigor de una eclosión continua. Sin amainar la animalidad emotiva que la recorre, ella roe y corroe todo conocimiento parcial que predestine. Pero no en pie rupturista o esencialista, sino anudando, resaltando la culebra restallante del enlace por el verbo. Lo cual no quita, por cierto, una pugna al interior de sus desplazamientos, ira festiva en su festina lente, una rebelión por la belleza de reunir, dirigida al atravesamiento de las nociones retentivas, para hacer espacio (oído interno, diría Kozer).
En aras de esta infraescucha proliferante, abre su singular sintaxis (360 grados a la redonda, a años luz de toda metafísica) atenta al devenir rumor que, en otro contexto, tal vez llamaríamos percatación.
Es allí, y no en reposados escenarios, que la poesía es algo que acontece como meditación, a salvo de toda actitud o postura premeditada. La action writing kozeriana refleja, multifacética, la lentísima paciencia inspiradora. A medida que se articula(n) la(s) escucha(s), el rumor desatado aglutina en su insistencia una saga de intimidades, una sarta de koans donde la gesta heroica no ha cesado, aun como gesto supérstite de aprendizaje, y anuda para desenlazar, con renuevo, los prestigios acezantes de la lengua.
A estos poemas tan especiales puede aplicarse, reverberación intermitente, la moción acendrada por una escatología (tanto trato con la muerte cuanto luz excrementicia) convertida en revuelta del instante a través de la interzona del verbo. Escatología que se deshace, furibunda impúdica, del lastre metafísico en connivencia con la sombra, en tanto participación en los bienes contradictorios e inasibles de la vitalidad, mediante una rítmica de una vez sacrílega y sacramental. El derrame berrueco (berroqueño) arrastra con fruición de rueca y enroques vertiginosos ensambles consonantes, regueros respiratorios: escrivirar somático, asomante, cenestésico. La lengua escrita nutre al habla original. Ora (rosa rítmica que no decae) enfocada en sus referencias pulsátiles, minuciosas pero siempre cambiantes en la reverencia. Un realce a lo real sin sellarlo en la premasticación de algún realismo estipulado: por añadidura, insistencia en el enclave mortal, en apercibimiento de la ambigua luz nutriente que sostiene a la conciencia en, y ante, aquello que proyecta, percibe, encuentra, transmuta, pierde. Ama.
Porque amor es cornucopia y multiplica al Oído: la desnudez es la entrega. Sólo la desnudez es abundancia. Cascada seminal de frutos verbales, joyas reminiscentes de hablas horadando en la ofrenda, por insumisa corriente de los arrastres, por inmediatez e insuficiencia, que atraviesa la sólita condición de contingencia en éste, nuestro estar-con-vida, donde la palabra es porque devuelve al cuerpo. La esfinge del esfínter, para más ejemplo de bajo continuo, ya es un escarabajo que fue estrella, por gracia preñada de lo escrito. La distensión del bajofondo (esfínter cual párpado en ojete o daimon de la valva cardíaca) va junto a la expansión por las alturas cantantes y catadoras (boca deslenguada para la voz que apersona, tras el agujero impersonator, velocidades del sentido, hecho corpóreo). Por la vivacidad de semejante encarnación, la poesía de Kozer releva identidades netas y revela el ascua (combustible inquietud) de su mitad oscura, así como en ciertos árboles la raíz por la copa se adivina.
Precisa ferocidad la del relieve (haciendo espacio en la palabra): la pieza «Danza macabra», por mencionar apenas una de las diez que componen el tríptico, despliega una para-rapsodia, que a lo funéreo adereza con lo fiestero, y de esta forma acrecienta el pathos. En su percusiva sintaxis, la inteligencia física del lenguaje, que es una dicha, muestra las heridas pero también lo que vincula, lo que asombra, lo que llama la atención y en el acto materializa.
Tomado de Jornal de poesía de Floriano Martins
Yo no estoy con la revolución cubana.
ResponderEliminarPerdi la pasion por los discursos.
