miércoles, 24 de enero de 2018

Salvador Novo, el poeta mejicano que se lleva todos los laureles; vaya lea usted y verá. Una estela y unos poemas.



Salvador Novo, como Lezama, que dicen se conocieron en un barco; es de la nueva estirpe de maricones sacrificados por el arte, por Dioniso, San Sebastian, o Apolo, Cristo...

Por Gabriel del Casal



Salvador Novo (1904- 1974),  a quien conocíamos desde Poesía en Movimiento, Antología de la poesía mexicana, por Octavio Paz, ah, y estos dos no se aguantaban, cómo Quevedo y Góngora, comandando el pelotón puntero (cuál de los dos sería la maricona). S.N. Irrumpió a sus 20 años en el teatro, Ulises, al lado del otro sensualista, Xavier Virraurrutia, con sus primeros tres libros de poesía, XXPoemas, 1925, Nuevo amor, 1933, y Espejo, sentó las bases de la nueva poesía mejicana, ni Torri, ni Pellicer, ni Owen, lo superaban. Paz era surrealista francés. 18 sonetos, una pequeña obrita maestra, que molestó a los pesos pesados de la época, y sus Epigramas, sin igual, que se le va hacer.

La revista de Los contemporánes, desde 1928, reunió a poetas destacados, embajadores del país, que estuvieron sedientos durante la mal llamada revolución mejicana, e invitan a escribir desde las trincheras los nuevos sonetos. Novo era abiertamente exhibicionista de una cultura que estuvo camuflada durante siglos con sus medias veladas. Allí Gorostiza, y Jorge Cuesta. Toda esta animación era para Alfonso Reyes (el poeta, el ensayista, y el filosofo), una fiesta dionisíaca.

Pero porqué Paz decía, qué Novo escribía su poesía con caca. Paz era un chimbero (adorado por todas las mujeres), con su pinta de actor hindú, y el otro una travestiada, que se pintaba los ojos y depilaba las cejas, porque tenía un rostro grande y expresivo, hasta convertirse en el cronista de la ciudad de México en los años sesentas, gracias al apoyo del presidente Díaz Ordaz.

S.N. se distinguió por escribir las biografías de los presidentes de Mexico desde Lázaro Cardenas, a Luis Echeverría que le robaba cuando joven la marihuana al poeta Porfirio Barba Jacob, en el Palacio de la nunciatura (en aquel edificio abandonado y barroco).
Los amigos son para el deshuzo, la correa para la horca, las medias para limpiarse el culo, y borrón y cuenta nueva.

Entre sus crónicas famosas aparecidas en libro están A ocho columnas y La culta dama, La estatua de sal, 1945 (La estatua de sal sale del closet, de José de la Colina en Letras libres).

En los años cincuenta coge auge su apoyo al teatro como director, y monta por primera vez en México, Esperando a Godot de Beckett, en su sede de la ciudad de Coyoacán. Su corta decadencia vino cuando compartió con la poetisa o declamadora, Pita Amor, obras semibeckettianas para la televisión.

La revista Realidad Aparte, para su Segunda Vida, 1995, contó con un homenaje al poeta mexicano, S.N. con algunos de sus sonetos. Por ser como era él, no significaba que la revista cambiaría su orientación independiente por la de la homosexualidad. Hubo que pararse en el sofá para protestar.

otro soneto (de Salvador Novo)

Antes de que el documento se nos pierda
en las indoctas sombras del mañana,
has de saber, Ermilo, que sor Juana,
cual todas las demás, cagaba mierda.

Esta opinión, como verás, concuerda
con la que dio Miss Sheen allá en La Habana,
halló que se pelaba la banana
y que a cada reloj le daban cuerda.

Otro dato importante de la vida
de esa monja que estudias con empeño,
es que tenía su entrada y su salida.

Y que a fin de engendrar Primero sueño,
a falta de una verga a su medida,
entre las piernas deslizóse un leño.








Selección de poemas

GRACIAS, SEÑOR

Gracias, Señor, porque me diste un año
en que abrir a tu luz mis ojos ciegos;
gracias porque la fragua de tus fuegos
templó en acero el corazón de estaño.

