Margaret Qualley, en Érase una vez en Hollywood.
Érase una vez en Hollywood, Quentin Tarantino;
no nos llevó a Woodstock pero si a Hollywood y sus maricas váqueros.
Gabriel Jaime Caro (Gajaka)
Lo que me
gusta de Tarantino (Once upon a time in
Hollywood) es que sea un maestro del Western Expaguetti, y un director de
actores cómo pocos, Fassbinder, Leone, un poco de aquellos detalles de los
sesentas, los hippies antihollywood, entrenados para ser asesinos (Charles
Manson), el rock que todo lo abarcó y todo lo perdió.
La gallinita Josefina, el rock and roll que al otro lado
de la adaptación de la película, empezaba Woodstock 69, arriba las manos, han
armado el estudio, por esta vez seremos geniales, Tarantino a Di Caprio, su
actor a torturar y este a dar hasta enloquecernos de rabia, con los jugueticos
de armas, abajo los nazis. Vi a Teorema, ni
cosita que le haya mella al Bebé de
Rosmary, primera pelicula de extraterrestres masones de Hollywood (ja).
Hollywood
nunca había estado expuesta cómo bio pic, a un soundtrack medido hasta las
mejillas acabadas (¿será por el cigarrillo?), con dos de sus hijos, tres, casi cuatro, artistas
preñados por el poder; quién no se deja con Brad, que la sacó del estadio, y
con aquellas posturas antidemócratas de los años sesenta, después del asesinato
de los Kennedys.
Se odiaban a
los hippies cómo a los vietnamitas, pero en Vietnam, digo yo, para armar la
polémica. Un gringo llevaba en el subway un libro gigante, al cual subrayaba en
amarillo, llamado Vietnam, al lado de
su mujer japonesa. Las colinas de Roma de su último imperio. Y qué tal Margaret Qualley, la que le vende el bareto a Brad por 50 centavos.
Brad, Quentin y Leonardo.
Di Caprio
(recuerdan cuándo dije que solo decía miau en varios idiomas) que ya tiene su
segundo Óscar en el bolsillo de váquero (por este filme), en reemplazo de las
novelitas de caballería gringas., con las que se limpiaba Argento contra el
spaguetti, que la pudo haber inventado Raquel Welch.
Lo Bueno lo Malo y lo Feo, para Tarantino, su mejor película.
Cómo no ganar así, la crítica de un realismo inexistente, lo que existió no es
lo que del ser se decía, pero si nuestra propia adolescencia que no era nada.
Nos
entristecimos cuando vimos a Sharon Tate, protagonizaba por Robbie, que la
íbamos a ver descuartizada, pero la historia verdadera nunca puede ser contada
hasta que no pasen cinco o seis generaciones. Hollywood quiere achicar, pero
los resultados son un poco de decepción, y Polanski sale desdibujado en Érase una vez…
Brad, Al Pacino y Di Caprio.
II (el cine era buenmozo, ahora pasas
por una estrella enmascarada)
Para los que
no quieren a Hollywood, este esfuerzo mancomunado de montarnos el maquillaje de
una época, no la ven, más bien quieren a un Glend Ford más machote que el gay
de Leonardo, si comparamos, solo que Di Caprio y Pitt, son repito los hijos
predilectos de Hollywood;, se auto flagelaría por ellos dos. Esto piensa un
fanático cómo yo.
Brad Pitt,
ex Jolie, se sobrepasó; ¿lo haría la computadora todo?...De a donde acá ese sexy de un
charlatán, hijo adoptivo de Tarantino, más allá de las buenas películas, su Aquiles en Troya me dejó, lo que sea,
seguí escrutándolo, por el ideal, pero es más ideal Di Caprio que no necesita dobles, por ahora,
(The revenat, por ejemplo). El disléxico.
De verdad
que los convertibles escogidos daban ganas de llorar, los bonitos corrían por
Sunset Boulevard. El retrato hablado del nazismo, para un demócrata en
transición, son más que otro título, pero el del sarcasmo con violencia, Bruce
Lee, y los tragos que no eran whiskies sino dulces, hace la toma decadente. Te
pica el grano, el desgano por el machismo del Oeste, hoy transgenerista.
Erase una vez no tiene comparación sino en el
teatro del absurdo, en los filmes de artes marciales, las de gánsteres, aquí una caricatura contra
cultural, un Clint Eastwood en motocicleta, se muere de risa en una fiesta con
Orson Welles, para cuando la hagan en homenaje, y a Sergio Leone que se murió (Erase una vez en América, considerada
una obra maestra, de infartó por culpa de este filme maldito.
Ya sabemos
que el Marlboro ha matado a millones de humanos, en este filme nos
estremecemos. Si eres víctima del Marlboro, no vas a tener un seguro amigable.
Margaret Qualley en Érase una vez en Hollywood.
(fin de la primera parte)
Corrí a verla y cómo todo lo de Hollywood la caga al final.Solo me gustó el retrato del clan de Manson. Y lástima que no hizo el horror de una historia, sino de un deseo personal de revertir lo que estaba prohibido: no mostrar el descuatizamiento de Sharon Tate.
ResponderEliminarEn Tarantino lo que importa es que es una escuela de buenos actores contra la Mata Hari
ResponderEliminarSíii.
ResponderEliminar"Ya sabemos que el Marlboro ha matado a millones de humanos, en este filme nos estremecemos. Si eres víctima del Marlboro, no vas a tener un seguro amigable."
ResponderEliminarPLAGIO O COPIA