León Félix Batista, 1964: poeta,
traductor y fetichista.
“TEMPUS BREVIS EST: El
gato del lado/es amarillo/un día/se sentó en el piano/ un gato al piano/ life
is short/the art is long/ es un gato decidido”. Luís Hernández
Por Gabriel Jaime Caro (Gajaka)
El león del
metro (en el subway), el Batistura de las formas eróticas, el poeta
mineralógico, en fin de todos los heterónimos, mimos, con los que le he tuteado como buen poeta y mejor persona que es. Desde “El oscuro semejante”, 1989, tremendo título
para un poemario, se lo quisiera Steven Pinker para uno de sus grandes
volúmenes, se veía venir el alud con laud con tremendas gemas gemelas, y eso
que todo esto sucedía en Brooklyn, quién no quiere vivir en Brooklyn. Dicen que
es la mejor palabra en inglés para un nombre propio, un caché cosmopolita. Una
noche en el Atlántico. Un Este llamado artístico.
A la vez, de
poeta a escritor, a traductor, uno de sus más orgullosos quehaceres: casi todos
los poetas contemporáneos favoritos de muchos lectores han sido traducidos por
Batista. Lamantia, Walcott, J. Ashbery, algunos nombres de un libro de poetas
traducidos del inglés.
Sus primeros
poemas y entrevistas aparecieron entre otras revistas en Realidad aparte, como uno de nuestros redactores. Y las gemas gemelas
reventaron en los noventa publicando varios libros de poemas (Negro Eterno, Vicio (Torsos Tórridos), Tour
por Todo. Burdel Nirvana (“Porque Luzbel fue bello”, “Libamen”), poemas teóricos;
“Prefiero identificar la
noción de poiesis más allá de las márgenes que permite un “poema”, pues descreo
de él como objeto prosódico cerrado: existe el texto (y punto) y mi proyecto es
construirlo como calidoscopio: de los entrecruzamientos de géneros a las
alusiones y enunciados de la realidad en bruto, de las letras puras a las
mazmorras de la autobiografía. Ni fondos ni formas sacros. Absoluta
heterodoxia. Además, mi verdadero interés no es escribir “poemarios”,
pretensión apabullante, sino mosaicos de canciones, listados de posibles
posturas sexuales, catálogos de ropa íntima, bestiarios personales, folletos
propedéuticos, etc.”
Un erotismo
muy exclusivo de la caverna simbólica y muy peleado con otro poeta neobarroco y
peruano, Roger Santibañez, faltan datos de otros libros y de otros autores, hasta
Caducidad, su recién publicado libro
en España, be culmen entre ese humor tácito y la voz de la leyenda. Dos antologías,
una de ellas en su país de origen, lanzada en Nueva York.,y otra acabadita de
salir del horno (o del pan dice Deleuze): “Sin
textos no hay paraíso”, en
Colombia, tremenda parodia.
Recibiendo
premios en la República Dominicana como el poeta joven más bien estructurado u
omnisciente. Había que aprender a leerlos con un lenguaje poético que no
conocíamos, sutil y automático; que se ha matriculado como Neobarroco (“El neobarroco es un momentum que está produciendo la
escritura más significativa en este hemisferio”,
hoy neoberraco. Barroso
y del “último reino”. Lexamista hasta el tuétano, que no le quita originalidad
(pecado) e independencia (insularidad).
Al escoger
sus poemas mejores de sus libros, siempre coincidíamos en que esos mismos le
gustaban a todo el mundo, pero la masa podrida; resulta que para otros es lo
mismo, ni que la conexión esté dictada por una diosa atenística, celosa y
recelosa. Le rogué que enviará algo inédito o publicado para iniciar esta Poesía V del blog para nuestros
exigentes comentaristas sedosos.
Vive ahora
en Santo Domingo, en donde a punto de choques de carros aprendió a manejar en
la “formula 1” para evitar contratiempos en el intertexto, y maneja o dirige la
Editorial del Estado, que es mucho pedir para un poeta como editor. http://cervantestv.es/2009/11/21/entrevista-a-leon-felix-batista/
Un día de
estos nos tomaremos unos vinos Shiraz en la calle que lleva su nombre. Me
considero uno de sus poetas amigos que siempre lleva en sus labios (sic) en las
reconquistas (entre vistas), oh, manso, oh popol, ese lenguaje, que murmuran melodías del diario vivir; que
son muchos los que alegran la fiesta en el español o en el canon occidental sin
pio de mensaj(g)e.
Lorenzo
García Vega, in memoriam, José Kozer, Reynaldo Jiménez, Tamara Kamenszain, José
Luis Rivas, D. Gelder, Aníbal (Nuñez, Perdomo y Cristobo), Mercedes Roffé, Enrique
Verástegui, Raúl Barrientos, José Mármol, Alexis Gómez Rosa, Eduardo Espina, Noel Jardines, Octavio Armand, Rafael
Courtoisie, Echavarren, Huerta, Bracho, Milán, son algunos poetas de su selección para cada
Mundial (metonimias mímicas para mejorar la metáfora).
