jueves, 18 de enero de 2018

Los poetas dominicanos, Plinio Chahín y Luis Reynaldo Pérez, en el ring de los pesos pesados. Una muestra de sus más recientes poemas.





Plinio Chahín y Luis Reynaldo Pérez






Por fuera de las difíciles cuadraturas de las generaciones, y sobre todo de poetas, Plinio, 1959, y Reynaldo, 1980, a quienes conocí en el reciente IV festival de poesía de Santo Domingo

Los tenemos ahí en el cuadrilátero, con el poeta Alexis Gómez Rosa, en el arbitraje multilingual, entre las persistencias de la forma del amor cónico de Plinio, cabeza de turco kurdo, y el humor con ventajas inimaginables de Luis Reynaldo, creando un estilo depurado de confrontaciones aforísticas; podríanse reflejar en la campaña momentánea de lo que se escribe ahora en la poética latinoamericana (caribeña), no muy lejos de sus maestros y sus oficios divinos, tratándose de ladronzuelos tocando la puerta grande de los barroquistas, que no dejan entrar, y los poemas de héroes, que si fueron, como Martí y Hostos.

Lo mejor de estos poetas es su humor en el trato, el que tiene que dar cobertura para continuar, no importa que abjuren de su obra pasada, en una estética, que sin ser dominicana, salga de los claustros académicos, hacia el panfleto y su acidez. La múcura pesada, llena de libros de poesía, para el encierro del poeta en su plazoleta solitaria.

Y es que la solemnidad tiene que ser bucólica, loca y locuaz como sus malditas referencias históricas, o dejar que regresen los nuevos piratas a pedir sus monedas de oro para el desgaste de sus personalidades en un espacio que es maldito, a falta de caricioso, como deberían ser sus poetas, ahora distribuyendo en el poder su lucidez ante la sorna de las dictaduras en el inconsciente, que se vienen por el falso origen y sus herencias, que no son exactamente las de los Borgias, esa frágil decisión de espanto.

Una muestra de sus poemas, para unos lectores roedores, que se comen todo lo que sea queso costeño salado. Si con todo ese coco que hay en la isla, no transmuta hacia el colorido festivo de la escritura, que los deporten, digo a los cocos, para la franja haitiana, ávida de poder.

Plinio Chahín al que le dije Pedro, sin interpelarme, porqué yo sin ser nadie, colaboraría hacia la depuración del verbo, no importe que  esté posesionado, designado a las cuatro esquinas de un plantel, que mira a la poesía, sin nadita que hacer en los negocios internacionales... y Luis Reynaldo, que trabaja como editor de publicaciones independientes, con su percepción de satánica verborragia hacia los perros de Caronte, por decir algo chevere.

Gabriel Jaime Caro (Gajaka)

***

Poemas de Plinio Chahín

(Selección)

...y vi que estuve vivo con la muerte
y vi que con la vida estaba muerto.
                                                         
QUEVEDO

6

El pensamiento es la consumación de la carne
Las ruinas poseen la circularidad de la locura
Su esfínter descompone honduras gnómicas
Levitan lívidos tántalos disímiles
Como visiones que suben al concepto
Y organizan cerebros en la Idea
¿Qué meandros  incuban los amantes
Equidistando sus labios?
Instante instante
El placer solventa delicias a los cuerpos
Con sobrios caldos de suicidios
Que transfiguran sobre el pecho el silogismo del gozo
El pensamiento es la consumación de la carne

2

La naturaleza poética no es espontánea
O la intuición razón suficiente
-En el lenguaje dos cosas análogas
Y recíprocas se tautologizan
Por necesidad el sin sentido es el placer

5

El origen es fotografía de la Imagen
La cámara de gas es el escenario
Donde escapan los amantes
De la mirada zurcida del reloj
Manías locuras de mi amiga de mí
Escuchar cínicas historias
Sobre el hojeado vaso esparcido sobre el yodo
Él está ahí fumándose el miedo
En el vórtice del seno
Él no sabe que se juega la distancia
El pensamiento en la materia
Razón de existir
Cronométricamente sobre el dedo
A dos de cama en horcajadas
Es ella el ditirambo hojarado
En promontorios físicos del alma
Vídeo de la vida en arrojados
Films en proyectado inverso

6

Sólo manos piensan
Cuerpos que arrojan imágenes al lecho
Libidinal dialéctica de géneros
Que un hombre interpreta en lo absurdo del amor
Y caricaturiza con sabuesos volatineros
La nerviación esférica del miembro

 IV

 Puesto que la muerte es el equilibrio, vida y desequilibrio son indiscernibles: ejemplo único de sinónimos perfectos.
E. M. CIORÁN

11

La paridad única mueve los extremos
De la quietud euclideana del no
Como la cosa misma no posee la cosa
Cosa-ánima del objeto como referencialidad

Altera cosa que niega el objeto
Como la cosa es el objeto mismo
Euclides de espacios sin objetos donde cabe la cosa
Que es el objetivo del concepto
Que al objeto con palabras denota