Gracias por la ventura y por el daño
por la espina y la flor; porque tus ruegos
redujeron mis pasos andariegos
a la dulce quietud de tu rebaño.

Porque en mí floreció tu primavera;
porque tu otoño maduró mi espiga
que el invierno guarece y atempera.

Y porque, entre tus dones, me bendiga
-compendio de tu amor- la duradera
felicidad de una sonrisa amiga.


FLORIDO LAUDE

Lo menos que yo puedo
para darte las gracias porque existes
es conocer tu nombre y repetirlo.

Si brotas de la tierra,
hostil de espinas, ávida de cielo,
en vigoroso impulso
y ofreces un capullo a la caricia
leve del viento y cálida del día,
sé que abrirás a la mañana bruja
tu perfección efímera en la Rosa.

Conozco tu perfume y tu destino,
piel de doncella, hostia múltiple;
tu breve día, tu don. Miro el momento
en que brindas tu lecho nupcial a las abejas;
o el colibrí se pinta en tus colores
y desmayas tus pétalos de seda,
conchas del mar del aire en que naufraga
tu vida breve y tu perfume rosa.

Yo repito tu nombre cuando veo,
ave suntuosa y vegetal, tu nido
anclado en aquel árbol que te nutre.
Las plumas de tus pétalos, Orquídea;
el silencio en que cantan tus colores.

Y te busco en la sombra;
bajo el ala del árbol que te oculta,
en los ramos redondos
en que entonas a coro tus azules, Hotensia.

Pero también te admiro y te saludo
y repito tu nombre proletario
cuando tiendes, Mastuerzo,
tus frágiles somvrillas, tus trémulas sombrillas
disciplinadas y redondas,
en que tiembla el rocío,
y atreves la sencilla
ofrenda de tus conos amrillos
a la mano del niño que te inmola.

Y a ti, Cortina humilde
que abres el sol y cierras a la noche
tus sueños de trocarte en Bugambilia;
y a ti, que en el violento
grito de tu amarillo
ostentas en colores, Mercadela,
el perfume negado a tu pobreza.

Y contemplo tu rostro, Margarita,
tu cuello almidonado e impecable,
tu uniforme escolar para la fiesta,
tu faz redonda, ingenua.

Saludo a tus hermanas mayores en las Cinnias
que aprendieron ya el arte de maquillarse;
que copiaron su labio pintado a la Petunia
mientras tiende su beso
y asoma su coqueta esbeltez entre las turbas
del Cielo raso que la rapta.

Miro cómo el Acanto
lanza la espiga erecta de tus torres
y cómo los Delfinios
yerguen, música azul, sus campanarios.
¿Qué licor impalpable
brindan, alto Alcatraz, tus copas blancas?
¿Qué cielo multiplicas, Agapanto,
cuando rindes la nuez de tu universo
desde el brazo tendido de tu tallo?

Te miro, Platanillo,
cresta airosa de un gallo de alas verdes;
tan lleno de familia
que no has podido ser una Gladiola,
y te resignas a tu sino
del pariente más pobre de esa rica
dueña de tiendas, celofán y rasos.

Cerca está la Retama;
sus largos alfileres
capturan mariposas menudas y amarillas.
El polen de sus alas prisioneras
cuelfan en uvas minpusculas la Mimosa vecina.

Lo menos que yo puedo
para darte las gracias porque existes
oh, flor, milagro múltiple
es conocer tu nombre y repetirlo.

Danza el Geranio inmóvil sus enaguas gitanas
en tiesto humilde.
Cuando llegue el invierno;
cuando duerman las Dalias su gestación de piedra;
cuando nieven los Lirios su cándido capullo;
cuando la Nochebuena despliegue sus estrellas,
vestirán las azaleas trajes de bailarina
faldas de leves tules y lánguidos pistilos.
Serán tu aristocracia, Geranio, las Azaleas.


