Hermes, tres veces, cuarto poema inédito, en curso de equiparamiento, mejor dialécticos fragmentarios y estilos neoberracos.

El filósofo Fernando González y el escritor novelista Tomás Carrasquilla. Medellín, 1938.

Hermes, tres veces. Cuarto poema inédito de la serie Conterludios...

El misterio de las catedrales, ahora nos queda chiquito. Fulcanelli debe de estar reblandecido de esperarte en el atanor. Dejaron ir al experto en la cábala, y aquí viene Tomás Carrasquilla (Tan gay cómo Wilde) (II).

Por Gabriel Jaime Caro (Gajaka)

Rumba flamenca, la que se sentía.

I

Quiénes cantan al mediodía, las golondrinas viajeras...? Que es un pleonasmo, a esa velocidad aparecen al otro lado del espejo convexo de Marcel Prouts. Mira a ese pasar, no está pasando, ya nadie se fija.

De Marcel Prouts pasamos a Tomás Carrasquilla, el ilustre santodomingano, recien empacaido de la España del 18 (- busque Carrasquillas en España y no encuentra uno tan ilustre). La arrodillada del indio, el esclavo negro, el noble, hacía El rey Borbon. la Edad de Oro en el baúl de los olvidos.

En aquellos viajes a pie les vi la comidita, Sopa del que llega a 12 duros. Lentejas, arroz, chorizo y queso blanco. Una sopa característica de conventos carmelitas, ay y del primer zoológico de España. Becquer en persona ( El Cristo de la calavera).

II

Siempre se equivoca mi dueño, por dejarme hacer lo que me da la gana en aquel solitario. Permanente y nunca, no es atrayente. De ahí el seudotriunfo de lo generacional. Llegó el hijo que fue un enviado, sin cumplirse las promesas ya navegamos en aguas del otro.

Si, en 1913, se preguntaba, quién era el mejor? Y todos al unísino, Quevedo!!! Yo no lo creo.

Que valiente, solo comía hueso. Y sin tener dientes. Ese era el pecado de la carne? Y si antes no importaba lo redondito, ahora que se jodan, querido poeta Calzadilla.

El Hamaquero Gustavo Zuluiaga, y Victor Acosta (Pater). 2022. Foto archivo de Gajaka.

III

Si se le olvidó las formas, hasta las alteradas, ahora será un Picasso cualquiera. Allí da miedo, y no entra nadie incorpóreo. La maldita luz de la tarde o el maldito sol que todo lo devela, hasta en las más sencillas cosas tiene su codigo o lengua de fuego.

Es esa luz incandescente o tu invento el que funciona para la derogación del mismo ser de luz. Contra ese principio de los árboles plantados que no te los puedes comer como la jirafa desposeída. Medioevo en la calle.

IV

El vecino Yogananda despierta a la viata y al seguro seguro sepulturero, esa risa envolatada al oído serrano, no, la tarde que deja ver sus aconteceres en el cuarto de Té. Y no es Japón y el budismo, no estamos en Oriente. Menos orígenes cercanos.

Yogananda en el bosque negro. Foto archivo de Gajaka.

V

Si tienes el registro de todos los amaneceres asi será hasta la otra vida, si es que vuelve por el mismo polvo que devorarán las estrellas.

Estoy, bueno estoy triste, el ilustre Tomás Carrasquilla, ganó el premio Nacional de literatura en 1936, publicó sus obras completas en Bedout, y estiró la otra pata que le quedaba, no sabemos en dónde, ni nos interesa el hospital medellinita. El ánima sola.

La pata sola, sola en el costumbrismo colombiano. El brujo que se adquiere, en aquellas aguas del camino, donde cayó mi espíritu velozmente.

El modernismo tardío lo puso Barba Jacob, lo pescó de retro pero resolvió, solo un mito esclarecido lo define como un humano ser de desdichas. La cárcel que fue mi sueño con el dragón.

el poeta León de Greiff, de origen escandinavo.

VI

24 horas con Ricardo Arenales.

Decía mi abuela Concha, se hacen los que van a la escuela, y se quedan jugando por ahí. 

Otra cosa es que se sientan viejas cotorras, sin saber su origen. Un travestiti. Una copia de la vida nómada.

La dama de los cabellos ardientes regada por el piso. ...Y está la muerte en ellos, insondables los ojos.

Ah ya de cuartos quedamos, detrás de Carrasquilla, Barba y Fernando González, -de cuarto De Greiff. Y todos paisas, que ni paque.

Cantaba la nodrisa Liboria, de allí pa aca, no se conocen, pero de allí, más allí, lejos se ven las olas verdosas, y vaya uno sin haber mirado el mar.

Me queda el consuelo de las olas, si vas 100 días en el mar. La picardía de esa dicha, que ni el más enterado siente el desborde de lo plano en el mar paisaje apocalíptico.

A la próxima Escuela de Pater, de tendencias neoberracas, en el pensamiento chamánico.

Mi padre, y el día que me casé por los papeles con Carmen Solis, con mi hermano y mi madre Teresa María, y al fondo el poema en la servilleta de Quevedo al rey Felipe IV. Queens, 1983.

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