Cosa vacía de objeto que objeta la cosa al objeto
Para no ser sino la cosa del objeto
Que existe sin la racional cosa
Y tiene el objetivo del cogito
No la ergo cosa del sum objeto
Pues la cosa si es objeto cogita para la cosa misma
Sin el cogito ergo sum

 12

Mar     caribe mar
De olas tranquilas como el alba
Pródiga    apacible y limpia
Gota ardiente     más honda
Convulsa y tibia
Bajo el ígneo rumor y superficie
Mar     caribe mar

15

Sólo sombras la estatua
El sol los ojos
Como derrelictos
Da pena durazno azul
Transparente tibio redondo
Bajísimo el vestido
Tras las manos de otras manos
Desretorno
Y soy yo mismo


16

Una orgía invade el pecho
De mi amada
Del jardín brota un cerezo  
Y enciende la ternura
Las caricias los viavenes de su cuerpo
El follaje del éxtasis
Son las causas del sexo
En el jardín


II

Ven, domadora del hombro gravitante en el encuentro,
baile de los ritmos sagrados y círculos de furia y torbellinos.
Aparta ya la copa ebria del remordimiento y el odio,
bacante del látigo retorcido y sustancia que circula
en druidas, simientes de la incógnita ragazza
fruto tranquilo y fragancia
del jinete que muerde
la fecundidad y el arco alborotado de la piel.

Danza melancólica, temible arpía en tentaciones exultantes,
principio entrevisto, oblicuidad y carga
en efusión perfecta.

Has venido a entregar el frenético fondo de lascivia horizontal,
cintura de tus ríos
en el llanto helado que escucha tornasol,
cuerpo excitado en el aliento.


***


La revolución de abril de 1965, ante la intervención yanqui.

Luis Reynaldo Pérez

Selección del libro ‘Segundo aire’*
(Inédito)

Vital

Para el árbol, la medida del tiempo
son las hojas caídas.
Para el pájaro, la medida del tiempo
son los cielos surcados.
En cambio, el hombre mide el tiempo en nombres
que, vacíos, ruedan en la memoria.

Al cerrar los ojos escucho el respiro de las cosas

Como quien palpa el infinito a cada paso
así camino en la oscuridad
al ritmo acompasado de la respiración del árbol
que fatigado por el verdear de los pájaros
lanza estertores cansados sobre la noche
o el jadeo de esta casa polvorienta
que se resiste  a ser demolida por los recuerdos.
Con los ojos cerrados,
palpando la nada
escucho mi propio jadeo de animal cansado.

Aún respiro

Tal vez porque aún traigo en los bolsillos estas palabrasperras
que muerden rabiosas el horizonte
o acaso porque mi nombre se resiste a pacer herido de niebla
a yacer tendido entre alfileres y hormigas
no quiero padecer sed entre la tierra mustia
tal vez por eso este empeño de no acariciar a la rancia muerte
no quiero comer la semilla de espanto
y volverme un cadáver hueco
una estación de huesos floreciendo gusanos
un aullido que rasca las raíces húmedas
¿podrá  mi voz medir el palmo de suelo que le tocó?
¿será acaso capaz mi cuerpo desnudo  de correr tras una mínima lluvia?
no quiero desbandarme en el vacío
ni ser triturado por la infame rueda de segundos
me resisto a convertirme en ceniza
para alimentar a la nada
carne desolada que se pudre lentamente
resistiré el golpeteo sin cesar la jauría rabiosa que me ataca
mantendré a salvo el racimo lúgubre de vida
los pedazos desamparados de mi ser
quiero seguir vestido de pececillos blancos
pastoreando versos  entre el humo.


Canción entre los dientes

Esta pequeña canción
sale de mis labios
pajarillo maravillado que surca otro cielo
se va armando:
rompecabezas de silbidos
como una marabunta ígnea sobre un costado de la tarde
asalta cada poro del viento,
cada tenue instante,
cada leve parpadeo de sol.
Esta canción astilla
rebrota en el vacío de mi carne
enmohecida de semen y luz.
Orificio de alas en la boca
esta canción embrutecida de sangre
circula como una raíz de escama,
como un vuelo de máscaras,
como un árbol sembrado en los ojos,
como una mano palpitante de agua.
Esta canción
soplada en tierra blanda,
parida entre las hojas tibias de la noche.

Silencio

Dibujado como una luciérnaga lúcida en el viento
como un bostezo de argamasa
entre los árboles cruje el silencio: rumor arcilloso que espanta a los perros.
germina en los ojos irredentos de la tarde
cocuyo iluminante preñando las hojas
trasparente gota de limo.
intento aprehenderlo entre mis dedos
untarlo como ungüento en mi piel:
revolotea como un temblor de bruma
como un aguacero salvaje
como un pececillo de carbón que resbala de mis palmas
¿es que acaso no será posible vestirme de silencio?
¿es que acaso no podré nunca asirlo entre mis dientes?
entre los escombros de mi sueño
corro sobre una delgada línea de polvo
sobre un borde tibio de semillas
sobre el siniestro costado de la nada.
solo quiero estrujarme en el bermellón silencio
en el sortilegio de su sangre
en sus párpados níveos
en sus brazos de barro:
hundirme en el olvido caracol ovillado en el silencio.

