Todo el siglo 17 en la América Hispana fue parte del Siglo de Oro de la poesía española, gongoristas y quevedistas sobre todo porque novelistas tan grandes como Cervantes, y dramaturgos como Lope de Vega y Calderón, imposible, todavía faltaba la experiencia y la libertad. Pero aquellos religiosos encerrados en sus conventos lo hacían de maravilla, porque tenían donde vivir seguros en medio del horror de la inquisición que ellos mismos controlaban, ay del que no era religioso o de la orden, como Clarinda, Caviedes y Amarilis, morían en el destierro, como después lo sufrieron los jesuítas.
GRANDES como Balbuena, Terrazas, Dominguez Camargo, De Evia y sor Juana Inés. Y esto pasaba en los dos virreinatos, México y Pirú.
Después de estos, nadie se atrevía a escribir poesía en el siglo XVIII porque se sometía al santo Oficio, que todo lo relacionaba con los libros satánicos, y hasta Paraguay iban por el desgraciado.
Gajaka Extramitico
***
LetrillaA Bernardo de Balbuena y Francisco de Terrazas
Jardín oculto
petrificado que vuelve
enredaderas peras
lluvia noir
cinemascope
refrescas ramas
o las hojitas
blancas.
Qué me puede
importar a mi
tu suerte
en juego
impertinente.
Discurso al fin
con tres
preguntas,
la una simbólica
la otra tragedia
subyace derrame
mocos monos
romance
romancero.
Quintales de río
pato más pato
dos entradas
ministeriándolo?
no supo mas
que decir.
Lágrimas de
cripa, bulle-
renguísimo.
No hay de otra
orilla de
Pretuska sabia
hilera motor
de cuatro patas.
Noticia
acuerdo bundio
las maletas
de seda
pago de
seguimiento
bárbaro.
Mandarín Carroll
***
Marc-Chagall, el sol del verano.
Tres Sonetos De Las Flores - Francisco De Terrazas
I
Dejad las hebras de oro ensortijado
que el ánima me tienen enlazada,
y volved a la nieve no pisada
lo blanco de esas rosas matizado.
Dejad las perlas y el coral preciado
de que esa boca está tan adornada,
y al cielo -de quien sois tan envidiada-
volved los soles que le habéis robado.
La gracia y discreción que muestra ha sido
del gran saber del celestial maestro;
volvédselo a la angélica natura;
y todo aquesto así restituido,
veréis que lo que os queda es propio vuestro:
ser áspera, cruel, ingrata y dura.
II
Royendo están dos cabras de un nudoso
y duro ramo seco en la mimbrera,
pues ya les fue en la verde primavera
dulce, suave, tierno y muy sabroso.
Hallan extraño el gusto y amargoso,
no hallan ramo bueno en la ribera,
que -como su sazón pasada era-
pasó también su gusto deleitoso.
Y tras de este sabor que echaba menos,
de un ramo en otro ramo va mordiendo
y quedan sin comer de porfiadas.
Memorias de mis dulces tiempos buenos,
así voy tras vosotras discurriendo
sin ver sino venturas acabadas!
III
Soñé que de una peña me arrojaba
quien mi querer sujeto me tenía,
y casi ya en la boca me cogía
una fiera que abajo me esperaba.
Yo, con el temor, buscando procuraba
de dónde con las manos me tendría,
y el filo de una espada la una asía
y en una yerbezuela la otra hincaba.
La yerba a más andar la iba arrancando,
la espada a mí la mano deshaciendo,
yo más sus vivos filos apretando...
Oh mísero de mí, qué mal me entiendo,
pues huelgo verme estar despedazando
de miedo de acabar mi mal muriendo!
Dejad las hebras de oro ensortijado
que el ánima me tienen enlazada,
y volved a la nieve no pisada
lo blanco de esas rosas matizado.
Dejad las perlas y el coral preciado
de que esa boca está tan adornada,
y al cielo -de quien sois tan envidiada-
volved los soles que le habéis robado.
