miércoles, 25 de febrero de 2009

Un prólogo para esta selección de 5 poetas favoritos:







Yo creo muy respetuosamente (La Puta Respetuosa) que deberían incluirse también los Cinco Poetas Malos.
Los Cinco Poetas Borrachos.
Los Cinco Poetas Pantalleros.
Los Cinco Poetas del Cinco de Bastos
Los Cinco Poetas Enfermos Mentales
Los Cinco Poetas Cansinos
Los Cinco Poetas Ochuveros
Los Cinco Poetas Elementales
Los Cinco Poetas Revolucionarios
Los Cinco Poetas del Pedernal y la Yesca
Los Cinco Poetas de las Casas de Poesía
Los Cinco Poetas de las Torres de Girardot
Los Cinco Poetas Rezadores del Santo Rosario
Los Cinco Poetas Musicales
Los Cinco Poetas del Oficio Divino
Los Cinco Poetas del Parla/Mento
Los Cinco Poetas de la Nieve y la dulzura
Los Cinco Poetas de la Piedra de Amolar y no Filosofal
Los Cinco Poetas de FM y AM
Los Cinco Poetas de la Naturaleza Efímera
Los Cinco Poetas Cósmicos y Cómicos
Los Cinco Poetas Postre de Natas
Los Cinco Poetas Toxicómanos
Los Cinco Poetas Taxistas
Los Cinco Poetas Polícias
Los Cinco Poetas Médicos
Los Cinco Poetas Duracell
Los Cinco Poetas Seudopoetas
Y as….
Por ahora no apunto… Saludos, y abrazos, Oscar González.


jueves, 12 de febrero de 2009

El desaparecido género epistolar

FRAGMENTOS DE CARTAS DE CARO A OSCAR GONZÁLEZ.

1982. Marzo 16

En el sobre.
Sr. Poeta Blanco.


No aguantaría un momento tú risa sería embalsamada en mitad de la llegada de eso que en nuestra filosofía se llama instante.



Te recuerdo mucho casi pues, lo mismo a Juana la loca Ángela del inconsciente colectivo, que me disculpe lo La Loca pero una cosa es la loca otra, la no loca.



Porque tengo miedo a engordar, se acababa aquello que llevo como una espada de poder secreto.



Por fin mi extraviado exilio del extraviado poeta de los malditos.



¿Y tú, ya la fumaste? ¡El ridículo pera era que yo creía que en las cuevas de Manrique (los cogen), lo cogen a uno y lo hace probar de la mona hasta que esa montaña tiemble y se tiempla adentro del decúbito.


Abril 19-20/82. Nueva York


Escribo todos los días hasta que llegue el tigre de papel y me coma y me diga deje de ser tan bobo de escribir sensibilidades sanas, bueno no sé si será así pero el parecido salta a la vista. Las metáforas se mueren hermano.


El único amino en N. Y. y no es para aterrarse, bueno sí, aterrarse, no hay más, David. H. Lawrence, me regalo su barba, todavía del veinte, del monstruo azulito que huyo de Irlanda, Irlanda por los escritores no más, su pueblo es el más racista y fascista del mundo en estos momentos de efervescencia y k… Su pueblo capitalista.



¿La angustia, esa señora de verdad encopetada, sincera, nos galopa? No. Galope hacia un desierto mediterráneo, llevando la gente de los trópicos para que vea. Habladores del tiempo querellandonos sin trompeta.



Es difícil hablar en inglés, te miran raro. Y como ahora soy Demóstenes, me tiran al Japón y de allá ¿Tu Oscar sigues viviendo con Juana? Dale un beso de mi parte y tu parte, igual dos o tres?



Jueguitos ahora sí, gane una batalla que empezó anoche con las dos monitas. Luego que dejara no sé que cosa, yo saqué mi rosa peluda, y se quedaron con todo y a mi gusto.



Franco (de Mutis), estos versos resumen mi obstinación por la poesía. ¿Podré dejarla alguna vez? O mejor… ¿podrá ella dejarme alguna vez?


Medellín. Mayo 21/85

Que ganas de escribirte una carta extraordinaria / de Caro para Oscar, pero si aparecen uno a uno los fantasmas del sexo y en bicicleta desde la cueva de la demencia.