Perdi la atraccion por las reformas,
la siquiatria de masa,
la cumbancha del microfono,
los altavoces escupiendo el himno nacional,
mal interpretado.
No soy hombre de ideas,
malamente hago poemas,
no tengo rima y ritmo,
soy poco original,
no tengo nada de modesto ni sangre de guapeton,
no se agruparme a tumbar cana,
no pretendo que la tumbe el viento,
solo que a mi, les ruego
por las buenas o por las malas
me dejen caminar.
No crean que reniego de los hombres.
No piensen que soy totalitario.
No me digan que soy capitalista.
No me pidan opiniones.
Creo que tengo suficiente alma para no estar con Castro,
Cuba,
Nixon, Nikita y Lao-Tse.
Nacionalicese o no el cobre en Chile,
cada dia duermo peor.
En todo caso, y aun ni eso,
yo soy un subversivo de la psique.
Tengo la entrana plagada de mazmorras.
JOSE KOZER
Pero si la revolución cubana ya pasó, fueron tres años....
ResponderEliminarAhora no vayan a contaminar este blog gajaquiano con cosas que asustan, la poesía es la revolución cubana a donde quiera que vaya: España, Venezuela, Colombia, Mexico (?, Francia, menos Puerto Rico, y ahí va.....
Kozer y Espina son los dos poetas a seguir me dice la conciencia, jejejejeje.
ResponderEliminarMentiras, tu a mi no me vengas con ese cuento, y entonces qué, sumamos los otros 14 que tenemos en el tinterillo, porque a dios gracias no hay tinterillos en el grupo de esta cábala.
Gabriel más primitivo con esto que el sabor amargo de la guanábana antioquena.
ResponderEliminarCobarde, no leíste el ensayo erótico que tenías sobre José Manuel Arango. Carlos patetizó pero acertó.
ResponderEliminarPero sí José Kozer es íntimo de Abel Prieto. ¿Qué le pajó?
ResponderEliminarPueda ser que Gajaquita no se meta otra vez en camisón de 11 varas.
ResponderEliminarNo es que sea bobo sino que la ropa le queda grande.
No se puede jugar al espectro porque se llega a serlo.
Simio de mil maneras ese poeta variopinto cubano
ResponderEliminarKozerosvkyskys kiski ri qui, kike, kuko, kakagote.
¿no se parece ese del tabaco a Comas?. Tu lo dijiste Hijo de Fidel, y nació pintaito, Igualitico,lexamista cuarteado, pati rajado, mulo y mula.
ResponderEliminarPero que bello tu poema a Lezama, de esos siempre he querido dosis, guerras parturientas, mujeres con bigote y espúreos lunares.
Bueno más parecido Komas ahora a Lexama, antes a Fidel, no se sabe exactamente su paternidad o su reencarnación.
ResponderEliminarAyer fue 13 de junio aniversario del nacimiento de Pessoa. Reencarnó al rey desaparecido Sebastían de Portugal, 3 siglos atrás. Yo enlaguné anoche y ahora pretendo ser Alavaro de Campos. Comas Caerio con envidias a De Campos, y Loli Cienfuegos estamos esperando su nueva reencarnación, Juana la loca a la vista hermosa.
13 de junio de 1888 NO LO OLVIDEN.
ResponderEliminarViva la revolución cubana parranda de aparecidos!!!!
ResponderEliminarAbajo el viejo proyecto capitalista de Fulgencio Batista
y sus seguidores exitosos en el exilio!
Viva otra vez la revolución cubana mamertos de revisticas
de poesía de ultra izquierda.
Arriba la patria omega cubana!
Uy, se despertó el rey
ResponderEliminarpero el rey de mierda dogmática
provocador sin reloy omega de 400 mil
euros como el de Rafa Nadal.
Muerto en vida, buscando nidos de pájaros
Dodos, por donde nada se le ha perdido.
Pobre infeliz, bastos en la derrota final.
Pa comer, si la misma caridad del cobre
se la han embutido por falta de rigor
en turbulencia colonialista que les ha
metido Rusía la Putinosa, antes la stalinista
boba cochina y desgraciada.