De la muerte

¿Adónde van los cocuyos que llueven de tus dedos?
¿Quién eres hombre de nubes que alumbras con presagios al viento?
¿Qué muerte es la tuya  que remueve la tenue piel del árbol?
Como ciego resplandor  incendias el alba
escuchas la euforia de los insectos
que guardan migajas de cuerpos entre sus patas
violenta oscuridad te espera en tu camino de vuelta
del polvo vienes al polvo regresas
la carne en llamas se confunde con la tierra
quedarás ahí derramado en el confín de la nada
¿Por qué sueña el hombre hecho polvo con ovejas que lo mastican?
¿Por qué llora luz que no alumbra el universo de cenizas en el que está?
Intentas atrapar el salvaje albor que te despierta
y te das cuenta que estás muerto
inevitablemente muerto
aunque camines sonriente por las calles
y sobre tu rostro se derramen amaneceres
estás muerto como aquel árbol
que ahora es pasto de las termitas.

Rebeldía

No sé con cual nombre seré llamado por la lluvia
no sé qué sabor tendrá este viento que fecunda mi piel
no sé qué palabras dirá a mis oídos está música de cocuyos
que surca el día
la lluvia me bautizará temblor            luz       naufragio
yo quiero llamarme sombra
el viento vendrá sabiendo a sangre    a hierba           a musgo
en mi boca el viento solo sabe a viento
los cocuyos hablarán de ríos de muerte        de tiempo
siempre escucharé silencio
en esta algarabía oscura
cansado de pacer en el mismo círculo
dormito recostado a una piedra salitrada
lluvia viento cocuyos nada le dicen a mi cuerpo
pasan por mi vera como tajo invisible
como inmenso vacío

Fractal


Tanto dio la piedra en el agua
que se desmembró rocío
que se volvió grito desgañitado en la nada
tanto dio la piedra en el agua
que se hizo gota.

*Poemas tomados de la revista Operación Marte, México.

14 comentarios:

  1. vamos a ver con que apareces en este 2018, y justo los poetas dominicanos. Gracias.

    ResponderEliminar
  2. oh tremenda la foto de Gajaka en el patio de entrada del convento de los dominicos.

    ResponderEliminar
  3. sola y mente faltan los poemas de Tomas Modesto para los tres golpe del desayuno
    sin huevos

    ResponderEliminar
  4. No hay poetas en mi República Dominicana, que escriban como Manuel del Cabral y Pedro Mur. Sólo esbozos y bien machistas, de un equivocado reino de la palabra. A ver, dónde fluyen las mujeres clasificadas a cambiar todo rsto?

    ResponderEliminar
  5. Gajaka conoce al dedillo el manierismo de la buena diplomacia...
    tres tazas de azucar prieta, dos cucharaditas de miel y tres gotitas de lagrimas de cocodrilo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Quiero postularme para dirigir la calle de Casa Teatro, y hacer el Marilyn turco.

      Eliminar
    2. los trucos turcos son tu especialidad
      ya te llegarán las severas reprimendas
      del obeso Harold Bloom

      Eliminar
    3. Este pendejo de humor cero pollito.

      Eliminar
  6. el sindicato de las severísimas avispas
    protestan ante el coma diabético del blog
    y piden urgentemente una inyección de hinostroxa destroxa ...

    ResponderEliminar
  7. A mi el 5 sobre el origen de la fotografía me chifla.

    ResponderEliminar
  8. Los cucuyos y el vacío, lo invisible, Monte Cristo o Monte Carmelo?

    ResponderEliminar
  9. Solo para decir que la ilustración de Wifredo Lam, también me chifla.

    ResponderEliminar
  10. que ingenuidad de lectura editorial...

    Una orgía invade el pecho
    De mi amada
    Del jardín brota un cerezo
    Y enciende la ternura
    Las caricias los viavenes de su cuerpo
    El follaje del éxtasis
    Son las causas del sexo
    En el jardín

    (poesía macha de mariachi)

    Tanto dio la piedra en el agua
    que se desmembró rocío
    que se volvió grito desgañitado en la nada
    tanto dio la piedra en el agua
    que se hizo gota.
    (5 mentario)

    no hables de Lezama por lo mínimo por los diez anos venideros
    mi última copa de cianuro pendejo en este blog pusilánime

    ResponderEliminar

Gracias por los comentarios enviados con tu cuenta de Gmail, y por enviar textos para esta secta abierta de la pequeña Andrómeda con cebollas en el mundo celeste. Si no la tienes la puedes sacar inmediatamente. Textos pueden ser enviados a gajaka@hotmail.com. e hilario.aquiles@gmail.com