Acabo de advertir al trineo del amor que no digo nada…



Quisiera una cita en un valle de hongos, para el 27 de julio a las 11 a.m. Llevaré mochila, hielo, gorro invisible, un pedazo de amor con chaqueta, risa risa y todo para ese día. Cuidado con Saint Merry.



Los poetas somos cuando los poetas no están heridos de balas oficiales.



Una mirada amorosa deambula por un jardín siniestro de flores.



A Oscar fabuloso festival de cine, me hacen mente los ocasos de Petra Josué Rilke dique Hermógenes Gamboa es un bobo idiota. Adiós Eco.

22. IX. 82

Mi enamorado J. tocaba a Jorge Luis Borges, y este empezó a empelotarlo y a masturbarlo. Quizó Borges que yo tragara semen gris –lo trata de hacer, pero lleve mis dedos a la boca y lo boté como niño.



Ellas, las intelectuales de Medellín te esperaban con el culo roto. Después llegó Jorge Luis y mis ansias locas –No sé si fui al cuartito-. Me desperté erotizado. Un agosto en Alejandría, Antioquia –era mi deseo loco de saltar. “Déjame, espada, usar contigo el arte;/yo, que no he merecido manejarte.”



84/85

Sí Oscar, muy ocupado en “nada”. Lo elemental Realidad Aparte. Mía y eterna esta espera de la conclusión de una vida pensada.



Me imagino que estas rabioso como los pupitres de Foucault. Y como Harold no esta en nada!, yo me voy “para la otra” tierra.



También leo el Hiparión de Hölderlin y los poemas de Jim Morrison. Te lo digo como una manera de hablar en septiembre negro.



Ir a Cuba sería terrible, son muy verticales y como yo miro dizque homosexual, me llevan al paredón. Pero ahora parece que esa mirada ya no es nada ni crítica de este zorro de Stalin y entonces ya puedo ir y reírme, y mirar para seducir al alguacil de Matanzas.

28 Septiembre. 87.

Oscar, me he demorado en contestare (pequeña y dura carta anterior y por lo tanto bella como Vallejo pintor y dramaturgo exquisito)… Se te olvida que sigo siendo el que fui cuando me conociste. Que mis amigos son todo para mí, por eso deje esa estúpida carrera de Derecho –a mi me dio miedo llegar ser un leguleyo mediocre- mejor ser quien escribe cartas mediocres a amigos inteligentes y fantásticos como tú en particular y R.H.





miércoles, 4 de febrero de 2009

El laberinto del fauno: segundo puesto en la seleccion de mejores filmes de hispanoamerica.


“El laberinto del fauno”

Nuevo criterio liberador contra toda clase de fascismo.


Por Gabriel Jaime Caro (Gajaka)



Pues si estamos cansados de que nos hablen del fascismo ordinario, mejor seguir viéndole en el cine (con “El Laberinto del fauno”, de Guillermo del Toro, 2006), y sobre todo ese fascismo español que nos llega casi de sotana, serril, complicándonos en nuestra posible humildad. Cualquiera mata y maneja el martillo del conocimiento hacia la boca del humilde, como si nada, así de posible, y que crucifiquen al republicano en un país de asesinos en el poder con el advenimiento de Francisco Franco, ese pastel de polla, como le decían con charlitas (carlistas) de esas los andaluces de Jaén:
“Andaluces de Jaén /levántate brava/ sobre tus piedras lunares/ no vayas a ser esclava/ con todos tus olivares.” (Miguel Hernandez).

Qué maldición le ha caído a España con este fascismo feroz y oscurantista!.
Y estamos en 1944, en primera fila con lo mejor de la actuación del cine español, dirigidos por un mexicano soberbio, Guillermo del Toro: Sergi López, Maribel Verdú, Ariadna Gil, y la jovencita Ivana Baquero, en su papel de Ofelia. El magnífico actor europeo Sergi interpreta a Vidal, un capitán fascista de esos que tanto les gustaban a las mujeres, “Toda mujer adora a un fascista” (Silvia Plath), por encima de los humildes casi todos condenados por la desprotección espiritual, víctimas de la peor ignorancia europea (ESPAÑA). No lo digo yo, lo dicen los críticos científicos nuestros, encontrando ésta vario pinta exposición de motivos para que usted escoja, your choices, ni mas ni menos.
Leasé “Análisis de la estructura sociológica del fascismo” de Georges Bataille (El fascista saca 5 en todo).