Agarra el hacha Eugenio y tirate un pedo con
los Jackkas.
Este blog lo paga Carlos Alberto Montaner
ResponderEliminarla pijia, pija, pinga
ResponderEliminarno hay quien le meta la mano, mama inés
petra petreo petrina
cuando a los jackas les de por meter las manos
uy si sili milito
rama juicio santiagueros no insistais
no hay cementerio pa la casualidad
la mierda se koze en casa.
Mira que eres el que ha poco no fuiste
ResponderEliminary el que siendo eres poco y el que de aquí a poco no serás;
verás como tu vanidad se castiga y se da por vencida.
"Así es como los que detentan el poder, el establishment europeo, quiere ver no solo a los griegos sino a todos nosotros: mirando a la pantalla y observando cómo sueñan los otros, cómo lloran, cómo lloran. Hay una anécdota, apócrifa pero maravillosa, sobre el intercambio de telegramas entre el cuartel general del ejército alemán y el austriaco durante la primera guerra mundial. Los alemanes envían un mensaje a los austriacos: «Desde nuestro frente vemos la situación grave pero no catastrófica». Los austriacos responden: «Desde el nuestro, la situación es catastrófica, pero no grave».
ResponderEliminarEsta es la diferencia entre Syriza y los otros: para ellos la situación es catastrófica pero no grave, las cosas pueden seguir como hasta ahora, mientras que para Syriza la situación es grave, pero no es catastrófica y por eso el valor y la esperanza deben sustituir al miedo. Por tanto tenéis delante, por decirlo con el título de una vieja canción de los Beatles, una long and winding road. Cuando hace años la guerra fría amenazaba con estallar, John Lennon escribió una canción, all we are saying is give peace a chance. Hoy, quiero escuchar una nueva canción en toda Europa, «todo lo que estamos diciendo es dar una oportunidad a Grecia».
La revolución en la propia casa
Consentidme una referencia a una de las grandes, quizá la más grande, de las tragedias clásicas, Antígona: no combatir batallas que no sean las tuyas. En mi idea de Antígona, tenemos a Antígona y a Creonte. Son de la clase dirigente. Un poco como Pasok y Nueva Democracia. En mi versión de Antígona, mientras los dos miembros de las familias reales están combatiendo entre ellos, amenazando con enviar a la ruina al estado, me gustaría ver al coro, las voces de las personas, salir de su estúpido rol de acompañamiento sentencioso, apoderarse de la escena, constituir un comité público de poder popular, arrestarlos, a Creonte y Antígona, y dar vida al poder del pueblo.
Permitidme ahora acabar con una nota personal. Odio a la izquierda tradicional, intelectual, que ama la revolución, pero la revolución que tiene lugar en algún sitio lejano. Así era de joven: cuanto más lejos, mejor, Vietnam, Cuba, todavía hoy, Venezuela. Pero vosotros estáis aquí y os admiro. No tenéis miedo a involucraos en una situación desesperada, sabiendo qué las probabilidades están en vuestra contra. Por esto os admiro. Hay también un oportunismo de principio, el oportunismo de los principios. Cuando se dice que la situación está perdida, que no podemos hacer nada, porque significaría traicionar nuestros principios, esta parece ser una posición coherente, pero en realidad es una forma extrema de oportunismo. Precisamente Syriza es un evento único de esa izquierda -en contradicción con lo que hace habitualmente la izquierda extraparlamentaria, que se preocupa más de la violación de los derechos humanos de cualquier criminal que de los millares de seres humanos que mueren- que ha encontrado el valor de hacer algo.
Fuente de la traducción: https://n-1.cc/pg/blog/read/1347543/grecia-nos-salvar
Por una refundación de Europa.