*
León Félix Batista
DON DE ARDER
…que sabe lo que es, que sabe que no es
hielo ni lodo ni luz invernal
sino madera con el don de arder
Adrienne Rich
muchachas fuman falos, parafina, canícula que sorben
en volutas pero en cada confluencia y firmamento de suburbio –en el surco
acelerado de la boca– se restablecen pronto de la razzia
¿trabajan los pulmones, vendimia de materia, de la
idea que se sigue haciendo trizas?; ¿cuántos dígitos succionan la melaza que
extrajeron de entallados pantalones?
el casco urbano truena en una ola de vapor; no
comprendo los desgastes de su curso sideral:
yo vivo atento al mantra y sin el contrapeso que
exhibe su horizonte cuasi cartilaginoso, a tacones que persigo a lo largo de
alquitrán con el procedimiento letal de la jauría; sometido a su metralla,
contendiendo con el son: tal ha sido mi mayor deformidad
cada una está dotada de una ostra bajo negros
pantimedias, en el pleno vendaval: un contacto que me abre a latitudes con
espectros de carnívoras cavernas
varios cuerpos conectivos, radiactivos en su red: los
persigo descompuesto, los consumo cuando
el físico permuta un ademán que recoge un aguijón, cuando queda poca sed,
cuando el bosque de las cinco ensaya con sus bronces para dar un salto al yodo
pero aquéllos (reprimidos por la cruel proximidad) en
el dogma de las sombras se aperciben y se dejan auscultar por mil lebreles
eso: cartilaginosos: por detrás del peso pánico, la
yesca recompone sus galaxias; en su tránsito nocivo se fuga un pensamiento,
proscrito de la mente, doloroso, de mi cuero cabelludo desollado: un nombre en
su tejido que se acuña, irreversible, lo que sílaba por sílaba borró mi
borrador: ¿será ofelia, será iseo, será laura, magdalena o el semblante de una
actriz conservado en celulosa?
es un tránsito relleno de episodios
la veta que reclamo provendrá de esa región: de los
témpanos, los hombros, los órganos neumáticos; una química colonia de corales,
del espesor perfecto del carmín: como las sales sólidas, por perímetro rocoso,
la cigarra de su barra para labios
el acontecimiento atraviesa por un magma y
extirpándose de pronto de un pantano, perfilado por sus anfractuosidades entra
y sale –redimido– de las sombras, como zíperes de luz denticulados sobre un
fondo inesperado de aguaceros
episodio que comienza a entume-cerme: los rescoldos de
otro mar pintado al temple (como puro peso nómada a la vista de david: los
barnices de tu busto, betsabé) visibles alabastros, albatros invisibles: un
vuelo sin embates que en la esfera le asignaron
los sesos reconocen (sumando ambigüedades) los
pliegues que prescriben por su anverso: registros intrincados (en empalme de
sucesos) configuran el glaciar en que uno medra
¿qué borra esa membrana pintada con pintura que fija
al disolverse poco a poco?: un órgano que asume sus contagios compromete su
sentido a la tragedia, la cera de la carne –que rompe en levadura–, desechos
destripados en astillas
¿qué pasados descomponen lo incorpóreo, comparecen
amarillos, trepanados, activos y disueltos entre la masa en vida de la glándula
que altera complexiones?: pretéritos que escaldan como la acción de un ácido la
atmósfera que estira un extractor, con dos botellas verdes, con resina musical,
en la madera muerta que apuntala los amantes
sin duda estuve allí, produje un contragolpe, buscando
con la sonda recibir respiración, y aullidos corpulentos salidos de las blondas
agrestes del pensar
León y Lorenzo García Vega, in memoriam.
( ...)
anulando los tendones se triplica de un tirón y
aparece –lubricada por un magma
translúcida, tensándose, avenida yugular
el negro cuervo de su pelo pasma y en esa escualidez
feraz morfina
aromas memorables (catacumbas de mi cráneo): no se
extirpan ni con una contracción, tanto estrógeno imantado por su tracción de
estela, destacándonos los dos del crepúsculo del parque
esos labios escarlatas: baldamiento de recuerdos que
dejé en la oscuridad
su mazmorra es mi memoria, monolito disoluble: un
desnudo femenino sin modelo
dialogar con espejismos manuscritos con carmín: los
dos en el volumen del verano
un tajo en una arteria, recreando disyuntivas,
torbellinos escalando las elipses: bilis rápida y motriz por las gamas del
cardumen
cabe dentro de los nervios
alabastro del circuito ya extenuado de embestir lo que
el látigo despoja de la masa, una tira de la piel contra el velo de un pabilo
–que retira de repente su calor
atenúan remanentes de todo daño agudo los dígitos con
sus ficciones negras, deriva a la que voy como soldado al caos a través de
sucesivas raeduras, como cuerpo que expusiera cada núcleo a rayos gamma, su
nudo hipertrofiado como muñón de lepra
relámpagos de muerte buscan delta, paralelos por
pendiente en rotación
un mechón de su cabello en la cartera, la cereza de su sexo en cada cien.
León Felix Batista con los neoberracos neoyorkinos: Noel Jardines, Alonso Mejía, Gabriel Jaime Caro (Gajaka), León Felipe Larrea y, Jesús Blas Comas.