Otros ejemplos típicos los vimos en aquel filme memorable llamado “Salo, o las últimas 120 jornadas de Sodoma”, de Pasolini, que le costó su muerte violenta (en 1975).
“El policia franquista Vidal es una variedad machista del positivismo” (Elvis Mitchell) como egocéntricos hijos de dios.

Pero a usted le gusta el fascismo porque comulga con su carácter egoísta, pero irrisorio, que se le va hacer, pues en este filme al que le clavan el cuchillo en la boca es a usted y no al apuesto líder, arreglaíto para descuartizar almas humanas, con los mismos instrumentos de tormento que tanto le gustan al General y al jefe de exorcistas en el palacete de la ansiedad reprimida. Y las hadas? Borradas del mapa por las continuas devastaciones de la naturaleza, son puestas en escena en este filme memorable (“El laberinto del Fauno”) para grandes y chicos, como para que no se le vaya a olvidar la poesía mitográfica. Doug Jones es el actor que personifica al fauno, dios Pan.

Clasecita de Mitología

El dios Pan, que por Alianza Editorial nos dice que fue el único dios que murió enamorado de la Tierra, aparece aquí feo cuadrúpedo, como perrito en dos patas, recibiendo a la gran niña que regresaba después de su huida de los profundos señuelos de la oscuridad terrenal. Todo aquí es perfecto : la fotografía de Guillermo Navarro, Oscar 2007, el maquillaje y la dirección artística, otros dos Oscares. Dioniso fue - El Dios a muerto - de Nietzsche, pues se derrumbó a sus pies, en 1889, como cualquier caballo que habla, de ahí que el dios regresa en algunas trabas dionisíacas memorables.

Ya no necesitamos genios gringos del cine, pues todos son absorbidos como monarquía por Spieberg, y su camada vaselina, que todo lo ven como ellos quieren, terminando toda gran producción en una mierda (Qué porquería!, El hombre Araña).

Dos filmes en uno, lo visible y lo invisible (que solo lo ven las almas buenas aunque sean pecadoras). Típico del cine español de la posfranquista dictadura, los niños y las niñas que tanto han deleitado la imagen cinematográfica: “El espinazo del diablo”, de Guillermo del Toro, sobre temática del franquismo. “Cría Cuervos” de Carlos Saura. “La lengua de la mariposa”, con ese actor estrella que tanto sabía trabajar con los niños, Fernando Fernán Gómez.

La niña escogida por el dios Pan y las hadas (Ofelia), cumple a cabalidad sus tareas contra el enemigo de los inocentes (nueva metáfora), y como toda niña no escapa a las trampas de los pequeños genios de la descomposición mítica, desobedeciendo tantico, en tanto afuera la resistencia le asestaba su duro golpe a los franquistas, piedra angular de los futuros gorilas de América latina. ¡Spoiler!, Spoiler!.

“¿Pero dónde están los ideólogos del anarquismo, tan beneficioso para la gran España, la Borbona inexpugnable, asesina a sueldo, recicladora de discursos sobre el amor de los súbditos, coronando a poetas y a intelectuales lameculos?” (Pere Ginferrer).

“El laberinto del fauno”, un filme de máscaras, victimarios y presencias, de oficios, que son al fin y al cabo los ingredientes para un buen trabajo, sin ser obra maestra, quedará entre las preferidas, no importa que el joven académico te diga que el fascismo ya no existe, y las hadas son puras mampostería del cine europeo. Y Guillermo del Toro es un director peligroso, como lo son los hermanos Cuarón y Alejandro González Iñárritu (todos de origen mexicano).

A Freddy, Támara, Alonso.

martes, 3 de febrero de 2009

Poemas de Julius (Oh, pesoano)

Poemas de Julius

Duerme encerrado en la habitación
como en un cubo de agua
que flota pesado
en la incipiente claridad del día.