 MI VIDA ES COMO UN LAGO


Mi vida es como un lago taciturno.
Si una nube lejana me saluda,
si hay un ave que canta, si una muda
y recóndita brisa
inmola el desaliento de las rosas,
si hay un rubor de sangre en la imprecisa
hora crepuscular,
yo me conturbo y tiendo mi sonrisa.
¡Mi vida es como un lago taciturno!
Yo he sabido formar, gota por gota,
mi fondo azul de ver el Universo.
Cada nuevo rumor me dio su nota,
cada matiz diverso
me dio su ritmo y me enseñó su verso.
Mi vida es como un lago taciturno....


Rufino Tamayo


LA RENOVADA MUERTE DE LA NOCHE 

La renovada muerte de la noche
en la que ya no nos queda
sino la breve luz de la conciencia
y tendernos al lado de los libros
de donde las palabras escaparon sin fuga,
crucificadas en mi mano, y en esta cripta de familia
en la que existe en cada espejo
y en cada sitio la evidencia del crimen
y en cuyos roperos dejamos
la crisálida de los adioses irremediables
con que hemos de embalsamar el futuro,
y en los ahorcados que penden de cada lámpara,
y en el veneno de cada vaso que apuramos,
y en esa silla eléctrica
en que hemos abandonado nuestros disfraces
para ocultarnos bajo los solitarios sudarios,
mi corazón ya no sabe sino marcar el paso
y dar vueltas como un tigre de circo
inmediato a una libertad inasible.
Todos hemos ido llegando a nuestras tumbas
a buena hora, a la hora debida,
en ambulancias de cómodo precio
o bien de suicidio natural y premeditado.
Y yo no puedo seguir trazando un escenario perfecto
en que la luna habría de jugar un papel importante,
porque en estos momentos
hay trenes por encima de toda la tierra
que lanzan unos dolorosos suspiros
y que parten,
y la luna no tiene nada que ver
con las breves luciérnagas que nos vigilan
desde un azul cercano y desconocido
lleno de estrellas políglotas e innumerables.


 HOY NO LUCIÓ LA ESTRELLA DE TUS OJOS

Hoy no lució la estrella de tus ojos.
Náufrago de mí mismo,
húmedo del brazo de las ondas,
llego a la arena de tu cuerpo
en que mi propia voz nombra mi nombre,
en que todo es dorado y azul como un día nuevo
y como las espigas herméticas, perfectas y calladas.
En ti mi soledad se reconcilia para pensar en ti.

Toda ha mudado
el sereno calor de tus miradas
en fervorosa madurez mi vida.
Alga y espumas frágiles, mis besos
cifran el universo en tus pestañas,
-playa de desnudez, tierra alcanzada
que devuelve en miradas tus estrellas.

¿A qué la flor perdida
que marchitó tu espera,
que dispersó el Destino?
Mi ofrenda es toda tuya en la simiente
que secaron los rayos de tus soles.
Al poema confío la pena de perderte.
He de lavar mis ojos de los azules tuyos,
faros que prolongaron mi naufragio.

He de coger mi vida deshecha entre tus manos,
leve jirón de niebla
que el viento entre sus alas efímeras dispersa.
Vuelva la noche a mí, muda y eterna,
del diálogo privada de soñarte,
indiferente a un día
que ha de hallarnos ajenos y distantes.



AL POEMA CONFÍO

Al poema confío la pena de perderte.
He de lavar mis ojos de los azules tuyos,
faros que prolongaron mi naufragio.
He de coger mi vida desecha entre tus manos,
leve jirón de niebla
que el viento entre sus alas efímeras dispersa.
Vuelva la noche a mí, muda y eterna,
del diálogo privada de soñarte,
indiferente a un día
que ha de hallarnos ajenos y distantes.


EL AMIGO IDO

Me escribe Napoleón:
"El Colegio es muy grande,
nos levantamos muy temprano,
hablamos únicamente en inglés,
te mando un retrato del edificio..."

Ya no robaremos juntos dulces
de las alacenas, ni escaparemos
hacia el río para ahogarnos a medias
y pescar sandías sangrientas.

Ya voy a presentar sexto año;
después, según las probabilidades,
aprenderé todo lo que se deba,
seré médico,
tendré ambiciones, barba, pantalón largo...

Pero si tengo un hijo
haré que nadie nunca le enseñe nada.
Quiero que sea tan perezoso y feliz
como a mí no me dejaron mis padres
ni a mis padres mis abuelos
ni a mis abuelos Dios.