Manifiesto de apoyo a Syriza
VS 0 | | sección: web | 08/06/2012
Giorgio Agamben, Alain Badiou, Nancy Fraser, Eleni Varikas, Michael Lowy…
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En la serie de acontecimientos que han arrojado a Grecia al fondo del abismo, cada cual sabe que las responsabilidades de los partidos en el poder desde 1974 son aplastantes. No sólo se beneficiaron de la corrupción y de los privilegios, sino que beneficiaron ampliamente a proveedores y acreedores de Grecia. En estas condiciones podría sorprender que los dirigentes europeos y el FMI, transformados en modelos de virtud y de rigor, se empleen en conducir de nuevo al poder a estos mismos partidos quebrados y desacreditados, denunciando el "peligro rojo" encarnado por SYRIZA y prometiendo cortar suministros básicos si las nuevas elecciones del 17 de junio confirman el rechazo del "Memorándum".
Bien por Zizek
ResponderEliminarCompaneros de lucha de esta gesta latinoamericana
ResponderEliminarfraternos mamertos en la batalla
el partido y el jorobado le quedan agradecidos
por su léxica lucha contra el Gajakismo
no podemos permitir que los vicios neoimperialistas del berrakismo
deformen, transformen o maquillen a nuestra juventud
Viva el realismo socialista, viva Mario Benedetti (calamar de tinta china)
viva nuestra clase obrera asexuada y redentora
vivan nuestros comisarios de la lengua
Arepa o muerte
Venceremos
Posdata:
Rey de basto recuerda
que el único Rey soy yo
Hagan silencio neoberraco
ResponderEliminarque hablo el Comandante ( vestido en Adidas deportivo)
La y griega es una copa de vino, brindemos por los dioses.
ResponderEliminarFidel te la comiste, la revolución gajakiana está a la vuelta de la esquina habanera. Comas su asesor misterioso y cruel envaina la espada redentora y chupa sangre aragonesa.
ResponderEliminarComas asesor ? herrata contundente
ResponderEliminarComas es un celestino politico con un deformado sibaritismo por el teatro de la crueldad (Antonin Artaud)
Espada redentora? mas bien cuchilla gillette
sangre aragonesa? tal vez quiso decir danzón "Mi sangre" por la Orquesta Aragon
sin la y griega el ydyoma espanol eslora al gallego
ResponderEliminarKozer es el unico poeta cubano que vestido de dril cien
ResponderEliminarpuede tomar un te con Mama Ines en un monasterio budista
o pasear con Chano Pozo por el jardin de Epicuro sin cometer
una errata...
Eso severidad lezamiana
Contra Don Luis de Gongora
ResponderEliminarEste cíclope, no siciliano,
del microcosmo sí, orbe postrero;
esta antípoda faz, cuyo hemisferio
zona divide en término italiano;
este círculo vivo en todo plano;
este que, siendo solamente cero,
le multiplica y parte por entero
todo buen abaquista veneciano;
el minoculo sí, mas ciego vulto;
el resquicio barbado de melenas;
esta cima del vicio y del insulto;
éste, en quien hoy los pedos son sirenas,
éste es el culo, en Góngora y en culto,
que un bujarrón le conociera apenas.
ÑAPA PARA GAJAKA
ResponderEliminarYo te untaré mis obras con tocino
Porque no me las muerdas, Gongorilla,
Perro de los ingenios de Castilla,
Docto en pullas, cual mozo de camino.
Apenas hombre, sacerdote indino,
Que aprendiste sin christus la cartilla;
Chocarrero de Córdoba y Sevilla,
Y en la Corte, bufón a lo divino.
¿Por qué censuras tú la lengua griega
siendo sólo rabí de la judía,
cosa que tu nariz aun no lo niega?
No escribas versos más, por vida mía;
Aunque aquesto de escribas se te pega,
Por tener de sayón la rebeldía.
Quien quisiere ser Góngora en un día
ResponderEliminarla jeri (aprenderá) gonza siguiente:
fulgores, arrogar, joven, presiente,
candor, construye, métrica, armonía;
poco, mucho, si, no, purpuracía,
neutralidad, conculca, erige, mente,
pulsa, ostenta, librar, adolescente,
señas, traslada, pira, frustra, harpía.
Cede, impide, cisuras, petulante,
palestra, liba, meta, argento, alterna,
si bien, disuelve, émulo, canoro.