Más tarde, despertará
y si tiene suerte, oirá
el canto opaco del búho
invisible

Entonces descubrirá
con pánico sosegado
que el cubo de agua
sigue flotando allí
oscuro y pesado.

*************************
Recibir el anuncio
no creerlo

Marchar hacía el olvido
renunciar
negarse
volverse piedra
y saber de la grieta la angustia


***************************
Limpia los estragos de la muerte.

Él
que es renovación y vida
que a pequeños saltos
llenos de cobardía
se acerca
como un amante secreto
al cuerpo vencido.
***************************
Me ha perseguido todo el día
ese plumaje negro
ese ojo
negro
-no es la muerte-
es el gallinazo
que sin tanto alboroto
siempre está ahí.

***********************
El gallinazo
es un efecto del sol

también en sus calmados gestos
hay luz.

jueves, 29 de enero de 2009

Cuento enviado por Alonso Mejía





Los gemelos
Llevaba más de tres horas de vuelo entre Rio de Janeiro y Miami y otra vez volvía a los recuerdos y se negaba a creer en lo ocurrido. Recordó cuando habían salido de Lamego, los dos días pasados en Coimbra, más grande que diez Lamegos juntos, el ligero accidente del bus poco antes de Lisboa, más grande que veinte Coimbras juntos, y el primer avión de sus vidas, hacia Nueva York, el anhelo de tantos años. Los recuerdos eran como fragmentos de sueños. Recordó la calcomanía del Benfica que compró en Lisboa y pegó en la maleta, y al negro maletero del terminal de buses, el tamaño de las avenidas, el estruendo de los motores, pero sobre todo a la azafata, esa sonrisa seductora y esas piernas, esas piernas, carajo, y esa pasadera cada dos minutos. Y Diego que le picaba el ojo al hermano y se reían. Todo era muy vívido, pero el atropello y el desorden de las imágenes le impedían entender. Decidió poner en orden los pájaros que revoloteaban en su cabeza.
Habían llegado a Nueva York a los veintidós años y lo habían compartido todo, hasta cuando Heleno se casó a los veintinueve. Pasaron por diversos empleos y terminaron siendo meseros. La ciudad no les gustaba, pero sus vidas se adaptaban poco a poco al ritmo integral de la metrópoli. Estaban bien, pero no satisfechos. Un día decidieron agregar aventura a la aventura, pues la aventura mayor sobre la tierra es la vida del inmigrante, y se fueron a explorar la vida en Miami.
Una noche, después del trabajo, desafiando el gélido invierno neoyorquino, corrieron hasta el acogedor bar irlandés que frecuentaban, el Callaghan, pero a la media hora decidieron irse a casa. Al pasar por el Hotel Grand Hyatt se miraron, y sin cruzarse una palabra entraron al bar, pero había una multitud y debieron sentarse separados. Cuando bebía el segundo trago, Heleno vio a Diego, el más audaz de los dos, conversando con una mujer. Se desentendió del asunto hasta cuando Diego se le acercó, aprovechando que la mujer había ido al baño, y le dijo:
—Está hospedada aquí en el hotel. Me voy con ella.
—¿Y yo qué?
—No te preocupes. Pero no te quedes aquí, pues ha de volver pronto; te puede ver. Vete al bar irlandés. Yo te caigo allá.
Hora y media después, Diego se levantó agotado y le dijo a Eileen que iría a echarle unas monedas al parquímetro y volvería en unos minutos. Encontró a Heleno viendo televisión y devorando un sándwich de pastrami con mucha mostaza y pepinillo en vinagre acompañado de una cerveza. Cambiaron camisas en el baño. Los dos llevaban bluejeans.
—Es el 822. Vete rápido.
—¿Y si se da cuenta? ¿No debo tomar ninguna precaución?
—No, ninguna. Recuerda que te llamas Diego y no te gusta la ginebra.
—Ciao. Nos vemos en el apartamento.
Horas después Eileen le decía con una sonrisa pícara: —Dios mío, eres inagotable. —Y Heleno sonreía mientras acariciaba embelesado el cuerpo de Eileen, un desnudo en la alborada del mundo; así debía de haber sido el tiempo antes del tiempo, o mejor, así debería de ser la vida, sin tiempo. Otra caricia, otro beso, el cuerpo excitado retorciéndose, el placer que lo devoraba y le mostraba la vida en todo su esplendor. Después, los besos de ternura y satisfacción. Y jugando con la cabellera de Eileen fue entrando en un abismo de silencio, de un silencio perturbador y provocativo.
Llegó al aeropuerto de Miami a las nueve de la noche y tan pronto pasó por las oficinas de inmigración y aduana se metió en un bar a darle vueltas a la amargura. Pensó en Danilo Silva, el amigo de la infancia, a quien trató de echarle la culpa de todo. Por él habían ido a Brasil y por él habían conocido a don Roberto Almeida y le habían comprado la fábrica. Pero Danilo siempre había dado muestras de lealtad. Ya llevaba varios años en Brasil y trabajaba como consultor financiero de una empresa italiana. La fábrica tenía cuarenta y seis trabajadores y gozaba de la salud de que no gozaba don Roberto, motivo suficiente para que éste la vendiera. Salió del bar y se sentó en una de las tantas salas de espera. Pasó un largo rato arrugando y desarrugando la envoltura de una chocolatina.