Breton, Rivera y Trostky/ 1937.

EPIFANIA

Un domingo
Epifania no volvió más a la casa.

Yo sorprendí conversaciones
en que contaban que un hombre se la había robado
y luego, interrogando a las criadas,
averigüé que se la había llevado a un cuarto.
No supe nunca dónde estaba ese cuarto
pero lo imaginé, frío, sin muebles,
con el piso de tierra húmeda
y una sola puerta a la calle.
Cuando yo pensaba en ese cuarto
no veía a nadie en él.
Epifania volvió una tarde
y yo la perseguí por el jardín
rogándole que me dijera qué le había hecho el hombre
porque mi cuarto estaba vacío
como una caja sin sorpresas.
Epifania reía y corría
y al fin abrió la puerta
y dejó que la calle entrara en el jardín.



1955

Al poema confío la pena de perderte.
He de lavar mis ojos de los azules tuyos,
faros que prolongaron mi naufragio.
He de coger mi vida desecha entre tus manos,
leve jirón de niebla
que el viento entre sus alas efímeras dispersa.
Vuelva la noche a mí, muda y eterna,
del diálogo privada de soñarte,
indiferente a un día
que ha de hallarnos ajenos y distantes.



1961

Gracias, Señor, porque me diste un año
en que abrí a tu luz mis ojos ciegos;
gracias porque la fragua de tus fuegos
templó en acero el corazón de estaño.



Gracias por la ventura y por el daño
por la espina y la flor; porque tus ruegos
redujeron mis pasos andariegos
a la dulce quietud de tu rebaño.

Porque en mí floreció tu primavera;
porque tu otoño maduró mi espiga
que el invierno guarece y atempera.

Y porque, entre tus dones, me bendiga
-compendio de tu amor- la duradera
felicidad de una sonrisa amiga.


EL RETORNO

Vieja alameda triste en que el árbol medita,
en que la nube azul contagia su quebranto
y en que el rosal se inclina al viento que dormita:
te traigo mi dolor y te ofrezco mi llanto.

He vuelto. Soy el mismo. La misma sed que me aqueja
y embelesa mi oído idéntica canción,
y soy aquel que ama el minuto que deja
un poco más de llanto dentro del corazón.

He vuelto. A tu silencio otoñal, he buscado
vanamente mis huellas entre todas las huellas,
y mi ilusión es una hoja muerta de aquellas
que estremecía el viento y que el sol ha dorado.

Y mientras quiero acaso recomenzar la senda
y un mal irremediable consume los destellos
del sol, vieja alameda, y te guardo mi ofrenda,
tú contemplas mis ojos y miras mis cabellos.


UN AÑO MÁS

Un año más sus pasos apresura;
un año más nos une y nos separa;
un año más su término declara
y un año más sus límites augura.

Un año más diluye su amargura;
un año más sus dones nos depara;
un año más, que con justicia avara
meció una cuna, abrió una sepultura.

¡Oh! dulce amigo, cuya mano clara
en cifra de cariño y de ternura
la mía tantas veces estrechara!

Un año más el vínculo asegura
de su noble amistad, alta y preclara.
¡Dios se lo otorgue lleno de ventura!


BREVE ROMANCE DE LA AUSENCIA

Único amor, ya tan mío
que va sazonando el Tiempo:
¡qué bien nos sabe la ausencia
cuando nos estorba el cuerpo!

Mis manos te han olvidado
pero mis ojos te vieron
y cuando es amargo el mundo
para mirarte los cierro.

No quiero encontrarte nunca,
que estás conmigo y no quiero
que despedace tu vida
lo que fabrica mi sueño.

Como un día me la diste
viva tu imagen poseo,
que a diario lavan mis ojos
con lágrimas tu recuerdo.

Otro se fue, que no tú,
amor que clama el silencio
si mis brazos y tu boca
con las palabras partieron.

Otro es éste, que no yo,
mudo, conforme y eterno
como este amor, ya tan mío
que irá conmigo muriendo.