Use mucho de líquido y de errante,
su poco de nocturno y de caverna,
anden listos livor, adunco y poro;
que ya toda Castilla con sola esta cartilla
se abrasa de poetas babilones,
escribiendo sonetos confusiones;
y en la Mancha pastores y gañanes,
atestadas de ajos las barrigas,
hacen ya soledades como migas.
Que lustrabotas está escribiendo por aquí??
ResponderEliminarSi, que se puede esperar del capellan (Góngora) del rey Felipe III, que Quevedo lo hiciera pedazos. Siglo de mamelucos.
ResponderEliminarCon razón el bufalo ese de Colombia quería ser como ellos lamiendole culos al Felipe IV, y desplazar a Don Francisco de Quebedo.
echa para ca Pachito eché, por fin un neoberroco con pinta de suramericano.
ResponderEliminarroto que rotula lo demente
ResponderEliminarculo que no aguanta lo caliente
huevos de gallinas sin ano
como comen mierda los poeta colombianos
Pregunta con cierto páramo de espinas
ResponderEliminarsolo para colombianos...
Gongora y Quevedo eran o son como Tola y Maruja (tan mocetas las cabronas) ?
Toro que rotula lo demente
ResponderEliminarculo que no aguanta lo caliente
¡Pura trova paisa neocerdita o
neoverraca al mejor estilo gajaka!
Pachito Quepedos
ResponderEliminarla farmascopea texticular paisa te recomienda un enema rima-zomatico de palabras blandas
y tres cucharaditas de jarabe palotropismo antes de acostarte
Arepa si Cuba no
ResponderEliminarTortilla si chimbo
para nada.
Acerelere mijo
te alcanza Gaja
y ahí si, el triángulo
bermudero.
Ron pa to el mundo
rón pa callar.
Y dale las Bacrin
de Carlos V.
Kozer o coger con altura
las manotas del pinguente
y el númerato 8000.
Espina mi momia uruguaya
dueño mal trajiado.
Batista en el burdel
apenas satorizado.
Gajaka y Comas
con el precio justo
de realidades aparte
hartazgo de sones y
pimientoso polvo gris.
Tamara, Mercedes, Pepa
Rodolfo, inmenso río
indiado, catre y macarones
Mi esposa obtura".
La hacías o la osías.
Se cagó al final esta centrifuga tallerista señor ICARO. Caíste al final te acercaste mucho a la mierda con cámara, esposa, y mujeres mujeres y mujeres, dejando solo a Rodolfonke.
ResponderEliminarIcaro leporino
ResponderEliminarno enmorcilles tu lengua con chorizos berracosos
cuando las papilas gustativas son de arepas no hay casabe que las destrabe
ojo con las listas sumarias color rosa (lo mejor del hueso es el tuétano)
nebrija aparte respire usted hondo la rosa fecal de los escribas
Y como lo sabías
ResponderEliminaren que lugar se enamoró de ti.
Hablo así chim pum nu guense
derene toui mondaschica
naña toja sacrata menchuiche
jusiaca ta ta to ro.
Gu gu dada
ResponderEliminarMi Ícaro se cagó en todos
Te tengo cercado, con que Paquita la del barrio y Mike Mouse, en fin se te perdona porque eres un perfomer, o sino pa la basura ciberneéica.
ResponderEliminarLos invito a participar en la muestra de la generación del Neo pipí, solo para adulterados, que incluye de todo,falsificadores contra inventores, sofistas contra spinocianos, marxistas de nuevo tipo contra uribistas internacionales, cabezones contra hormiguitas, soneros contra sin oidos, maricas baratas contra machitos bebedizos, Cuba contra Colombia; haber si de una vez se hace la otra revolución.
ResponderEliminarOse no hay Nada como la Nueva generación Neo pipí.
NEO PIPI no está mal. Me recuerdo de una neo pagita del hamaquero.
ResponderEliminarLos NEOPIPIS deben primero zafarse de la monstruosidad de estar copiando a otros y lo peor robarse los textos de otros, muy común en Colombia y México.