Pensaban que si el sueño fue la palanca de Arquímedes, no había razón para que no fuera la llave de una pequeña fábrica, y ésta la llave de otros sueños. Heleno tenía dos niñas y era el menos propenso a la aventura, así que Diego sería el administrador de la fábrica. Para Heleno, por sus obligaciones y su naturaleza precavida, todo esto no dejaba de ser como un gran riesgo en su vida, pero un riesgo luminoso y sereno.
No quiso irse a casa. Necesitaba estar solo. En estos momentos hasta sus hijas serían una presencia dolorosa. Quería como lanzar un grito que nadie escuchara. Entró al baño y al mirarse en el espejo se vio tan pálido como si fuera apenas un ente sugerido. Volvió a la sala de espera y se sentó. Evocó el viaje a Rio desde cuando pidió las vacaciones en el restaurante. En el empleo del taxi podía sacar tiempo cuando se le antojara. Era febrero y las niñas iban a la escuela, y Dulce debía cuidarlas y trabajar.
Recordó su llegada a Rio y el trayecto en el taxi a la fábrica entre las diez y once de la mañana, pensando cómo se pondría de contento Diego al verlo de un momento a otro. La sorpresa lo iba a matar. Hacía ya ocho años habían comprado la fábrica y desde entonces Heleno sólo había venido una vez, seis años atrás, pero Diego lo llamaba los lunes y lo informaba de todo: de la producción, de las obreras despedidas por robo o por negligencia, de los contratos que no cesaban de llegar. Salió del taxi y entró en la fábrica como si hubiera encontrado una cueva oscura en medio del calor y la luz enceguecedora del desierto. No se presentó a la encargada, o secretaria tal vez, a quien no conocía, porque sabía que no era necesario, y le preguntó por Diego, pero por toda respuesta sólo oyó que gritaba más que sorprendida asustada:
—Manoel, ¿dónde está el patrón?
—¿Qué? Ya voy —y con un trotecito corto se acercó un mulato alto y delgado, cuya piel hacía un hermoso contraste con el pelo y bigote blancos muy bien cuidados. Del bolsillo de la camisa salía la mitad de un peine largo de carey.
—Que adónde llevó al patrón.
—Ah, lo dejé en el restaurante donde almuerza casi todos los martes —dijo, y saludó con extrema cortesía a Heleno.
—¿Me puede llevar allá?
—Claro, don Heleno. Suba nada más.
Le pagó al taxista, pasó el equipaje a la camioneta y partieron.
—Dígame una cosa, Manoel, ¿cuántos trabajadores tiene la fábrica?
—Ahora somos diecinueve en total.
—Diecinueve —repitió meditativo Heleno, recordando que su hermano le había dicho solo dos días atrás que tenían 32. Y agregó—: Oiga, a mí me pareció ver la parte de atrás como vacía, sin máquinas.
—Así es, don Heleno. Esas máquinas se han ido vendiendo para pagar a los proveedores.
—¿Y Diego cuándo regresa?
—No sé, don Heleno. Eso depende.
—¿Depende de qué?
—Pues… de don Diego.
En algo menos de media hora llegaron al restaurante. Heleno entró y preguntó por Diego a un mesero que doblaba servilletas.
—No sé. Pregunte en el bar. Hace poco estaba ahí —contestó, y sin dejar de mirarlo, como asombrado, agregó:
—El habla mucho de usted.
—Debe estar ahí afuera, en la playa —contestó el del bar, y se quedó mirándolo, sorprendido de encontrarse cara a cara con el gemelo de Diego, de quien tanto había oído hablar. A solo dos pasos Heleno lo encontró tomando el sol en compañía de otros dos hombres y dos muchachas. Al verlo, Diego se levantó de un tranco y lo abrazó con fuerza, pero lo soltó al sentir la frialdad de Heleno.
—Nos vemos mañana a las nueve de la mañana en tu apartamento —le dijo Heleno, y se despidió con la misma frialdad del saludo. No sabía cómo hacerlo, pero de alguna manera tenía que decantar el desconsuelo. Había venido por tres semanas, y arregló el pasaje para volverse dos días después. Sabía que no era posible, pero quería volver a ese sueño que había traído hasta llegar a la fábrica. ¿Se había interrumpido la vida o solamente una ilusión? El recuerdo de todo le era muy arduo, tanto o más como el mismo olvido. Tomó una habitación en un pequeño hotel a unas quince cuadras del apartamento de Diego y salió a ventilar la rabia.
Dejó el aeropuerto a las ocho, cuando calculó que las niñas habían salido para el colegio y Dulce para el trabajo. En el camino recordó a Diego tratando en vano de darle explicaciones sobre el estado de la fábrica y sobre las remesas que le enviaba para alimentar y ampliar el negocio; solo atinó a mencionarle la quiebra en que se encontraban. Recordó con ira cómo al volver al bar dos hombres y uno de los meseros hablaban de la generosidad y de la forma de gastar dinero de don Diego el millonario, y se reían. Sintió deseos de tirar todas las ilusiones al vacío, si alguna le quedaba. Dejó abierta la jaula de los recuerdos, pero pronto se dio cuenta de que no había ardid humano capaz de espantarlos.