TEMA DE AMOR

Dentro de estos cuatro muros
pretendí ocultar mi dicha:
Pero el fruto, pero el aire
¿cómo me los guardaría?

Hora mejor que pospuse,
voces que eran para mí,
camino que no elegí
destino que no dispuse;
¡cómo os volvisteis oscuros!
¡qué amargo vuestro sabor
cuando nos encerró mi amor
dentro de estos cuatro muros!

Entre tu aurora y mi ocaso
el Tiempo desaparecía
y era nuestra y era mía
sangre, labio, vino y vaso.

En perdurar se encapricha
mi sombra junto a tu luz
y bajo negro capuz
pretendí ocultar mi dicha.
Pero el fruto, pero el aire,

pero el Tiempo que no fluya,
pero la presencia tuya
fuerte, joven, dulce, grande;
sangre tuya en vena mía,
lazos a instantes maduros,
dentro de estos cuatro muros
cómo me los guardaría? 


***
aef Xavier Villaurrutia Carlos Pellicer TTV Federico García Lorca homosexualidad Sexto Piso Salvador Novo Luis Felipe Fabre ARTICULO0 Comentarios A+A-
Salvador Novo
Salvador Novo no escribió con sangre, sino con caca. Esta lapidaria frase de Octavio Paz inspiró a Luis Felipe Fabre para escribir el ensayo en el que aborda la obra menos difundida del poeta. Publicado recientemente, Escribir con caca (Sexto Piso, 2017) tiene como hilo conductor la poesía homosexual del autor de Estatua de sal.

ADVERTISING

inRead invented by Teads
El pintor Diego Rivera llamó a Novo y a su grupo cercano, en el que figuraban Xavier Villaurrutia y Carlos Pellicer, “los anales”, en alusión despectiva a su sexualidad. “Algunos verán en él una amenaza a la virilidad nacional: un profeta obsceno que viene a anunciar en verso la instauración en México del reino de las locas”, escribe Fabre en su ensayo sobre quien fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

Los poetas abiertamente homosexuales que pertenecieron a la generación de Los Contemporáneos eran, dice Fabre, provocadores. Novo en especial. En él, afirma el autor, lo alto y lo bajo, el poema y mierda, son indiscernibles. Por eso su persona y su obra resultan amenazantes.

“Como bien explica (Carlos) Monsiváis, le gustaba el perreo -antes del reguetón, bromea-; tenía una lengua viperina, afiladísima. Los sonetos que dedica a la gente de su época son brutales”.

Como los que dedicó a Ermilo Abreu Gómez, “una verdadera cúspide del insulto y las posibilidades escatológicas del idioma”. Estos aparecen en el libro de Fabre:

Aqueste sorjuanete grafococo,
desmedrado, calvillo, yucateco,
cuyo padrote, eyaculado en seco,
le diera el semi-ser en semi-moco;
este de ciencia no, pero sí foco
de liter-reportérico embeleco,
me viene a la memoria si defeco,
y en mis huevos lo espulgo si los toco.


Algunos de esos versos se publicaron en 1955 bajo el título de Poemas secretos en una edición de sólo 15 ejemplares. “Sólo sé de ella por el testimonio ofrecido por José de la Colina, quien colaboró en la edición”, cuenta Fabre.

Los poemas finalmente aparecieron en Sátira, el libro cabrón una recopilación publicada en 1970 bajo el sello Diana. No los incluye en su Poesía reunida, pero según Fabre, estos versos conforman uno de los proyectos más radicales de la poesía hispanoamericana del siglo XX. “Pero bajo la apariencia de una obra menor”, observa.
ADVERTISING

inRead invented by Teads

El autor pone como ejemplo un poema que Novo pudo dedicar a la poesía misma, más que a un amante:


¿Qué hago en tu ausencia? Tu retrato miro; él me consuela lo mejor que puedo;
si me caliento, me introduzco un dedo
en efigie del plátano al que aspiro.
Ya sé bien que divago y que deliro,
y sé que recordándote me enredo
al grado de tomar un simple pedo
por un hondo y nostálgico suspiro.
Pero en esta distancia que te aleja,
dueño de mi pasión, paso mi rato,
o por mejor decir, me hago pendeja,
ora con suspirar, ora con pedo,
premiando la ilusión de tu retrato
y los nuevos oficios de mi dedo.