ResponderEliminarA estos falsificadores antaño proxenetas de la cultura oficial, los señalaremos con un lunar azul en la nariz, bien grande, algo que los diferencie de los payasos de alcoba.
"Memoria de agua" de los puercos cuervos, que bien Quevedo coloca en el estrado de los buscones peltrechados contraindicados desdibujados humanos.
No yendo lejos acusados los límites de esta verguenza, comenzaremos la fiesta del nuevo poema o pipi solitario con ascuas de montarse al caballo de Troya y desbaratar la pose de izquierdistas que tienen estos copistas, y mandarles por correo una muñeca negra y así saldrán perdidos e innombrables .
Y porque se ha llevado todo el motín, asqueados enemigos de la otredad, del misterio eleusino, y lo peor de la imaginación. Otro palo y desaparecen con la nebulosa estelar sin veta sin vision, sin sistemas amañados de folclor con las endechas amigables, cerrando la lirica con el rostro de 100 serpientes.
Welcome to machine.
Bueno welcome Neo Pipí, hay tantas y son tan pocas, que algo hay en su contenido que atrae, el despertar, la coyuntura mayor, en fin que quienes son, buscadores de visa?
ResponderEliminaren fin que envíen sus textos poéticos si los tienen o sus panfletos requisitorios, que aquí con la metralleta oxidada de Osiris le buscamos ladito en la cama, y si es todo lo contrario se lo hacemos crecer.
Salve o dios de sésamo
ResponderEliminarPinta la casita o el rojo mate
Centra hacia los lados por las claraboyas.
Remilgoso acompañado de loquera
Entiende de celdas compartidas
Más no de individuos contra razonados.
III
No hay dos en este caso la muerta
El oído desmejorado y el timbre
de voz que tienen los del último round.
And the other things , rough stares.
VIIII
No entiendas la organización mutual
Como cambia, se enreda por un son
En una varada con triglicéridos.
XVI
Fin de los pueblos de la superioridad
Del remordido su asqueada edad de oro.
Quita de mi este bálsamo de despedida.
textillo de leche liminar para amamantar a los neodisolutos
ResponderEliminarPIPI dicen los ninos; y a mear hay que llevarlos; no hay nada tan importante
como la democracia renal
En el retrete intelectual del mundo pueden orinar y defecal todos, sobre
todo los impotententes
Para visas Usa o tarjetas de vacunacion visite los blog genericos
"Estimo a quien de un revés
ResponderEliminarecha por tierra a un tirano:
lo estimo si es un cubano;
lo estimo si aragonés." José Martí
Por el trapero ache de todos los osrishas, paleros y palostres
ResponderEliminarno se metan a martianos justo al olor de la gandinga
"Lo estimo, si es un cubano;"
ResponderEliminarme va de madre todos los orichas, cubanos y afroamericanos, con sus gritos de pedofilia. En esta cuarta dimensión, cubito al radón no caben si no fascistas latinos.
ResponderEliminarSenor Toro o Mr. Cuernos
ResponderEliminarle aclaro que este blog es de aves de corral
Indague en la Oficoda mas cercana cual le pertenece
No olvide llevar su domestica lebrta de abstecimientos
Segun la agencia de noticia Trenza Letrina
ResponderEliminarlas autoridades de Acopio y Letra
han levantado cargos de poligamia contra
la becerrima Gajaka
al compartir catre y cuna con los neopipi y neoberracos
Los neopipis mexicanos nos unimos sin entender nada. Practicame.
ResponderEliminarBienvenido los neopipis a la galaxia
ResponderEliminara la secta del cebollín de Perséfone
a su tufo y cruda Mediterránea
a su matrimonio con hilario aquiles luna
más conocido como gajaka extramitico.
I
ResponderEliminarNo admitimos marranas simbólicas, ni Vivas Perú, ni neonadaistas, ni quintas esencias del Barba Jacob, ni seguidoras cofrades del tipo de poemitas para angelitos, ni copistas de bandas oportunistas con la poética, nos gusta el neoberraco o el barroco libre, o por la libre, de aspecto dramático y conjetural.