miércoles, 21 de enero de 2009

Dos poemas inéditos de Carlos Enrique Ortiz


Estoy hecho de tiempo
de días que agonizan en la sombra
de noches que se ahondan en la nada.

Estoy hecho de ti
de tu deseo
guardián de tu sonrisa
rehén de tu mirada
soy la sombra que acompaña tus pasos
soy las manos donde brotan caricias
soy los ojos que atesoran tu rostro
pensamiento donde reina tu vida.

Estoy hecho de ti
de tu rechazo
de la espera de piedra
del frío de la ausencia
del roce de la muerte que me aguarda
del olvido de las horas felices
del silencio al que sentencias mi amor
del no que me regalas.


PERSONAJES

Sin mirar nunca el riesgo
a la cara
apoltronados en la propia conveniencia
sospechando de todos
sin contender con nadie,
tomándolo todo sin dar nada
y finalmente en acuerdo con lo peor.

Siempre a la sombra del poder
deshaciéndose en halagos
comprando la gloria con la integridad
recibiendo la herencia
calculando el amor
hediendo en mil festejos
trepando hasta el fondo…

Son los señores de la astucia;
ebrios de sí mismos
hablan de sobriedad,
con la barriga siempre llena
escriben de inanición,
con la bolsa siempre llena
alaban el gasto.

Eternamente a salvo
Juzgan desde las sombras,
secos y estériles reproducen sus miedos
trompetean su exquisita impotencia,
en una niebla de palabras y con el corazón muerto
fabrican la página oscura
de su propia importancia.

Funcionarios de muerte
quieren que la intensidad de la vida
los bendiga.

2009

jueves, 15 de enero de 2009

El tercero

Diario Catastrófico


I

Les quiero contar que cuando me disponía a meditar sobre los escritos del día de ayer por los blogger de la Internet, escuche un ruido tenaz como de explosión y luego las ondas explosivas que venían a configurar un sismo de 4।4 según la prensa. Un sismo causado por la explosión de alguna roca fosfórica, tan cerca de mi, me llene de pánico y salí a investigar.

