José Lezama Lima
Portocarrero
Priapo.
Segundo Cemi nario (gracias a Comas por el nombre*), semi (pre) semén semilla semiótica, todas le caben bien a Lezama y su novela Paradiso.
Primer discurso para el doctorado en Lezama Lima en el medio medo evo de la ya rancia
América Barroca de espejismos.
Por Gajaka Extra (s) mitico
Paradiso es la mitología de lo que quedó de la Atlántida, y no es cualquier perreta, aquellos españoles cubanos se las traían de
paraísos, en vez de obispos y sacerdotes del santo Oficio, nanas, abuelas, y
con un coronel de coroneles, José Eugenio Cemí.
Nada que envidiarles la corte borbona
española del siglo XIX. Vascos es el caso a destacar por todo el mar caribe
haciendo su desembarco. Admirables. Hoy esos vascos ya no existen, sin el
idioma, tratado de la oportunidad, de subvertir el orden o simplemente un plano
secuencia de nuevas vidas en el arte.
España menos o más romana que los
vascos, que se han defendido de los Francos carolingios (Roncesvalles una batalla enormísima para ellos). Un vector de
protestantismo pasó por ahí a Navarra.
Don José Lezama Lima, del que dice el mudo beckettiano, que no le haga tanta propaganda,
pero si es de lo que mejor se escribir. Sabía que muy pocos iban a entender el Castillo de la fuerza, y los pilares hipertélicos del lenguaje de oro barroco. La
hilaridad del orgasmo musical de la orquesta, los cantos precisos y prefijos de
los sijú (cucu)
o mochuelo de sabana (aves).
Los Cemi, la otra comida (como el júbilo de los cazones cuando rodean un salmón homérico, o el
rizado caballito de mar con su dórica sorpresa ante la tenebrosa cuna de las
langostas), la gran comilona, seis capítulos de Paradiso, que le costaron al poeta el corte
total del vedado del faisán, ahora que no están esos cumbambones absburgos del
siglo 16 y 17, y se lo prohibían por degenerado al poeta que solo vio una
chispa con la revolución; un sicólogo le dijo al comandante, es estoicismo lo que soporta ese
habanero.
Venía Lezama muy orquestado de
Cervantes en su escritura, como también de Fray Luis de León, con aquel
lenguaje judicial de los pueblos. Quevedo y Góngora, ahora parados el uno al
otro lado rascándose las huevas.
Y de dónde sacó la mitología judeo
cristiana y griega, el Tao, la Italia de Shakespeare, de su grupo homogéneo; de
su cerca de 10 mil libros de biblioteca. Paradiso
iba a ser la venganza de aquellos carepuños que le decían maricón. Desde el más
alto rango de totalitarismo stalinista, a espiítas de la KGB. Cómo no comía
sino pan con manteca, se deformó (perdió toda su vergüenza). El etrusco de la
Habana.
Pudiera su clásica lectura atreverse
a hundir de nuevo el continente, las falsedades del espíritu ante la fe, el mal
logrado espíritu científico (una risa en vacaciones), ante lo sublime del arte. Las metáforas desnudas en la cubierta a
Barlovento, Martí, el ricorsi, conocido por su abuela, coronando el final del siglo XIX, es un santo como san Juan de la Cruz.
El nuevo mundo, nada más erróneo, el
rasero más absurdo de que se tenga crédito. Ya en 1502, Lucrecia Borja, lucía
los collares de oro junto a su corte de Ferrara, traídos de las Indias (Las
indias?) ¿Cómo carajo entenderían esta vaina en los reinos de Castilla y Aragón?
Abundar como dormir no chorrea el
sentido del cuadrado, pero sobreabundar es como cuando el durmiente descendido
en grabado de ausente y extensión plomiza, se encuentra que la luna ha llegado
al fondo del infierno.
La gran novela, epopeyitas y
trompeticas al unísono, sobre la isla de Cuba. 400 años después. El neobarroco estructurado. La universidad de Lezama.
Existía el Boom de la literatura latinoamericana,
pero nadie ubicó esta novela entre las más maravillosas, ni Cien años de soledad le llega a los tobillos, bueno si al
contexto paradisíaco, cuando el español de Latinoamérica superaba a la
literatura española. Cortázar, Paz, Onetti (desde la cama). Rulfo. Mutis.
*Sugerido.
Fin del discurso.
II
El ensayo no tiene que ser una
cátedra sino una catedral sumergida. Una
ligereza órfica, asistiremos a un asalto, a una orden de esculcar toda la casa, en el dintel de la gloria, sentado en el salón de clase, visión multigemela, esperando el
cero, que no multiplica, ni divide, a la consagración, al mundo hechizado de
los asmáticos y sus congéneres. A Yemaya, san Jerónimo..
III
El dios menor Priapo rústic
o de la fertilidad. Las ilustraciones del capítulo VIII, gracias a Loli Cienfuegos. Quién maneja a estos extra (s) miticos.
IV
Continuando con su lectura, profano es el escita que toma sol como los lagartos, hay que entender cómo la vieja Mela ( y su manteca de majá caliente en el pecho para el asmático José Cemi), de poderosa y sabiondo el barroco clásico para llegar hasta ella y la estulticia, los matriacardos deliciosos de Lezama, y de Rialta y su mitología nórdica. Luego vino el mambo, se lo repetimos a J.L.L.
Los cambios gramaticales de Fray Luis de León a Cervantes, desde el capítulo VIII aquello es otra cosa, jornadas de seducción, de antideterminaciones de tipo sexual. Mientras los jóvenes leían la novela, se creaban los campos de concentración para vagos y homosexuales, un halo de libertad ante esta represión stalinista guevarista. Lezama reía y también tragaba desprecios, Era publicaba la novela, Lezama en contacto con Cortázar y Monsivaís, sus editores.
En una próxima entrada hablaremos de Cemí (el ver delante) y sus amigos, Foción y Fronesis. El compendio de la Cantidad Hechizada, en Upsalón.