La gracia y discreción que muestra ha sido
del gran saber del celestial maestro;
volvédselo a la angélica natura;
y todo aquesto así restituido,
veréis que lo que os queda es propio vuestro:
ser áspera, cruel, ingrata y dura.
II
Royendo están dos cabras de un nudoso
y duro ramo seco en la mimbrera,
pues ya les fue en la verde primavera
dulce, suave, tierno y muy sabroso.
Hallan extraño el gusto y amargoso,
no hallan ramo bueno en la ribera,
que -como su sazón pasada era-
pasó también su gusto deleitoso.
Y tras de este sabor que echaba menos,
de un ramo en otro ramo va mordiendo
y quedan sin comer de porfiadas.
Memorias de mis dulces tiempos buenos,
así voy tras vosotras discurriendo
sin ver sino venturas acabadas!
III
Soñé que de una peña me arrojaba
quien mi querer sujeto me tenía,
y casi ya en la boca me cogía
una fiera que abajo me esperaba.
Yo, con el temor, buscando procuraba
de dónde con las manos me tendría,
y el filo de una espada la una asía
y en una yerbezuela la otra hincaba.
La yerba a más andar la iba arrancando,
la espada a mí la mano deshaciendo,
yo más sus vivos filos apretando...
Oh mísero de mí, qué mal me entiendo,
pues huelgo verme estar despedazando
de miedo de acabar mi mal muriendo!
Este verano te trastoca la cabeza, estais quemado.
ResponderEliminarNo se usted, anónimo pendejo, pero a mi me gusta todo lo que escribe Gajaka Extramitico. Vaya usted nada sino hipocresía hipocresía hipocresía.
EliminarAve María purísima, con pecado concebida.
ResponderEliminarMandarín Carroll otro heteronimito. Poeta colonial latinoamericano. jijijiji
ResponderEliminarMuy bonita la carátula del libro Las Severísimas Neoberracas, con dibujo de Marc-Chagall.1
ResponderEliminarCuál libertad Gajakón?
ResponderEliminarOh libertad que perfumas las montañas de mi tierra.
EliminarGajaka en hora buena el libro, felicitaciones.
ResponderEliminarTomado de Facebook:
ResponderEliminarJandey Marcel Solviyerte
16 h · Editado ·
Noticias literarias:
-Monje librero en el monasterio de Tunja -mientras trabajaba en el manejo de la octava real y otros metros del siglo XVI-, es aplastado por el tomo original y a pasta dura de Elegías de Varones Ilustres de Indias de Juan de Castellanos (1589), el poema tiene un aproximado de 113 mil versos, hasta ahora el más extenso y mortal de la literatura hispanoamericana.
u.u. IMPOSIBLE!!!!!!!!!!
EliminarGajakita te quieres cazar conmigo?
ResponderEliminarLa caza espiritual.
ResponderEliminar"Dejad las herbras de oro insortijado", se escribía en el siglo 17 en México y Perú, lo mismo que hacen los rastras pero con ceniza del monte azul de Montego Bay.Muy buenos los tres sonetos, al menos no son tristes, mas quevediano que gongorista. Gongora le pone background con metáforas de duelo.
ResponderEliminarY ya qude aquí, soy tu hermano, tu hembra y tu arreo.
En los sonetos de Terrazas, más Góngora que Quevedo.
EliminarQue pillada, esataba aquí y viajaba por el Estado ideal, pero sin comemirdas en la academia, sino con sus críticos jóvenes, tan capaces como nuestra posición, no nadaista, enfrentado la censura en la emisora, no haber estado, ay, pero me vengaré con amor en mis escritos contra esa variante del neoliberalismo, sin estructuralismo, hacia el neofascismo, que horror solo no ser ser comemierda. Todo el canón occidental por el suelo.
ResponderEliminarMe quedo con la Letrillla, siiiiiiiii!
ResponderEliminarGajaka me contaron un chisme para ampliar el mundo.
ResponderEliminarPucha, la que lo parió a usted, digo así así así.
ResponderEliminarSi, dicen que fue mi segunda enlagunada.
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