De pronto pensé que era para mí, pero nunca un sismo de grandes o pequeñas proporciones va dirigido a alguien a no ser un hito de la mitología capaz de hacer un cataclismo por celos de amor.
Inmediatamente me di cuenta que era por unos escritos que acababa de enviar para su lectura, sátira o aforismo muy aproximativos a una verdad que nos conviene a todos, no así a otros seres o demonios. Sí, aforismos muy latinos: “Que el socialismo es solo para los judíos en sus Kibuts, en el sionismo, y que ellos y los metodistas de Estados Unidos, con su grupo terrorista el Ku Klus Klan, no quisieron que el socialismo fuera para los hispanos, empezando por Cuba, la más musical de las islas de América, incluyendo a medio continente (México y Suramérica)”.
Solo faltaba que el espíritu reaccionara a este ataque con sismo incluido a mis pies en aquel retrete de oficina, donde trabajo, de insoportables empleados y contables. O dígame su opinión: lo tomo o lo dejo.
Y todo se iba en miedos, en simpatías, en palabras obscenas, nunca antes dichas, en presencias explicativas, del fenómeno terrestre, que horas después eran comentarios alarmantes por el movimiento brusco de explosión: que los edificios se movían, que si hubiera durado tres segundos mas todo se hubiera caído, y nos hubiera tragado la tierra una vez mas.
Los rostros estaban pálidos, el helado no pasaba de la garganta, las victimas como yo seguíamos “paniquiadas”.
II
Corrí a ver el filme “Transylvania”, de Francia, con los vestigios de 1.000 años sin amor con los gitanos, en tierra con frío polar, con hambre y magia por el oro y la plata (otra victoria de la maldad de los hombres). Te imaginas cuando el amor fue aplastado por las mismas religiones en el poder, hace mas de mil años? Lo dicen los libros prohibidos por los mismos censores. Solo llevamos unos 50 años de amor, los mismos que lleva la mal llamada revolución cubana; de amor hippie, ni más ni menos.
III
Tendré que cambiar, porque si he causado tanto daño, debo remediarlo con parar: dice Witold Gombrowicz en “Contra la poesía”, que hay que parar un momento la producción cultural para ver si lo que producimos tiene todavía alguna vinculación con nosotros.
Con parar de escribir en los blogger de los otros, I promise, y san se acabó. Lo que quiero es amor, solidaridad, y pluralismo con este individualismo oscuro, entre los hermanos y los que no lo son también; y sin ningún bautizo de iglesias ultragodas, sobre todo del cristianismo católico; ¿y porqué ningún metodista gringo se llama Jesús? (me lo dijo mi amigo Alonso).
Y ya que estamos con el texto de Gombrowicz Contra la poesía, le diría que cuando ataca al hermetismo, se esta refiriendo al hermetismo argentino que el vio en la década de los 40s, y no el que el rozo en Europa a principios de siglo XX, antes de la hecatombe. Por lo tanto ahora quedaría sin validez su interesante conferencia de 1947 contra la poesía, y sobre todo prosas herméticas, en su acepción, pretenciosa y pura. Sin decir ni pió del hermetismo del poeta Jorge Luís Borges. Buen texto modernista que al pasar de los años, digamos unas 4 décadas, en 1989, Humberto Eco se reafirma en el hermetismo y su gnosis de los siglos segundo de antes y después de Cristo. Tan de forma primordial.
IV
Quiero ahora descansar y que los temblores cesen, y el agua deje de caer en un solo lado, que por su culpa se sienten mas las explosiones del centro de la tierra. No mas castigos por mis criticas cochinas cochinas y cochinas, y por la ignorancia de un mal pie en la danza, y el no te entiendo, porque soy ahora neonazi, haber si la raza seudo aria se limpia de tanto negro y de tanto longevo en el amor. Uf!
O lo peor la ignorancia del padre de familia sanchopanzón, porque la chica vio algo a mi lado entre las luces del parque: Un ovñi! o la profecia del fin del mundo.


Hilario Aquiles Luna
Enero 13 y 2009