* Texto enviado por Jesús Blas Comas

jueves, 18 de enero de 2018

Los poetas dominicanos, Plinio Chahín y Luis Reynaldo Pérez, en el ring de los pesos pesados. Una muestra de sus más recientes poemas.





Plinio Chahín y Luis Reynaldo Pérez






Por fuera de las difíciles cuadraturas de las generaciones, y sobre todo de poetas, Plinio, 1959, y Reynaldo, 1980, a quienes conocí en el reciente IV festival de poesía de Santo Domingo

Los tenemos ahí en el cuadrilátero, con el poeta Alexis Gómez Rosa, en el arbitraje multilingual, entre las persistencias de la forma del amor cónico de Plinio, cabeza de turco kurdo, y el humor con ventajas inimaginables de Luis Reynaldo, creando un estilo depurado de confrontaciones aforísticas; podríanse reflejar en la campaña momentánea de lo que se escribe ahora en la poética latinoamericana (caribeña), no muy lejos de sus maestros y sus oficios divinos, tratándose de ladronzuelos tocando la puerta grande de los barroquistas, que no dejan entrar, y los poemas de héroes, que si fueron, como Martí y Hostos.

Lo mejor de estos poetas es su humor en el trato, el que tiene que dar cobertura para continuar, no importa que abjuren de su obra pasada, en una estética, que sin ser dominicana, salga de los claustros académicos, hacia el panfleto y su acidez. La múcura pesada, llena de libros de poesía, para el encierro del poeta en su plazoleta solitaria.

Y es que la solemnidad tiene que ser bucólica, loca y locuaz como sus malditas referencias históricas, o dejar que regresen los nuevos piratas a pedir sus monedas de oro para el desgaste de sus personalidades en un espacio que es maldito, a falta de caricioso, como deberían ser sus poetas, ahora distribuyendo en el poder su lucidez ante la sorna de las dictaduras en el inconsciente, que se vienen por el falso origen y sus herencias, que no son exactamente las de los Borgias, esa frágil decisión de espanto.

Una muestra de sus poemas, para unos lectores roedores, que se comen todo lo que sea queso costeño salado. Si con todo ese coco que hay en la isla, no transmuta hacia el colorido festivo de la escritura, que los deporten, digo a los cocos, para la franja haitiana, ávida de poder.

Plinio Chahín al que le dije Pedro, sin interpelarme, porqué yo sin ser nadie, colaboraría hacia la depuración del verbo, no importe que  esté posesionado, designado a las cuatro esquinas de un plantel, que mira a la poesía, sin nadita que hacer en los negocios internacionales... y Luis Reynaldo, que trabaja como editor de publicaciones independientes, con su percepción de satánica verborragia hacia los perros de Caronte, por decir algo chevere.

Gabriel Jaime Caro (Gajaka)

***

Poemas de Plinio Chahín

(Selección)

...y vi que estuve vivo con la muerte
y vi que con la vida estaba muerto.
                                                         
QUEVEDO

6

El pensamiento es la consumación de la carne
Las ruinas poseen la circularidad de la locura
Su esfínter descompone honduras gnómicas
Levitan lívidos tántalos disímiles
Como visiones que suben al concepto
Y organizan cerebros en la Idea
¿Qué meandros  incuban los amantes
Equidistando sus labios?
Instante instante
El placer solventa delicias a los cuerpos
Con sobrios caldos de suicidios
Que transfiguran sobre el pecho el silogismo del gozo
El pensamiento es la consumación de la carne

2

La naturaleza poética no es espontánea
O la intuición razón suficiente
-En el lenguaje dos cosas análogas
Y recíprocas se tautologizan
Por necesidad el sin sentido es el placer

5

El origen es fotografía de la Imagen
La cámara de gas es el escenario
Donde escapan los amantes
De la mirada zurcida del reloj
Manías locuras de mi amiga de mí
Escuchar cínicas historias
Sobre el hojeado vaso esparcido sobre el yodo
Él está ahí fumándose el miedo
En el vórtice del seno
Él no sabe que se juega la distancia
El pensamiento en la materia
Razón de existir
Cronométricamente sobre el dedo
A dos de cama en horcajadas
Es ella el ditirambo hojarado
En promontorios físicos del alma
Vídeo de la vida en arrojados
Films en proyectado inverso

