Pájaros del verano, 2018, de Cristina
Gallego y Ciro Guerra.
(El cine colombiano que no deja de hacer pinitos, mientras la Guajira pierde sus mitos de tan terrible debacle, el exterminio de los pueblos míticos para el progreso de los negocios internacionales).
Me quedo con el ciprés de mi hermano o el cultivo de la naranja, de mis ancestros libaneses).
El café y la mariguana son originarios de Arabia, cállese usted la boca.
Gabriel Jaime Caro (Gajaka)
I
La
esencia del conflicto en la Guajira colombiana, ni el más mínimo respeto por el
desierto sagrado de los Waiyuú familas. Pájaros del verano (Birds of passage), 2018, y por ninguna
parte vimos los pájaros, andan nuevamente viudos.
Pero
si los pájaros como les dicen a los
asesinos del Cartel de Medellín, y ahora por allá, burlándose de todo y de las
costumbres de los Wayuú con las mujeres y su matriarcado, Úrsula 100 años de
Macondo.
Es inconcebible el desprecio por parte de los carteles de la droga y
el paramilitarismo, los ha envilecido. Los gobiernos democráticos los han
arruinado (la corrupción infame de la Guajira colombiana)… Hasta vender sus
ríos de sustento a las empresas multinacionales. El río Ranchería era sagrado, hoy es caño seco, vendido por la corrupción y la falta de amor y respecto insisto de una vez.
B
No
son Pájaros en la playa de Severo
Sarduy, sus cuentos de Camagüey, y se va y se va yendo sin la invisible
protección insular de carácter ornamental.
C
Lo
que vemos es un pueblo peninsular casi insular, pegado e instalado en el
desierto, tratando de vivir, y de sobrevivir, cerca de la Sierra Nevada de
Santa Marta; en aquel paraíso que ya no lo es. Porque "casi" nadie puede
disfrutarlo (claro que si, en vacaciones), ni en que valla de Afganistán, la onda marciana.
El
desierto que era nuestro futuro en la creación, siguiendo a Albert Camus, es de
unos cuantos mafiosos, con sus cuatro puertas (Miss Bala), camionetas blindadas a crear la zozobra, exhibiendo sus
armas para el choque de su predestinación de tipo desechable, ahí no hay ningún
dios cristiano, es don paraguachón.
El
marxismo y Pasolini. Y taque allí están los gringos, y los noruegos, buscando
la mariguana, que allí en la Sierra se producía fácilmente, La punto rojo, que probé en 1976 en la
playa Cañaveral, me hacía ver orgías entre las carpas. Si el mundo no fuera
redondo, nunca más nos volveríamos a ver. No había llegado el negocio de la cocaína, ad portas.
Es
triste para llorar, sin asomo de lo maravilloso que alguna fue esta costa con
su teatro y sus mitos, la Guajira por decir algo, del absurdo ante el invasor,
y la patada marmórea del porvenir de fuego, viene disimuladamente como a doña Sodoma, la modorra.
Y
morir de frente si se ha cometido una falta grave. Ley del Waiyuú y sus negros, otra cosa serán los Arhuacos, en el mantenimiento de su ética, paráclitos yodos.
La
mariguana llegaba por bultos y la negociaban con el café; desenvolvimiento de
una guerra por la posesión de ese negocio, mientras las victimas van en
aumento, y hoy los niños de allá no tienen futuro, ni para Carlos Vives y su familia Pop desnaturalizada.
D
Cristina
Gallego, su cocineasta (casi cocina el filme), es tan arriesgada y pagana a voces ciegas, que nos
recuerda al brasilero cineasta de los 60s, Ruy
Guerra, sin desmeritar la coincidencia, a lo mejor Ciro Guerra (El abrazo de la serpiente) es hijo de
Ruy (Cinema Novo), con sus ficciones y su risa de animal reencarnado, el
riodeoro, se las trae desde los extractos más surrealistas del cine. Claro, sin
poncho. Con Dios y el diablo sin diablo estavez.
E
No
tiene la simpleza de Roma, ni la
melancolía de Cold War, ni lo
apasionado de La favorita, ni de la
otra favorita Green Book. Ha habido
lio, nadie quiere reconocer cuál cambiaría la historia, y otros como el
mexicano Carlos Reygadas, Luz silenciosa, Japón, no ha bajado de su cumbre citadina
con la muerte. Tiene suerte Cristina y Ciro por meterse al género Thriller, amerita la acción de los
espectadores absortos, y desencantados.
F
La crítica dice, Like
an indigenous The Godfather (The Hollywood Reporter). Tanta frialdad para una crónica
que ahoga la imagen holística que desea tener, pero una raza paralizada en el
tiempo, y un mundo cerrado y asesino que se avecina con la mentira y el engaño,
más por la fiebre de riquezas a corto plazo, para eso todo ese pueblo tiende a
desaparecer de la faz de la tierra.
La cannabis medicinal que tiene que ser aprobada en Colombia, para disminuir a los
numerosos Carteles, que van corrompiendo, sobornando y masacrando como si
estuviéramos 40 años atrás o 70 de la mafia italiana.
G (y ahí se
queda)
Ciro Guerra tiene su filme inolvidable, La
sombra del caminante, que no me canso de ver. Su influencia buñueliana es
más fuerte que el froydismo. En sus películas el rey vallenato es gyajiro, la
mirada casi pesimista, las presencias pasolinianas, y el cine de los capos, que
todo lo contaminan.
Tóxicos vientos para la meditación, pero la madre Úrsula como Maya, es la
protectora.
Solo la mujer wayuú aprende con
el tiempo a manejar las redes del viento del desierto en la península paraíso
de la Guajira. El peregrino y la danza del compromiso, fue en este filme algo
hermoso. Solo minutos para adentrarnos al otro, que es el mismo cautivo.
Es tan lineal la historia, dice mi amiga Loli Cienfuegos, Guerra se queda en una
exclusiva narrativa tipo narcotráfico, y deja el lenguaje cinematográfico que
se pierda en el rodaje (La escasa poesía de los diálogos, Buñuel gruñía). La Guajira tiene nuevamente historia.
El dinero por fin a
montones en un día, después del intercambio de las especies, el trueque cómo un
caso juzgado. Y dónde están los marihuaneros de ayer de paz y amor (Allen Ginsberg, entre otros), O los nadaistas conservadores progresistas, superando
al "marxismo" cubano?
Viva el capitalismo! Gritan los del cartel.
Muy pomposo el dibujo abstracto.
ResponderEliminarGanó Roma
ResponderEliminaro
perdio Eoma
Pura interventoria de genios con autista a bordo, el regreso de Colón.
EliminarOMG.
EliminarOj
ResponderEliminarHe quedado paralizado.
Perdona que me meta, pero es mucho mejor cocin'o el filme, que casi cocinera, para la cocineasta tuya.
ResponderEliminarSi
EliminarTe estoy copiando desde Acasuso, con toda mi nueva familia, para cuando vengas con Espina para acá.
ResponderEliminarNo es la noche la sombra que apetece ser
ResponderEliminarson las entrelíneas marcando nuestro existir en todos los tiempos.
Agua cara, ríete una vez más de tus riquezas. Comandando las distancias, y apenas mojados los labios.
Lo cambiaste todo, y sube la adrenalina.
ResponderEliminarGuerra se las trae.
El abstracto 105 lo quiero para mi.
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