A casi extraña presencia, sea hinchado
la selva.
Gajaka extra (s) mitico
Fin de
temporada, Cemí nario, a no ser que
defiendas la causa croata, Telsa, a
mi lado Quevedo y Villegas en
persona, con sus obras Ascéticas,
nada que hacer, mascado con bollo de guineo, el intérprete aristotélico,
interpreta el Nuevo Testamento, a sangre
fría, imposible de sobrevivir a su pasión, virtud compaginada, ese es el hijo
ante el eterno padre. Pare ahí esta desgracia de los hasburgos, que no sabían
gobernar, Felipe II, despilfarro
para el santo Oficio, y el
sicariato, lo que había ganado por su padre Carlos I.
I
El poeta
filósofo, Quevedo,no tenía
competencia, vivió muchos años más que Góngora.
Acarreaba Quevedo, que sus obras
iban a ser rechazadas por los
culteranos, muchos de ellos gonzaguistas, casi arcángélicos, poco creíbles, su
escritura liberaba la metáfora por un diálogo. Ese era Quevedo, el ensayista que todo lo clasificaba. Su evangelio
revisitado.
Oro incienso y mirra
Cuando caes derrotado, es de mi alma por mi cuerpo, la agonía que devora,
para otros un acto sexual, Juan de la Cruz y Quevedo se disputaban ese amor
erótico por Cristo. La payasaidea, el amor por lo denso, los trasplantes de
deseo.
El panegírico a la Majestad Felipe
IV, en la caída del Conde Duque de Olivares. que lo liberó de la prisión en San
Marcos de León. 1643.
Mire Lezama Lima, mis obras
filosóficas, fueron 4 libros, ya acariciaba el Nobel, y el Miguel de Montaigne,
Migajas Sentenciosas, son aforismos, mensajes de Twitter, Muchas veces se suelen perder los hombres por el camino mismo que
pensaban remediarse.
No fue santo, ni Lezama, y su
consagración de la primavera de Stravinsky, ni las guarachas que daban por
televisión, a la nueva sociedad educada sin opus, pero con congas, el revolcón
sonero. Era cuento viejo, de las religiones afrocubanas. De que los dioses te
multipliquen, vaya uno a saber queeeeee.
En el Cuarteto para piano, y en la
sonata para chelo, donde Bethoven, declara su amor por la música, el lavatorio
de los pies. El otro libro de filosofía es sobre La doctrina estoica. Epicuro, a quién apuntan sin
desmedida critica los filósofos contemporáneos, del siglo XX.
Te atreverías de nombrarlo el cuarto gran poeta y filósofo, después de Lucrecio, Dante y Goethe, del libro de Santayana (
Quevedo a su lado, no es un
novelista?). Va la madre, su honra en Quevedo, vienen La epístolas, a
clarificarlo todo. LXXIV. Viniendo de Séneca. L silencio de la torre de juan
abadE, no comulga en los protocolos del rey. Las cosas propias y ajenas, de los
estoicos.
Contaba todas estas obras en la mesa
del rey, no hacía Autos sacramentales, tales como Calderón. Se había adelantado
dos siglos y medio, en todo el largo período Barroco, hasta el neobarroco, que
levantó vuelo en Cuba; hoy sin epístolas, sin juramentos estoicos. Como Lezama
subió Sarduy (el innombrable).
La forma canónica del Conceptismo, que no era de Góngora, que andaba muy subido con lo sublime, las figuras literarias, para un discurso político gongorista. Quevedo viajó por todo el Mediterráneo, abusando de la confianza de los duques, menos el de Olivares, que trato de amargarle la vida, con su pluma de retiro, y de la marea.
Memoria desde la calle Loisaida, en
donde caímos todos los marihuaneros, neoyorkinos.
Aquel show de sainetes, impopulares,
Marilyn en el cielo de Morocco: De Quevedo he aprendido de Jesús,
Cristo, más que la monistica de los sesentas, todo a la perfección, con el
libro de Aguilar, de su Prosa completa. San Pablo, el Aristóteles del
catolicismo, quevediano.
Me cuadraba, quarteto de Quevedo, mi universidad de la calle, aquel bigote tostado,
y esas gafitas de caray. El humo no tiene espejo, zumba Tabaco y ron. Al otro
día, Flores Negras.
Lezama quevedista hasta el tuétano, El sueño del Juicio Final, para comenzar Obras Sátírico Morales. Lezama no duerme, tiene que leerlo todo. Taranto, príncipe de Taranto, los duques lo envían a
la torre de Juan Abad, y que se casé, le manda a decir el duque de Osuna.
Fin de la conclusión de la
conclusión, tuerza las esclusas, arme el rizoma, con los solos parentescos.
El mudo beckettiano, de Jairo Yepez, con edición de C.E,O.
Ibsen, Kafka, Ionesco. Celan. Las obras completas de poesía, de Francisco de Quevedo y Villegas, en el segundo segmento de esta shafora, o Save the Tiger con Jack Lemón. Con todos los reproches por un solo poema bueno, bueno, hollywoodense, lo que quedó de M. M.
La vida devota de San Francisco de
Sales, te arrodillas hasta en la torta. Pan con manteca de
cerdo para Lezama. Dice el Canal X.
Junio junio y julio y 2018
Buen poema. Superaste la poesía Concreta, más Pessoa que Haroldo.
ResponderEliminarNeoberraco, diría, por la esencia de la Risa de Demóstenes, rara
ResponderEliminarJuanaaaaaaaaaaaaa
Jaimeeeeeeeeee
Jesusssssssssssss
Jacobooooooooooo
Gonzagaaaaaaaaaa
Me encanta, pan con manteca de cerdo.
ResponderEliminarde Quevedo enredo te quedo el dedo untado de m…
ResponderEliminarmanteca de cerdo ibérico (bellota 100%)
pero de amasa Lezama un gordo asterisco de rigurosa aclaración (claras son las gárgaras del gago)…
el pellejo del Lima no fue Quevedo (enredo esdrújulo con el agravante de lo premeditado), su piel de sierpe fue el oblongo Góngora …
ni culterano ni perezoso, ni conceptista ni acoso, lo dejo dicho “Sarduy es a Lezama, lo que Lezama es a Góngora, lo que Góngora es a Dios.”
tengo que digerir querido zombie extraterrestre. Algo inútil se atravesó ya de repente, soy parte de los marihuanros de Loisaida. Algo sin piso
ResponderEliminarMira hoy, sangran en herida, esperando el desdén.
Tengo a calderón y su comedia, La vida es sueño. Para completar los malos tríos y uno que otro cuarteto.
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