6

Sólo manos piensan
Cuerpos que arrojan imágenes al lecho
Libidinal dialéctica de géneros
Que un hombre interpreta en lo absurdo del amor
Y caricaturiza con sabuesos volatineros
La nerviación esférica del miembro

 IV

 Puesto que la muerte es el equilibrio, vida y desequilibrio son indiscernibles: ejemplo único de sinónimos perfectos.
E. M. CIORÁN

11

La paridad única mueve los extremos
De la quietud euclideana del no
Como la cosa misma no posee la cosa
Cosa-ánima del objeto como referencialidad

Altera cosa que niega el objeto
Como la cosa es el objeto mismo
Euclides de espacios sin objetos donde cabe la cosa
Que es el objetivo del concepto
Que al objeto con palabras denota

Cosa vacía de objeto que objeta la cosa al objeto
Para no ser sino la cosa del objeto
Que existe sin la racional cosa
Y tiene el objetivo del cogito
No la ergo cosa del sum objeto
Pues la cosa si es objeto cogita para la cosa misma
Sin el cogito ergo sum

 12

Mar     caribe mar
De olas tranquilas como el alba
Pródiga    apacible y limpia
Gota ardiente     más honda
Convulsa y tibia
Bajo el ígneo rumor y superficie
Mar     caribe mar

15

Sólo sombras la estatua
El sol los ojos
Como derrelictos
Da pena durazno azul
Transparente tibio redondo
Bajísimo el vestido
Tras las manos de otras manos
Desretorno
Y soy yo mismo


16

Una orgía invade el pecho
De mi amada
Del jardín brota un cerezo  
Y enciende la ternura
Las caricias los viavenes de su cuerpo
El follaje del éxtasis
Son las causas del sexo
En el jardín


II

Ven, domadora del hombro gravitante en el encuentro,
baile de los ritmos sagrados y círculos de furia y torbellinos.
Aparta ya la copa ebria del remordimiento y el odio,
bacante del látigo retorcido y sustancia que circula
en druidas, simientes de la incógnita ragazza
fruto tranquilo y fragancia
del jinete que muerde
la fecundidad y el arco alborotado de la piel.

Danza melancólica, temible arpía en tentaciones exultantes,
principio entrevisto, oblicuidad y carga
en efusión perfecta.

Has venido a entregar el frenético fondo de lascivia horizontal,
cintura de tus ríos
en el llanto helado que escucha tornasol,
cuerpo excitado en el aliento.


***


La revolución de abril de 1965, ante la intervención yanqui.

Luis Reynaldo Pérez

Selección del libro ‘Segundo aire’*
(Inédito)

Vital

Para el árbol, la medida del tiempo
son las hojas caídas.
Para el pájaro, la medida del tiempo
son los cielos surcados.
En cambio, el hombre mide el tiempo en nombres
que, vacíos, ruedan en la memoria.

Al cerrar los ojos escucho el respiro de las cosas

Como quien palpa el infinito a cada paso
así camino en la oscuridad
al ritmo acompasado de la respiración del árbol
que fatigado por el verdear de los pájaros
lanza estertores cansados sobre la noche
o el jadeo de esta casa polvorienta
que se resiste  a ser demolida por los recuerdos.
Con los ojos cerrados,
palpando la nada
escucho mi propio jadeo de animal cansado.