II
Mucho menos vamos con los traductores de la poesía mamerta de izquierda macerizada, confitería stalinista. Nada de novas fatricidas, sensacionismo para crear heterónimos, allí donde no florece nada que huela a perfume de alelí.
bien dicho carajo.
ResponderEliminarEste blog de bodegueros poeticos
ResponderEliminarha terminado en pura y sura falocentria infantil
La pedofilia texticular alcanza su pitorrrico heteronimo en Gajakita
perfumada gatita sin bigote y rabo
La poesía latinoamericana ha fallecido, desparecido, no existía.
ResponderEliminarRenacen los poetas solitarios entre comillas, con sus lecturas incalculables de poetas solitarios entre comillas que ha veces son antípodas, en cada país en cada región, y como se dijo en este blog miles pero desconocidos.
Y los otros miles no llegarán al 2013!
Ojo poeticas mierderos con novia de fin de semana, se les acabó el jueguito el poeta es un ser superior y ustedes son huevitas para la renta.
Ahora saquemos un bardo de estos solitarios entre comillas.
Se los dejo a su elección.
los poetas solitarios comen palabras con salsa picante
ResponderEliminary le agregan y le agregan soledad mientras
el libro en la mano envejece.
trasgo
tornados a su vez
a sus miedos y carteros, cosi consa
orbi cesis orbi.
Cesis.
Lo que más ME GUSTA de este blog churrunguis chunguis es que el mundo gay se hace presente, con la vieja guardia homesexual escritora y las nuevas safos.
ResponderEliminarFeliz día de la parada para todos, aunque a decir verdad solo hay un gay maestro que dirige y le dice a los demás tirarse al abismo, como las aves migratorias.
Chunguis chunguis
Ay Fifi yo no soy de por aquí
ResponderEliminaray Fifi yo soy de por aqui
ay Fifi fifi fifi fifi
fifi fifi fifi fifi.
Gracias Tola, eres un amor.
ResponderEliminarY la poesía se quedó en palotes, con estos comentarios tan insulsos, que insensatez. Mejor entonces que hacen? Que publiquen los poetas que son gays y digan que lo son olímpicamente, ya estamos en la antesala de los juegos de Londres.
ResponderEliminarUna pregunta: los del movimiento Neo pipi son gays o bixesuales? Si no lo aclaran esto no funciona.
Y los mamertos que por principios no pueden ser gays, andan por este blog como en su propia casa, que más se puede esperar de esos.
Gracias
Hablantinosa
Hablantinosa, ni lo uno, ni lo otro
ResponderEliminarla poesía no tiene sexo en la tierra
tal vez en el hoyo negro o en el ojo
del culo mirado desde aquí al ciber
espacio llenito de sensaciones de hule.
Solo entre dos poetas puede haber novedad
el uno tierra y fuego y el otro aire y agua
Traspasamos la meta y la gruta de Thespesios
te escojo la novia me busco la intolerancia
"ah, la noche entrando el pasadizo rizado"
los egoísmos, las angustias y la soberbia
se ven desde allí a 5 millones de lule gris.
Amigo gemelo, hule y lule son fatales en ese texto.
ResponderEliminarlos Lule, los 40 ladrones sin Ali Baba.
ResponderEliminarLos Nule santi, eso nos pasa por estar cerca de esos demonios neofascistas.
ResponderEliminarTule
ResponderEliminarTulum
Tuluá
Tula
titi
Tule
Tulum
Tuluá
Tula
titi
Tule
Tulúm
Tuluá
Tula
titi
Así se llama a la Diosa Blanca
así también baja el shaman hacia el buda momificado
así Tulúm Tuluá Tula Titi.
En las paginas paisas del Tule's Times
ResponderEliminarel columnista Dario Tulum
ha publicado la esquela mortuoria de Jairo Tulua
lo lloran su tia Tula
y su sobrina Titi
Perfect.
ResponderEliminarQue interesante poeta, así me lo recomendo el psiquiatria mio particularisimo.
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