Aún respiro

Tal vez porque aún traigo en los bolsillos estas palabrasperras
que muerden rabiosas el horizonte
o acaso porque mi nombre se resiste a pacer herido de niebla
a yacer tendido entre alfileres y hormigas
no quiero padecer sed entre la tierra mustia
tal vez por eso este empeño de no acariciar a la rancia muerte
no quiero comer la semilla de espanto
y volverme un cadáver hueco
una estación de huesos floreciendo gusanos
un aullido que rasca las raíces húmedas
¿podrá  mi voz medir el palmo de suelo que le tocó?
¿será acaso capaz mi cuerpo desnudo  de correr tras una mínima lluvia?
no quiero desbandarme en el vacío
ni ser triturado por la infame rueda de segundos
me resisto a convertirme en ceniza
para alimentar a la nada
carne desolada que se pudre lentamente
resistiré el golpeteo sin cesar la jauría rabiosa que me ataca
mantendré a salvo el racimo lúgubre de vida
los pedazos desamparados de mi ser
quiero seguir vestido de pececillos blancos
pastoreando versos  entre el humo.


Canción entre los dientes

Esta pequeña canción
sale de mis labios
pajarillo maravillado que surca otro cielo
se va armando:
rompecabezas de silbidos
como una marabunta ígnea sobre un costado de la tarde
asalta cada poro del viento,
cada tenue instante,
cada leve parpadeo de sol.
Esta canción astilla
rebrota en el vacío de mi carne
enmohecida de semen y luz.
Orificio de alas en la boca
esta canción embrutecida de sangre
circula como una raíz de escama,
como un vuelo de máscaras,
como un árbol sembrado en los ojos,
como una mano palpitante de agua.
Esta canción
soplada en tierra blanda,
parida entre las hojas tibias de la noche.

Silencio

Dibujado como una luciérnaga lúcida en el viento
como un bostezo de argamasa
entre los árboles cruje el silencio: rumor arcilloso que espanta a los perros.
germina en los ojos irredentos de la tarde
cocuyo iluminante preñando las hojas
trasparente gota de limo.
intento aprehenderlo entre mis dedos
untarlo como ungüento en mi piel:
revolotea como un temblor de bruma
como un aguacero salvaje
como un pececillo de carbón que resbala de mis palmas
¿es que acaso no será posible vestirme de silencio?
¿es que acaso no podré nunca asirlo entre mis dientes?
entre los escombros de mi sueño
corro sobre una delgada línea de polvo
sobre un borde tibio de semillas
sobre el siniestro costado de la nada.
solo quiero estrujarme en el bermellón silencio
en el sortilegio de su sangre
en sus párpados níveos
en sus brazos de barro:
hundirme en el olvido caracol ovillado en el silencio.

De la muerte

¿Adónde van los cocuyos que llueven de tus dedos?
¿Quién eres hombre de nubes que alumbras con presagios al viento?
¿Qué muerte es la tuya  que remueve la tenue piel del árbol?
Como ciego resplandor  incendias el alba
escuchas la euforia de los insectos
que guardan migajas de cuerpos entre sus patas
violenta oscuridad te espera en tu camino de vuelta
del polvo vienes al polvo regresas
la carne en llamas se confunde con la tierra
quedarás ahí derramado en el confín de la nada
¿Por qué sueña el hombre hecho polvo con ovejas que lo mastican?
¿Por qué llora luz que no alumbra el universo de cenizas en el que está?
Intentas atrapar el salvaje albor que te despierta
y te das cuenta que estás muerto
inevitablemente muerto
aunque camines sonriente por las calles
y sobre tu rostro se derramen amaneceres
estás muerto como aquel árbol
que ahora es pasto de las termitas.

Rebeldía

No sé con cual nombre seré llamado por la lluvia
no sé qué sabor tendrá este viento que fecunda mi piel
no sé qué palabras dirá a mis oídos está música de cocuyos
que surca el día
la lluvia me bautizará temblor            luz       naufragio
yo quiero llamarme sombra
el viento vendrá sabiendo a sangre    a hierba           a musgo
en mi boca el viento solo sabe a viento
los cocuyos hablarán de ríos de muerte        de tiempo
siempre escucharé silencio
en esta algarabía oscura
cansado de pacer en el mismo círculo
dormito recostado a una piedra salitrada
lluvia viento cocuyos nada le dicen a mi cuerpo
pasan por mi vera como tajo invisible
como inmenso vacío

Fractal


Tanto dio la piedra en el agua
que se desmembró rocío
que se volvió grito desgañitado en la nada
tanto dio la piedra en el agua
que se hizo gota.

*Poemas tomados de la revista Operación Marte, México.